Revista ECOS UASD, • Sitio web: https://revistas.uasd.edu.do/

Pablo Tornero Tinajero, La isla de las columnas de azúcar.

DOI: https://doi.org/10.51274/ecos.v25i16.pp263-269

Profesor de Historia del Instituto Superior de Humanidades, Ciencias Sociales y Filosofía Pedro Francisco Bonó de la Compañía de Jesús.

Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia.2

Recibido: Aprobado:

UASD Jurnals - Open Access

Cómo citar:González, Raymundo. 2018. «Pablo Tornero Tinajero, la isla de las columnas de azúcar. Ensayos sobre historia de Cuba». Revista ECOS UASD 25 (16):263-269. Doi: https://doi.org/10.51274/ecos.v25i16.pp263-269

Ensayos sobre historia de Cuba

El nuevo libro del doctor Pablo Tornero Tinajero, profesor de la Universidad de Sevilla, reúne un conjunto de estudios —publicados en diversas revistas científicas a lo largo de más de treinta años— resultado de la labor investigativa acerca de problemas relativos a las transformaciones de la economía y la sociedad cubanas en el periodo colonial y sus primeras décadas como república, pues abarca desde mediados del siglo XVIII hasta el primer tercio del siglo XX.

Los estudios comprenden periodos decisivos en la conformación de Cuba y del Caribe actual, en los que emergieron las naciones modernas que lo conforman. El tino y la profundidad con que están elaborados los artículos que componen el libro constituyen un verdadero ejemplo a seguir en la investigación de temas complejos y difíciles, para lo cual su autor ha requerido de una seria reflexión teórica, y por eso mismo no funcionalista ni mecanicista, junto a largas horas de lectura y relectura tanto de documentos como de la bibliografía pertinente. Aunque no se lo haya propuesto, estos trabajos posibilitan igualmente la comparación con otros países de la región, pues delimitan problemas comunes al conjunto del Caribe. En tal sentido, su lectura, ahora en un volumen, no solo dimensiona el esfuerzo investigativo del autor, sino que además nos invita a hacer lo propio para nuestros países caribeños y realizar estudios comparativos con la mayor de las Antillas.

Los estudios reunidos en la presente obra proceden del amplio repertorio de artículos del autor, diseminados en múltiples revistas, de donde han sido seleccionados por el historiador e investigador cubano Arturo Sorhegui, director del Departamento de Historia de Cuba de la Universidad de La Habana, quien es uno de los responsables de que haya visto la luz el libro que nos ocupa del profesor Tornero Tinajero.

Dicho conjunto ha sido estructurado en tres grandes bloques, a saber: “I. Inmigración, demografía y sociedad en Cuba”, con tres artículos: “Inmigrantes canarios en Cuba y cultivo. La fundación de Santiago de Las Vegas (1745-1771)”, “Emigración, población y esclavitud en Cuba (1765-1771)”, “Desigualdad y racismo. Demografía y sociedad en Cuba a fines de la época colonial”. “II. Burguesía española y habanera. Comercio colonial y trata de esclavos”, incluye cuatro artículos: “Comerciantes, hacendados y política mercantil en Cuba. La rivalidad CádizEstados Unidos (1763-1800)”, “Comercio colonial y proyección de la población: la emigración catalana a Cuba en la época del crecimiento azucarero (1790-1817)”, “La reacción del ‘poder’ cubano ante el fenómeno liberal en España y América, 17901814” y “Esclavitud y contradicciones económicas: El Tratado de 1817 sobre la abolición de la trata y sus repercusiones en la oligarquía cubana”). Por último, “III. La plantación esclavista en Cuba. Un acercamiento desde las estructuras”, reúne cinco trabajos: “Ingenios, plantación y esclavitud: una aproximación al estudio de los esclavos en los ingenios cubanos (1760-1821)”, “Productividad y rentabilidad de la mano de obra esclava en el desarrollo de la plantación cubana”, “Azúcar, sociedad y precios de esclavos en las plantaciones cubanas (1784-1879)”, “Hacendados y desarrollo azucarero cubano (1763-1818)” y “El azúcar escribe la historia. El modelo primario exportador en Cuba: la herencia colonial y el intervencionismo de Estados Unidos (1913-1930)”.

