La Guerra de la Restauración es un acontecimiento histórico que representa la consolidación de la identidad del pueblo dominicano en el contexto del siglo XIX. Con ella quedó redefinida la identidad, inalienabilidad, independencia y soberanía del territorio, la nación, y el Estado dominicano frente al colonialismo del moribundo imperio Español.
La Guerra de Restauración puso de manifiesto la voluntad y el espíritu de independencia y unidad del pueblo dominicano, en sus más diversos sectores, clases y estratos sociales. Desde los campesinos, pequeños y medianos productores de tabaco, café y cacao del Cibao hasta los pequeños burgueses cortadores de madera del sur y los comerciantes exportadores e importadores de Santo Domingo, Santiago y Puerto Plata. También se contó con la participación directa de los intelectuales liberales, quienes tienen su representación en Pedro Francisco Bonó, Benigno Filomeno de Rojas, Ulises Francisco Espaillat, Manuel Rodríguez Objío y José Gabriel García, entre otros destacados personajes del intelecto y la historia dominicana.
La obra La Guerra de la Restauración: triunfo del pueblo dominicano (Santo Domingo: Editora Nacional, 2018), del historiador Juan De La Cruz, ganadora del Premio Nacional de Historia José Gabriel García 2017, es el resultado de una investigación histórico-documental. La misma revela un fino análisis de la participación del pueblo dominicano en sus diversos sectores, clases y estratos sociales, en tan decisiva e importante gesta histórica que permitió redefinir y reafirmar la identidad y la independencia del pueblo dominicano con respecto al colonialismo español.
La obra de De La Cruz es un aporte significativo a la historiografía y a las ciencias sociales dominicanas. Es un libro organizado en doce capítulos, redactados de forma clara, precisa y concisa, siguiendo una narración de procesos, acontecimientos y hechos históricos de manera sencilla, ágil y amena sin perder el rigor de la exposición científica, que se expresa en el dominio de las categorías de la ciencia de la historia y el contenido de su objeto de investigación.
El historiador De La Cruz expone su tesis sobre el papel del pueblo dominicano como protagonista central de la Guerra de Restauración y la fundamenta a través de argumentos basados en documentos históricos que han sido producidos y/o recogidos por actores, escritores e investigadores historiográficos del proceso restaurador. En ese sentido integra, como evidencia narrativa de manera coherente y sistemática, proclamas, protestas, informes, discursos, comunicados, declaraciones y análisis histórico; documentos que funcionan en el texto como evidencias que posibilitan la objetividad de la interpretación y el análisis hecho por el autor en cuestión.
Autores como José De La Gándara, Emilio Rodríguez Demorizi, José Gabriel García, Pedro M. Archambault, Ulises Francisco Espaillat, Pedro Francisco Bonó, Manuel Rodríguez Objío, Gregorio Luperón, entre otros actores directos del referido proceso histórico, son citados y analizados frecuentemente en la obra. Además, el autor toma como referencia a la generalidad de las obras historiográficas modernas, que van desde Franklin Franco Pichardo, Juan Isidro Jiménez Grullón, Juan Bosch, Roberto Cassá, hasta Filiberto Cruz, para mencionar algunos de los más destacados historiadores dominicanos citados en la obra.
La actitud del pueblo dominicano frente a los hateros y a su poder conservador pro colonialismo español siempre fue de rechazo y protesta como lo destaca el autor de La Guerra de Restauración… Juan De La Cruz. Las protestas de los diversos sectores sociales, personajes y pueblos de los distintos puntos de la geografía nacional quedan narradas y documentadas en la presente investigación que comentamos, así se destaca la protesta de un hombre de la iglesia católica como Fernando Arturo de Meriño, quien se negó a firmar el acta de anexión, por lo cual fue condenado al exilio por el déspota y anexionista Pedro Santana.
Asimismo se destacan los senadores de la República Pedro Pablo Bonilla, Manuel María Valverde y Milton Valverde, quienes condenaron la acción de Pedro Santana de anexar la República Dominicana a España. Dichos senadores de la república invocaron la violación a la constitución de la República Dominicana “conforme al noveno inciso del artículo 26… de que ningún tratado tendrá efecto si no en virtud de la aprobación del Senado… La acción de la anexión la hizo el poder ejecutivo, encabezado por Pedro Santana de manera secreta” (citado de Juan De La Cruz, La Guerra de La Restauración…, 20).
En consecuencia la anexión de la República Dominicana a España fue un acto ilegal y nulo desde el punto de vista jurídico tanto del derecho nacional como del internacional, fue ese el argumento de los referidos senadores patriotas.
En el mismo sentido, en su obra, Juan De La Cruz destaca las protestas de José Contreras, Francisco del Rosario Sánchez y otros generales y militares, quienes fueron fusilados por orden de Pedro Santana, funesto personaje que ya a un año de proclamada la independencia nacional había ordenado el fusilamiento de los patriotas María Trinidad Sánchez, Andrés Sánchez, Nicolás de Barías y José del Carmen Figueroa. Además de que Pedro Santana envió al exilio, en marzo de 1845, a la familia Duarte y Diez y a los trinitarios, demostrando su condición de tirano antipatriota.
El dictador Pedro Santana también ordenó el fusilamiento de los independentistas Antonio Duvergé, Joaquín Puello y Gabino Puello.
El poder anexionista recurrió a los elementos ideológicos característicos del sector hatero-conservador pro hispánico (los conservadores anexionistas de siempre), quienes argumentaron la necesidad de conservar la religión católica, el idioma español, las creencias y costumbres españolas (que para ellos estaban en estado de pureza en Santo Domingo). Estos argumentos ideológicos aún permanecen en el pensamiento conservador dominicano, ahora expresado como antihaitianismo.
El fracaso de la anexión a España y el triunfo del pueblo dominicano en la Guerra Restauradora tuvo como causas, según lo argumenta De La Cruz a partir de José De La Gándara, Gregorio Luperón y otros autores citados, el incremento de la tasa impositiva a los artículos de consumo masivo, el incremento de tasas a mercancías no procedentes de España, gravámenes a los beneficios obtenidos por pequeños, medianos y grandes productores en sus haciendas y propiedades, creación de impuesto sobre la renta a sueldos y salarios de los trabajadores y empleados públicos y privados, prohibición de retirar mercancías de las
aduanas o comprar productos con los billetes inorgánicos y vales emitidos por los anexionistas, especulación general llevada a práctica por los anexionistas y las diferencias entre los empleados de la burocracia española y los criollos en términos de sueldos y salarios. Otra causa fue la actitud discriminatoria (racista y esclavista) de los funcionarios colonialistas frente a los criollos negros y mulatos y frente a las mujeres dominicanas. Todos actuaron como elementos reforzantes de la condición de rechazo del pueblo dominicano al poder colonial español. Se destaca la actitud de la iglesia católica encabezada por el arzobispo Monzón, quien arremetió contra las iglesias protestantes de Samaná y Puerto Plata, lo cual fue motivo profundo de protestas por parte del pueblo dominicano.
Destaca Juan De La Cruz las características desiguales entre las fuerzas de ocupación españolas como tropas regulares organizadas, entrenadas con logística y bien armadas con relación a las fuerzas populares organizadas en el Ejército Restaurador (conformado en su mayoría por campesinos pobres y monteros). No obstante la desigualdad entre ambas fuerzas militares, el Ejército Libertador del pueblo dominicano al mando de patriotas como Gregorio Luperón, Benito Monción, José Antonio Salcedo, Pedro Antonio Pimentel, Gaspar Polanco y otros generales, armados con el espíritu de independencia y apoyado por las fuerzas populares derrotó al temible Ejército del Imperio Español.
El Ejército Restaurador implementó una nueva estrategia de guerra irregular: La guerra de movimiento o guerra de guerrilla, que sirvió de modelo a la guerra de independencia de Cuba y se extendió a América Latina posteriormente.
La obra también narra el retorno y exilio diplomático de Juan Pablo Duarte, quien regresó a la República Dominicana el 25 de marzo de 1864 y se puso a la orden del Gobierno Provisional Restaurador.
El autor De La Cruz narra con detalle las múltiples batallas libradas por el Ejército Libertador Dominicano y el poderoso Ejército Español, como las batallas de Santiago de los Caballeros, Puerto Plata y las del Frente Sur. Analizando acontecimientos, hechos históricos y las actuaciones de los bandos implicados con minuciosidad y detalles.
La obra narra y analiza la derrota de las tropas españolas y el proceso de evacuación desde Santo Domingo. Además contiene los documentos, leyes y actas de la salida de la tropa de ocupación española de la República Dominicana luego de ser derrotada por el Ejército Libertador del pueblo dominicano.
Por último, en sentido general, la investigación La Guerra de Restauración: triunfo del pueblo dominicano en armas, del historiador Juan De La Cruz, es un importante estudio que de manera minuciosa analiza la participación del pueblo dominicano, a través de sus distintos sectores, clases y estratos sociales, en su levantamiento, protesta y rebelión frente al colonialismo español, sustentado en la clase hatera conservadora y anexionista y el poder dictatorial de Pedro Santana.