Revista ECOS UASD, E C O S Órgano del Instituto de Historia de la UASD Año XXV, Vol. 1, No. 16 Julio-diciembre de 2018 • Sitio web: https://revistas.uasd.edu.do/

Emilio Cordero Michel o el perfil de un académico

DOI: https://doi.org/10.51274/ecos.v25i16.pp243-255

Estudió Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Ha laborado en diferentes medios de prensa. Es editor de Provincias del Listín Diario. Fue relacionista público de la Academia Dominicana de la Historia.1

Recibido: Aprobado:

UASD Jurnals - Open Access

Cómo citar:Johnson Benoit, Daniel. 2018. «Emilio Cordero Michel o el perfil de un académico». Revista ECOS UASD 25 (16):243-255. Doi: https://doi.org/10.51274/ecos.v25i16.pp243-255

Resumen

En estas breves líneas se dan unas pinceladas ―al menos― a dos aspectos del fructífero perfil del destacado historiador y maestro de generaciones, doctor Emilio Cordero Michel (Santo Domingo, 1929-2018), justo a varios meses de su fallecimiento.

Es una inmejorable oportunidad para honrar a uno de los académicos más agudos e inteligentes del país, quien, modestamente y sin pretensiones desmedidas, impregnó de conocimientos y decoro el ejercicio de la investigación historiográfica tanto en el país como en el exterior. 

Acercarnos a Cordero Michel ahora, tras su peregrinación y su partida, se vuelve no sólo un desafío para quienes pudimos tratarlo en un espacio de tiempo; sino una grata aventura, cual es la de distinguir pétalos en su esmerado y digno ropaje de catedrático universitario y de académico numerario de la historia dominicana.

 


Palabras clave:

Catedrático, maestro, historiador, mitos, escuela de pensamiento, académico, conocimientos.

Abstract

These brief lines give some brushstrokes ―at least― to two aspects of the fruitful profile of the outstanding historian and teacher of generations, Dr. Emilio Cordero Michel (Santo Domingo, 1929-2018), just several months after his death.

Opportunity to honor one of the most acute and intelligent academics in the country, who, modestly and without excessive pretensions, impregnated with knowledge and decorum the exercise of his-toriographic research both in the country and abroad.

Approaching Cordero Michel now, after his pilgrimage and his departure, becomes not only a challenge for those of us who were able to treat him over a period of time; but rather a pleasant adventure, which is to distinguish petals in their careful and dignified clothing as a university professor and permanent academic of Dominican history.


Keywords:

Professor, teacher, historian, myths, school of thought, academic, knowledge.

¡Qué honor es honrar así a quien honra y honor merece! Su entrega, siempre desinteresada, la hacía con el propósito de enriquecer el acervo cultural y el conocimiento científico de jóvenes estudiantes, y de académicos que recurrentemente lo consultaban a sabiendas de su esmerada formación y de su innata sabiduría.

Curiosamente estas líneas se insertan en una de las revistas forjadas y nombradas por Emilio Cordero Michel, precisamente en su amplia trayectoria académica y de cientista social en la cual, además, plasmó parte de su pensamiento e ideas concernientes al estudio de la historia del pueblo dominicano.

Hay dos grandes facetas de su vida que produjeron huellas indelebles en muchos de sus relacionados, una fue la cátedra universitaria y la otra la actividad académica. Ambas acciones fueron desarrolladas concomitantemente: una en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); y la otra, en la Academia Dominicana de la Historia (ADH).

Por supuesto, Cordero Michel se movió en diversos escenarios y mantuvo vínculos estrechos con otras instituciones culturales y académicas; sin embargo, en las dos antes mencionadas produjo frutos perdurables que hicieron de él un emblema y un referente en la formación y el conocimiento intelectual.

En esencia, ¿por qué Cordero Michel se dedicó a conocer la historia? ¿Qué lo condujo al sosegado estudio de la historiografía dominicana? “Mi inquebrantable interés de romper mitos, de acabar con las cantidades de mentiras que se decían respecto a hechos históricos del país”,2  había dicho el autor, persuadido por su incontrovertible posición de auscultar la realidad desde diversos ángulos.

La de él fue una incesante búsqueda de la verdad histórica del pueblo dominicano entrando incluso en debates dentro y fuera de las aulas universitarias; dentro y fuera del augusto salón de la academia donde ha ocupado el Sillón A.

Falleció el 24 de noviembre de 2018, a los 89 años. Cuatro días antes del mismo mes en que el Movimiento Constitucionalista 14 de Junio inició la insurrección, es decir, el 28 de noviembre, pero de 1963. Se marchó a casi tres meses de cumplir 90 años de existencia. El 10 de febrero del año de su deceso habría arribado a esa edad nonagenaria.

Y, sin embargo, su vasto legado en el pensamiento histórico ha de ser digno de una gran difusión por parte de las entidades culturales y académicas a las que estuvo relacionado el maestro y autor Cordero Michel.

Su vocación revolucionaria lo empujó a escalar las escarpadas montañas de Las Manaclas, en 1963, junto al doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo) y un grupo de combatientes del Movimiento Revolucionario 14 de Junio.

Indudablemente, aquel episodio trágico en el cual hubo “sangre en la cordillera”, marcó para siempre la existencia del estelar sobreviviente llamado Emilio Cordero Michel.

Cuando el doctor Emilio Cordero Michel, guerrillero constitucionalista capturado con vida por una casualidad del destino, fue presentado ante el Jefe de la Aviación Militar Dominicana, este alto oficial, sin ningún problema de conciencia, ni personal ni histórico, se burló de él, riéndose mientras decía a viva voz: “Tavárez Justo está listation, ya no joderá más”3, escribió el poeta e historiador Tony Raful.

Maestro de historia

Después, al entrar a la UASD, en 1966, para impartir las asignaturas de Geografía Económica y Recursos Económicos Dominicanos, las cuales no se enseñaban en la universidad, justamente entonces iniciaron con él, pues, cambió su fusil galil con el cual practicaba tiro al blanco, por su certera pluma de escritor refinado y perspicaz.

Así empezó una era gloriosa de un catedrático esmerado e innovador, quien procuró impregnar en sus estudiantes nuevas corrientes de pensamiento acorde con los métodos modernos del materialismo histórico.

Siempre quedó en su memoria el impacto causado por tres ensayos suyos presentados en unos seminarios organizados por su primo y a quien consideraba uno de sus precursores en las lides revolucionarias, y también docente, el historiador y académico de Número, Francisco Alberto Henríquez Vásquez.

“Hacia una nueva interpretación de nuestra historia”; el solo hecho de mencionar el título de esos seminarios supuso para Emilio un gran desafío en la observancia de la realidad histórica dominicana a través de miradas distintas a las que hasta entonces se había efectuado.

Gusto da leer sus Cátedras de historia social, económica y política dominicana impartidas por él y reproducidas por sus estudiantes. Aún más, fascina saber que en medio de esas exposiciones Cordero Michel abría un diálogo ―diverso y profundo― con ellos en aula respecto a temas históricos del país.

De él dijo su entrañable y siempre amigo, el historiador y maestro Roberto Cassá, lo siguiente:

Al poco tiempo de retornar al país, en febrero de 1971, tras una estadía de cinco años en Europa, tuve la oportunidad de leer por primera vez estas lecciones. Con ellas se inició una amistad tan sólida que no ha experimentado altibajos en ningún momento. Emilio, armado de su sabiduría y de su proverbial generosidad, me ayudó a orientarme decisivamente por las lecturas para comenzar a conocer la historia dominicana. Esa tarea de maestro la llevó a cabo con muchas personas, con lo que continuaba un apostolado en pos del desarrollo cultural y del conocimiento de nuestro pasado4.

¡Una descripción exacta y una manera lúcida de definir a Emilio! Basten estas palabras para significar que, ciertamente, Cordero Michel sembró una perspectiva diferente para el abordaje de la historia, incluso frente a tópicos cruciales como la justicia, la libertad, o a problemas sensibles como la injusticia social y la pobreza.

Así llegó a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UASD, con pantalones largos ―acaso de color caqui como solía usarlos―, puesto que entró al recinto académico luego de obtener, en 1952, su título de doctor en derecho en la entonces Universidad de Santo Domingo, y de realizar estudios de Sociología y Economía en el Hunter College de la City University of New York (CUNY), Estados Unidos, así también en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Desde ese momento fue notable el impacto de su presencia en las aulas como profesor en el Departamento de Historia y Antropología de la Facultad de Humanidades de la UASD, desde 1969, estableciendo allí durante 33 años un modelo crítico y analítico en el ejercicio docente y en la investigación académica.

Cabe destacar su interés por desmitificar conceptos errados filtrados en la historia del pueblo dominicano. En ese sentido, el autor propició una sesión de preguntas y respuestas a fin de ―como bien dijera―, “romper mitos” o mentiras respecto a nuestro pasado.

Resulta antológica la posición adoptada y la respuesta ofrecida a un estudiante que lo encaró en plena aula, aduciendo que el profesor tenía una marcada preferencia por la revolución haitiana y de ser prohaitiano. Su reacción fue certera:

En primer lugar no creo que se me pueda considerar prohaitiano, pues no lo soy, a menos que se me contemple a través de un lente empañado por el racismo. He sido objetivo al analizar el proceso histórico de la revolución haitiana, proceso que es tenido a menos en este país y que se ha tratado de mantener oculto a los estudiantes por la actitud antihaitiana, preñada de racismo, de nuestros clásicos historiadores e intelectuales. […] Ni el pueblo dominicano es superior al haitiano ni ningún pueblo es superior a otro por cuestiones de raza. Quienes han planteado esta teoría son los racistas que explotan a todos los pueblos americanos, africanos y asiáticos, y la última persona que intentó aplicar una falsa teoría de la superioridad racial llenó a Europa de cadáveres no hace mucho tiempo, me refiero a Adolfo Hitler y a la teoría nazista5.

Matizada aún más la respuesta del profesor a su estudiante, ante la limitación del tiempo de la sesión, el maestro le ofreció un lapso mayor en el pasillo, por si fuere de su interés, a fin de seguir dialogando sobre el polémico tema haitiano. Obviamente, para Cordero Michel resultaba apropiado, con tal de aclarar dudas y rectificar errores.

Como bien afirmara el doctor Cassá, la generosidad acompañaba al catedrático e historiador al punto de convertir su práctica magisterial en un apostolado al que sin dudas muchos se acercaron y abrevaron de ella insaciablemente.

Igual de impresionante resulta leer el testimonio de uno de sus amigos cercanos y compañero de guerrilla, el diputado Fidelio Despradel, quien valora la calidad académica y docente de Cordero Michel:

Emilio fue quien despertó en Nelson Moreno Ceballos y en mí, cuando decidimos, previo al inicio de la publicación de la revista Nuevo Rumbo (marzo de 1972), inscribirnos en su cátedra de historia, para que nos sirvieran para empezar a comprender la verdadera historia de nuestro país.

Gruñón, grosero y a la vez comprensivo con los estudiantes, en quien, en aquel año 1972, nos iniciábamos en el estudio a fondo de la historia de nuestro pueblo. Amigo de los amigos; respetuoso del talento ajeno; intransigente contra la mediocridad y el “ventajismo”, cada vez que este se hacía presente en sus clases, o en cualquier otra oportunidad.

En aquellos tiempos, Emilio era un profesor inigualable; inigualable porque era ejemplo de erudición y de capacidad de poner a cada quien a “pensar con cabeza propia”, pero nunca exhibía su saber ni aplastaba a los y las alumnas.

Emilio conquistaba el respeto y la admiración en quienes supieron (me cuento entre ellos) aquilatar su bondad, detrás de aquella cara, unas veces jovial y otras gruñón.

En estos momentos, cuando las clases dominantes se han encargado de pulverizar los conceptos de dignidad, amor propio, patriotismo, espíritu revolucionario y rebelde, pensar que Emilio se nos ha ido, aunque quede bien estampado su ejemplo, me produce una honda tristeza6.

Más allá del catedrático en las cuatro paredes del aula universitaria, debemos destacar la figura de un maestro cercano, sentado en torno a la mesa redonda conversando con sus estudiantes, o con sus amigos, acerca de crónicas del tiempo. Sin exagerar, Cordero Michel fue siempre un mentor para muchos investigadores.

Acrisolada labor académica

Se convirtió en una fuente del conocimiento, y durante las últimas cuatro décadas del siglo pasado, produjo y publicó textos de carácter histórico de impresionante valor.

Para poner en contexto, citemos algunos de los títulos de su vasto aporte a la historiografía dominicana y antillana: Cátedras de recursos económicos dominicanos (1966-1968); Cátedras de historia económica, social y política dominicana (1970); El Máximo Gómez desconocido (1986); Movimientos sociales y políticos durante la Era de Trujillo (1987); Asuntos dominicanos en archivos ingleses (1993); Schomburgk y Samaná (1993); ¿Fue La Vega cuna de la producción azucarera colonial americana? (1994); Hernando Gorjón, hombre de empresa y hombre de presa (1996); Antonio Maceo (1998); La ciudad de Santo Domingo en las crónicas históricas (1998) así como Las expediciones de junio de 1959 (1999); Características de la Guerra Restauradora, 1863-1865 (2002); República Dominicana, cuna del antillanismo (2003); y La prisión de Máximo Gómez en Santo Domingo, 1886 (2005).

Un paquete de buenas obras producidas por un amante de los libros de contenidos históricos, y quien levantó una biblioteca de 22,000 ejemplares. Un depurado y eficiente editor que con esmero y paciencia sacaba adelante decenas de publicaciones.

De hecho, desde su incursión en la ADH en 2002, y tras su discurso para asumir su membresía de Número, Cordero Michel se dedicó hasta sus últimos días en la tierra, a editar el órgano de la ADH, la revista Clío, convirtiéndola en un manual de lectura obligada, mejorando sustancialmente su contenido e insertándola en la Internet.

Esa labor de editor ya la había desempeñado con muchísimo éxito en la Editora Universitaria, fundada por él durante su gestión de funcionario en la UASD, mostrando siempre honradez y transparencia con los recursos administrados.

Muchos de sus trabajos han sido traducidos a otros idiomas. En todo caso, sí importa ponderar el talento que prodigaba este académico desde su entrada a la honorable Academia, al imprimir un dinamismo con la puesta en escena de numerosas conferencias, seminarios, congresos y conmemoraciones a las cuales concurrían académicos, estudiantes y el público interesado en conocer diferentes acontecimientos históricos.

Ciertamente en la hoja académica de Cordero Michel, justo cuando le tocó presidir la Junta Directiva de la ADH, durante 2007 al 2010, se empleó a fondo para que esa institución brillara tanto dentro como afuera, tras conseguir el remozamiento de toda la planta física de la vieja edificación donde se albergan las academias del país, en la Zona Colonial.

Lo otro fue un tremendo boom en producción bibliográfica, eventos culturales y académicos, recepción de visitantes y ―acaso lo más trascendente― la incursión de nuevos y jóvenes académicos que se abrieron paso en la entidad con la venia y acompañamiento de Cordero Michel. Al parecer, esa sería su otra revolución, solo que esta vez desde el pensamiento, el conocimiento y el aprendizaje de la historia patria.

Como bien precisa el historiador cubano, doctor Eliades Acosta Matos, al darnos una visión correcta del referido maestro y pensador, asegura que:

Los más jóvenes historiadores del país, y los lectores, en general, hallarán en Ensayos I, de Emilio Cordero Michel, un acicate para sus búsquedas personales y descubrirán, maravillados, que se puede ser profundo y sencillo; ameno y radical; irónico y divertido; intransigente y abierto; riguroso y didáctico, sin perder la campechanía natural del pueblo y sin dejar, ni por un minuto, de hacer ciencia de verdad7.

Su misión de editor

Considerado como un hombre fundacional. De aquellos que saben colocar el cimiento en cada proyecto que emprenden. Así lo mostró en la universidad, y así lo evidenció en la Academia Dominicana de la Historia. En ambos espacios resultó ser pionero en iniciativas que han marcado un antes y un después.

Siempre hubo espacio para enseñar y siempre hubo espacio para investigar, a fin de poner en contexto la verdad histórica, más allá de lo anecdótico o fabulario. Encontrase con Cordero Michel supuso a menudo un proceso de aprendizaje y de crecimiento intelectual.

Posiblemente el más lúcido, tesonero y esmerado editor que haya tenido la ADH y su órgano difusor Clío, que bajo su dirección experimentó un elevado esplendor y rigor científico.

Con Cordero Michel Clío no solo logró su sistematicidad, sino también un nivel de profundidad y de diversidad en su contenido, con entregas memorables y dignas de mayor lectoría en los círculos académicos.

A tal punto fue su empeño para propiciar un mejor alcance de la revista, que logró difundirla en la Internet, a fin de que el lector interesado pueda acceder a su colección por la red sin costo adicional.

En esa labor de editor, diariamente se levantaba a las 5:00 de la mañana para monitorear todas las publicaciones referentes a sucesos históricos y las catalogaba bajo el título: Últimas publicaciones de historia dominicana.

Quizás, únicamente, Cordero Michel realizaba en el país este registro hemerográfico de todo lo publicado diariamente en prensa escrita, revistas y libros concernientes a la historia dominicana. Un trabajo disciplinado, de un investigador acucioso e interesado en conocer todo cuando se decía respecto al pasado del país. Así, muy bien lo explica el autor:

En el primer semestre del 2012 compilé la casi totalidad de los trabajos de historia y sus ciencias auxiliares aparecidos en libros, revistas especializadas y publicaciones periódicas, así como las del semestre anterior omitidos o puestos en circulación tardíamente.

Estos trabajos totalizaron 452, cifra superior en 92 a los 360 del segundo semestre del pasado año 2011, equivalentes a un aumento del 25,55%; incremento debido a las muchas publicaciones en periódicos por el proceso electoral, porque los libros sufrieron por su alto costo y la crisis económica que ha caracterizado el período.

De ese total de 452 publicaciones, 92 aparecieron en libros (14.00% menos), 42 en revistas (2.33% más), y 318 en periódicos (25.55% más)8.

Luego, el autor enlistaba esas publicaciones a modo de bibliografía. Posiblemente ningún ministerio, ninguna universidad, ningún editor o editora levante un registro diario de las publicaciones relativas a la historia u a otro campo del saber de la manera como lo hacía Cordero Michel para la revista Clío. ¡Cuánta originalidad!

Pasión por la historia

Apasionado con la historia y, sobre todo, con aquellos tópicos que marcaban su identidad incluyendo a personajes como Máximo Gómez, Gregorio Luperón, la gesta de la Restauración y las expediciones de junio de 1959, por solo citar algunos.

Valoró profundamente el pensamiento social de Gómez, e indagó todo cuanto escribió el prócer de Baní. Además, analizó con entusiasmo su antillanismo y su antiimperialismo. Lo propio hizo con Luperón, a quien definió como el más nacionalista y recto revolucionario de nuestra historia del siglo XIX .

En definitiva, tras esa mira breve sobre estos dos aspectos del perfil académico de Cordero Michel, también hay dos importantes proyectos que, afanosa y dulcemente, ocuparon su postrera energía:

1° El proyecto Historia general del pueblo dominicano, ideado y coordinado por el miembro de Número doctor Roberto Cassá Bernaldo de Quirós y al que Cordero Michel dedicó con entusiasmo y optimismo sus últimos días de existencia.

2° Fue un proyecto visionario con el cual procuraba superar el malestar que sentía por la precariedad con la que se enseñaba la historia desde las aulas escolares. Por tanto durante su presidencia en la ADH procuró diligentemente promover a licenciados en historia vinculados a la entidad para que obtuvieran su doctorado en la Universidad de Sevilla, España.

Logró enviar a dos colaboradores mientras los demás presidentes de la ADH que les sucedieron han continuado ese proyecto. Visualizaba que al cabo de 10 años o más, el país pueda contar con una veintena de doctores en historia capaces de elevar el acervo historiográfico y mejorar la calidad de la impartición de esa materia en las aulas.

De cualquier manera, cierto es que tenemos deuda de gratitud para quien no solo vertió estas dos facetas de su vida al servicio del saber y del conocimiento de la sociedad dominicana; sino también para con un ser humano luchador por la libertad existencial del dominicano.

En fin, el alcance de cuanto pudiéramos decir y testimoniar de nuestro Cordero Michel, bien lo precisó el doctor Acosta Matos en septiembre de 2015, cuando escribió:

Militante revolucionario, periodista comprometido, guerrillero, activista político, profesor universitario, y siempre lúcido, coherente y combativo historiador, es Emilio Cordero Michel uno de los más respetados investigadores del país, ubicado también entre los más reconocidos y admirados fuera de sus fronteras10.

Así de imprescindible se nos hizo Cordero Michel, un manojo de talentos y de un gran corazón generoso, cual él mismo dijera de su amigo y compañero de guerrilla: “El noble de Manolo, quien nunca quiso abandonar a sus compañeros en Las Manaclas”.

Así vivió y así murió. Con una estima muy equilibrada de lo que era y de lo que siempre debió ser. Un sembrador de esperanza, cultivando el pensamiento y desarrollando las ideas.

Sus familiares, amigos y compañeros debemos sentirnos satisfechos por la presencia de un profesor y académico tan fecundo y bienhechor. Por lo cual hemos de honrar siempre la memoria del doctor Emilio Cordero Michel.

Notas

  1. Estudió Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Ha laborado en diferentes medios de prensa. Es editor de Provincias del Listín Diario. Fue relacionista público de la Academia Dominicana de la Historia.
  2. Fragmento de una entrevista concedida por el doctor Emilio Cordero Michel al autor de esta reseña, y que buena parte fue publicada en la revista Global, Vol. 10 N°53 julio-agosto 2013.
  3. Fernández Domínguez y Caamaño. El azar como categoría histórica (1930-1965). (Santo Domingo: Editora Búho, 2013), 177-178.
  4. Tony Raful. De Trujillo a Emilio Cordero Michel. Obras escogidas. Cátedras de historia social, económica y política dominicana, vol. CCLVII, Archivo General de la Nación, Santo Domingo: Editora Centenario, 2015, 15.
  5. Ibídem, 222-223.
  6. Fidelio Despradel. (30-11-2018). “Emilio Cordero Michel”. Santo Domingo, RD: Hoy Digital. Recuperado de: https://www.hoy.com.do
  7. Michel. Obras Escogidas. Ensayos I, vol. CCLIV, Archivo General de la Nación, Santo Domingo: Editora Centenario, 2015, 12.
  8. Emilio Cordero   Emilio Cordero Michel. “Últimas publicaciones de historia dominicana,…”, Clío, año 81, N° 183, 319. Santo Domingo: Academia Dominicana de la Historia, enero-junio de 2012.
  9. Ibídem, 224.
  10. Ibídem, 11.