Como lo hace notar el autor, a mediados del siglo xviii la sociedad cubana se encontraba en trance de transformación. En efecto, se muestra que en esos momentos la corona había favorecido el desarrollo de la agricultura junto a la inmigración canaria y cómo esta era una agricultura exitosa en términos de la acumulación de capital vía la producción de tabaco. La inmigración de la población esclava se dinamizó unas décadas más tarde, hasta convertirse en “la principal fuerza impulsora del crecimiento poblacional cubano entre 1790 y 1817” (63), y desde entonces el motor del desarrollo económico de la fabricación de azúcar y el cultivo del café. En ese momento inicial la esclavitud siguió un patrón geográfico variado. En ello fue importante —tras el estallido de la revolución de Haití— la inmigración de esclavos desde el “Santo Domingo francés, dedicados sobre todo a la agricultura” (65). En cuanto a la población española peninsular, esta se concentró mayoritariamente en destinos urbanos y se dedicó al comercio; desde luego, la tendencia general presentó variantes que son analizadas en sus implicaciones socioeconómicas.

La trata negrera proporcionó una fuente de esclavos constante, creciente y suficiente durante el periodo de organización de la plantación. En efecto, la demografía esclavista fue la mayor responsable de la rentabilidad económica y del crecimiento azucarero, aunque igualmente se subrayan los efectos de la tendencia decreciente de la productividad marginal; pero también la ruptura de la agricultura tradicional que supuso la plantación azucarera, el consecuente desarrollo capitalista y de una clase de hacendados locales convertida en oligarquía que controlaba la sociedad completa, son algunos de los problemas abordados en las páginas de este libro.

Corresponde a ese periodo inicial el dominio de la burguesía comercial gaditana no solo en el comercio de exportación de la isla, sino también en el abastecimiento de la creciente demanda de esclavos procedentes de África para la producción de diversos bienes tropicales, aunque el auge de la Compañía Gaditana de Negros se agotó en breve. El autor sigue el desarrollo de dicho dominio comercial, que contaba con los auspicios de la corona, hasta el enfrentamiento con los Estados Unidos de América, que lo desplazó y, de paso, aniquiló el comercio local, creando así una nueva situación de dependencia comercial con el respaldo de los principales productores azucareros organizados en el Consulado de La Habana, un poderoso grupo oligárquico que será clave en la política colonial y no solo en su economía.

Ya hacia finales del siglo xviii Cuba se encuentra en camino de convertirse en una colonia de plantación. Al grupo de poder oligárquico, la “sacarocracia” cubana, que prohijó este cambio, también se dedican estudios específicos. Caracteriza su evolución en el siglo xviii hasta su afianzamiento como grupo reformador en pos del desarrollo comercial de la colonia, la libertad de comercio, la apertura de nuevos mercados, y otras medidas liberales. Paradójicamente, dicho grupo de poder rechazó los principales alcances políticos del liberalismo burgués de la época. Su estudio de las contradicciones ideológicas, sociales y políticas de este grupo frente al liberalismo de la burguesía española y americana se hace sobre la base del mundo esclavista que era la sociedad cubana y el miedo generado por la insurrección haitiana en las clases dominantes de la región; argumenta que este poderoso grupo azucarero se convirtió en una clase privilegiada del antiguo régimen y no en una burguesía reformista ni mucho menos nacional. Al contrario, dicho grupo apeló una vez más a la protección de España y a la continuidad del régimen colonial, convirtiéndose “en el bastión más reaccionario de la América decimonónica” (147).

