Para este número relativo a Pedro Santana la revista Ecos reproduce dos artículos breves pero sustanciosos de don Vetilio Alfau y don Sócrates Nolasco, respectivamente: 1) “Apoteósis ridícula”, publicado originalmente en el Listín Diario de 1931 y recogido en el Tomo II de la compilación: Vetilio Alfau Durán en el Listín Diario (Santo Domingo, 1994, 176-178), hecha por Arístides Incháustegui y Blanca Delgado; y 2) “Un binomio adversativo”, publicado en El Caribe en el año 1956 y recogido en el Tomo II de las Obras Completas de Sócrates Nolasco (Santo Domingo, 1994, 299-304), reunidas por Manuel Rueda en la colección Clásicos Dominicanos de la Fundación Corripio.
Ambos autores, al igual que Guido Despradel y Batista, en los años 50, mantuvieron durante la dictadura su criterio firme contra la exaltación del antihéroe, siguiendo así el punto de vista previamente establecido por José Gabriel García en su amplia polémica contra Manuel de Jesús Galván que el mismo don Vetilio editara con un enjundioso estudio suyo en 1968 (Vetilio Alfau Durán, ed., Controversia histórica. Polémica de Santana, Santo Domingo). El texto de Guido Despradel no se conserva, pero sí las refutaciones a que dio lugar en la prensa de la época. Despradel expuso su tesis en su discurso de ingreso como miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia en enero de 1957. Pero este discurso fue anulado y el autor expulsado de la Academia por órdenes del tirano Trujillo, quien también había ordenado desarrollar una campaña de exaltación de la figura militar de Santana que debía culminar en la consagración de este último como padre de la patria junto a Duarte, desplazando así la trilogía establecida por Lilís a fines del siglo XIX.
El primero de los artículos arriba citado fue contestado al día siguiente de su publicación por Francisco Elpidio Beras quien intentó persuadir a don Vetilio diciéndole como amigo que él vivió un proceso por el cual “de furibundo detractor del héroe he pasado a ser uno de los corifeos de su causa”; vaticinaba, además que: “ese proceso le hará —y no se asombre de mi profecía, decía Beras— dentro de una década a más tardar, cerrar filas conmigo protegido por la misma bandera a que me acojo ahora”, es decir, la del santanismo trujillista (reprod. en Vetilio Alfau en el Listín Diario, Tomo II, 180). Por supuesto eso jamás sucedió, por lo que la autoproclamada profecía nunca tuvo lugar. Por otra parte, don Sócrates Nolasco, desde luego, tampoco compartió los fines de la “Encuesta acerca del general Santana”, en el marco de la campaña de exaltación promovida por Trujillo, para la cual escribió su artículo y a la que contestó sabiamente, encuesta que finalmente resultó fallida (Encuesta acerca del general Santana: Iniciada por el diario “El Caribe”, Ciudad Trujillo, 1957). Y ayer como hoy Duarte y Santana denotan un binomio adversativo.