Se llega al desarrollo pleno de la plantación como punto central, que el autor estudia en clave estructural, aunque dedica una atención especial a la clase social de los esclavos en la plantación. Realiza varios acercamientos (procedencia, demografía, productividad, precios) que proporcionan elementos para comprender no solo la estructura productiva, sino también el comportamiento racista en la sociedad esclavista y sus proyecciones ulteriores. Además, antes se ha detenido a examinar las implicaciones del incumplido Tratado de 1817, entre España e Inglaterra, sobre cese de la trata, que a la postre enfrentó a negreros y plantadores, además de obligar al desarrollo de un mercado interno de fuerza de trabajo servil. Al analizar el periodo posterior de alza de precios de los esclavos, concluye: “el sistema productor-esclavista cubano consiguió superar esa etapa alcista de precios de la mano de obra desde sus propias bases adaptándose e introduciendo nuevas formas de utilización del trabajo, permitiendo así mantener y desarrollar el esclavismo como principal recurso laboral” (240). Con todo, asegura que “a partir de 1870 la industrialización del ingenio es un hecho”. En este punto difiere de reconocidos estudiosos: “Algunos autores, como Moreno Fraginals, han insistido en la incompatibilidad del trabajo esclavo con la industrialización y sus consecuencias en la abolición. A la luz de la documentación citada, sin embargo, parece perfectamente compatible el trabajo esclavo con la maquinaria más moderna para la producción de azúcar” (241). Un último trabajo jalona hasta el siglo xx las consecuencias de la organización económico-social de la plantación: “El azúcar escribe la historia. El modelo primario exportador en Cuba: herencia colonial y el intervencionismo de Estados Unidos (1913-1930)”.

Sin duda, la escogencia de este puñado de artículos ha resultado feliz. Acercar los estudios del historiador Tornero Tinajero a los estudiosos cubanos, y en general caribeños, de las nuevas generaciones es uno de los propósitos expresos de la colección. Lo primero que salta a la vista a cualquier estudioso no especialista en el tema de la plantación azucarera cubana es su valor metodológico, sobre todo en el tratamiento de aspectos demográficos y socioeconómicos. Aún más: la calidad, la sencillez y claridad con que logra en cada caso su acercamiento a los temas muestran el talante y acento del profesor Pablo Tornero como investigador histórico. El uso amplio y profundo de las fuentes documentales, junto a un sólido conocimiento de las ciencias sociales, apoyada en un uso certero de la demografía, va devolviendo en cada caso la comprensión de los temas más disímiles y complejos, ya se trate —para citar dos ejemplos— de la productividad de la fuerza de trabajo esclava (tema muy debatido en aquel momento a propósito del famoso estudio de Fogel y Engerman), o de las estructuras sociales e ideológicas del racismo en la dominación social moderna, que espera todavía por más desarrollo.

El libro se acompaña de un prólogo del profesor Bernard Lavallé, catedrático de civilización hispanoamericana de la Universidad de la Sorbona, París, quien pondera desde el plano de la investigación europea sobre Cuba el valor de los temas estudiados a los que se refiere el libro y subraya el carácter de historia económica y social de los ensayos aquí recogidos.

Sorhegui ha preparado una introducción explicativa en la que reclama cuatro principios fundamentales característicos de los estudios del profesor Tornero Tinajero: “aplicación del marxismo”, “uso de la historia cuantitativa”, “aplicación de la larga duración” y “priorización del análisis de las estructuras” (18). Finalmente se presenta un listado con una selección bibliográfica de las principales publicaciones del autor sobre Cuba, noticia esta que, aunque limitada, da una idea de las búsquedas y los aportes del autor en sus andanzas por nuevos derroteros y problemáticas que permanecían ajenos a la historiografía española.

Sorprende gratamente el ver convertida en metáfora de la isla la atinada descripción hecha por Alejo Carpentier de La Habana, su ciudad amada, que aparece en el título de este libro realizado por otro amante de ella y de la isla. Ni más ni menos. Con los estudios sobre la historia de Cuba de los siglos xviii al xx recoge también esta obra una trayectoria vital que Pablo Tornero Tinajero declara en las páginas de agradecimiento que le sirven de frontispicio: una entrega, en el pleno sentido de la palabra, de “vida, en compromiso, ciencia y amor”.

Notas

  1. Pablo Tornero Tinajero, La isla de las columnas de azúcar. Ensayos sobre historia de Cuba. Siglos XVIII-XX, Sevilla: Aconcagua Libros, 2016, 311 pp.
  2. Profesor de Historia del Instituto Superior de Humanidades, Ciencias Sociales y Filosofía Pedro Francisco Bonó de la Compañía de Jesús.Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia.