La geografía y su impacto sobre la Guerra Restauradora en el Frente Este, de los profesores universitarios Miguel Ángel Díaz Herrera y Álvaro Caamaño Santana, es una obra pionera en el estudio de un acontecimiento de carácter nacional como lo es la Guerra de la Restauración. Abordan el ámbito de la geografía y la historia regional, donde el medio ambiente, los personajes y las acciones bélicas se confunden en un gran abrazo en pos del rescate de la soberanía nacional.
El Frente Este en la Guerra de la Restauración incluía las actuales provincias de Juan Sánchez Ramírez, Monte Plata, Santo Domingo, Hato Mayor, San Pedro de Macorís, El Seibo, La Romana, Higüey y Samaná. Fue un espacio donde se produjeron batallas decisivas que hicieron posible la derrota del ejército realista español en las inmediaciones de la histórica ciudad de Santo Domingo. Cevicos, Guanuma y Monte Plata fueron los lugares claves en que se batieron las tropas restauradoras y las tropas españolas.
Entre el 16 de agosto y el 13 de septiembre las tropas españolas recibieron derrota fulminante en la Línea Noroeste y en Santiago. El 14 de septiembre de 1863, tras el triunfo, en esta última ciudad fue instalado el Gobierno Provisorio Restaurador. El general Pedro Santana se dispuso a tomar la ciudad de Santiago por asalto. Para lograr su propósito el general Santana tomó el camino de llegar al Cibao, el único que desde hacía más de tres siglos servía de ruta interior a los conquistadores, visitantes, entreguistas, presidentes, patriotas, héroes y mártires. Era la ruta Santo Domingo, Guanuma y el Sillón de la Viuda con miras a alcanzar a Cevicos-Cotuí-La Vega-Santiago. Pero en el trayecto se encontró con el valladar infranqueable del general Gregorio Luperón y sus tropas.
Guanuma fue el lugar elegido por el entreguista Santana para establecer su campamento y así lograr la proeza de acceder al Cibao con más de 2 mil efectivos militares entre españoles y criollos, defensores todos de la Corte española que encabezaba la Reina Isabel II. La primera acción a emprender era traspasar el casi inexpugnable desfiladero del Sillón de la Viuda que divide al territorio de Monte Plata del territorio de Cevicos para poder llegar a Santiago. De esa manera pretendía revertir el triunfo que los restauradores habían obtenido frente a los temibles oficiales españoles y criollos españolizados Manuel Buceta, Mariano Cappa, Juan Suero y otros.
Las tropas de Santana fueron derrotadas primero en el Sillón de la Viuda y luego en la contundente batalla de Arroyo Bermejo entre el 30 de septiembre y el 1 de octubre de 1863 por parte del general Luperón y los patriotas restauradores. En esos lugares, en la actualidad, entre otras, están enclavadas las comunidades de Guanuma, Don Juan, Batey Frías, Batey Payabo, Batey La Elmurst, Batey Jabonico, Batey Las Arenas y Batey Arenoso de Cevicos. Son todos lugares que están sumidos en la más espantosa miseria y fueron los escenarios en que se libraron las luchas decisivas por el retorno de la independencia nacional.
El texto de los profesores Miguel Ángel Díaz Herrera y Álvaro Caamaño Santana consta de 254 páginas y está integrado por siete capítulos. El capítulo I está referido a los antecedentes, donde se aborda el contexto histórico, los diferentes documentos relativos a la anexión a España y la guerra de la Restauración, el Frente Oriental como Escudo del Cibao y la derrota de Santana en Guanuma. El capítulo II está relacionado con el contexto geográfico en el territorio de la Región Sureste, zona de confrontación, enfatizando en la geomorfología de la provincia de Santo Domingo (1863-1865) y en los elementos condicionantes del relieve.
En el capítulo III se trata la geografía de la historia y enfoca la forma de vida en la región, la subsistencia del dominicano en el Frente Este, la conciencia patriótica generada por la Restauración en el campesinado dominicano, el espacio geográfico, las ventajas tácticas y los campesinos en el Frente Oriental. El capítulo IV trata la simbiosis del hombre y su espacio físico, donde se destaca la estrategia de combate, tomando en cuenta los accidentes geográficos, el camino de Cevicos como ruta de la guerra, así como el camino que tuvieron que trillar los líderes de la primera y segunda República.
El capítulo V se refiere a los próceres y su acción en el Frente Oriental, donde se abordan los temas Honor a quien honor merece, acciones de guerra por el Este, y los toponímicos del Frente Este y de la provincia de Santo Domingo. El capítulo VI trata de la Guerra Restauradora en el Frente Este, donde aborda la organización militar en la provincia de Santo Domingo y el poblamiento demográfico. Y, por último, el capítulo VII, donde se enfoca el tema de la guerrilla y el espacio geográfico en el Frente Oriental, y se aborda el triunfo militar restaurador y el medio geográfico, los accidentes geográficos del espacio en guerra del Frente Este y las definiciones conceptuales.
Los antecedentes a que se refieren los autores de esta obra están relacionados con el hecho de que hasta ahora pocos historiadores se habían ocupado de integrar los aspectos geográficos y medioambientales en el análisis de los acontecimientos históricos de la República Dominicana. De igual manera, destacan el rol protagónico que tuvo el pueblo dominicano en la Guerra de la Restauración, al considerarlo como “el hecho histórico de mayor relevancia para la nación, mediante el cual se completó el proceso de independencia de la República Dominicana” , al tiempo que hacen una recapitulación de los acontecimientos históricos que ocurrieron en el país entre 1821 y 1861.
Entre los hechos los autores destacan la Revolución del 7 de Julio de 1857, como respuesta al fraude cometido por el presidente Buenaventura Báez contra los productores cibaeños de tabaco y su Manifiesto, suscrito por los intelectuales y militares liberales más destacados de Santiago y la región del Cibao. También se recogen las instrucciones dadas por el presidente Pedro Santana al Ministro de Guerra y Marina, don Miguel de Lavastidas, el 2 de marzo de 1861, donde le orienta cómo dar a conocer a su gente la decisión de poner a la República Dominicana bajo la bandera española. De igual modo, incluyen la carta del general Santana a la Reina Isabel II, en que le comunica la decisión de su gobierno de poner a sus pies la parte oriental de la isla de Santo Domingo. Asimismo, hacen acopio de la Proclama del General Santana al Pueblo Dominicano del 18 de marzo de 1861, donde le comunica la infausta noticia de la entrega de la República Dominicana a la corona española. Igualmente, transcriben el Manifiesto de Francisco del Rosario Sánchez contra la decisión del general Santana de entregar la República Dominicana a España. Por último, recogen el Manifiesto de Independencia de los restauradores del 14 de septiembre de 1863, donde daban cuenta de las razones que los motivaron a tomar las armas para revertir la obra que el fementido general Pedro Santana impuso a los dominicanos en contra de su libérrima voluntad.
Los autores presentan al Frente Oriental como el escudo que le impidió al general Pedro Santana pasar a ocupar la región del Cibao, el lugar donde el general Gregorio Luperón y sus tropas derrotaron el ejército realista español tanto en el desfiladero del Sillón de la Viuda como en Arroyo Bermejo. Al tiempo que narran las circunstancias en que el general Pedro Santana fracasó en el cantón de Guanuma, desmoralizándose y desertando la mayor parte de los militares de origen dominicano. Explican que fue cuando se vio obligado a replegarse a su finca del Seibo, desde cuyo lugar fue posteriormente requerido en Santo Domingo por los españoles con la intensión de ser enviado a Cuba para ser enjuiciado por indisciplina. Solo que una vez en Santo Domingo decidió quitarse la vida.
En lo que concierne al contexto geográfico en el territorio de la Región Sureste, se procede a hacer una descripción general sobre el relieve de la República Dominicana, destacando sus principales elevaciones, llanuras y cuencas hidrográficas. De igual manera se analizan las especificidades de la región de Los Haitises, conjunto de mogotes o colinas, cuyas alturas oscilan entre 30 y 40 metros, con una extensión de 82 kilómetros desde Sabana de la Mar hasta Cevicos, con una pluviometría que oscila entre 1,900 a 2,000 milímetros de lluvias, una de las más altas del país. También indican que entre 1863 y 1865, a través de la vía Cevicos, el Sillón de la Viuda, Monte Plata y Santo Domingo, la región oriental del Cibao era una zona en la que el uso de la tierra favorecía la crianza de ganado y la agricultura de menor cuantía. La sierra de Yamasá, que está formada por un sistema de montañas de poca altura que no sobrepasan los 900 metros sobre el nivel del mar, constituyendo una extensión de la Cordillera Central.
En la geografía de la historia los autores hacen un ejercicio de ubicación de los sujetos históricos en el marco geográfico en que se produjeron las principales acciones bélicas pertenecientes a la Guerra de la Restauración, tomando en cuenta las relaciones espacio-temporales, donde destacan que el territorio dominicano durante el siglo XIX era un espacio prácticamente despoblado, con sólo tres ciudades pobladas: Santo Domingo, Santiago y Puerto Plata. En lo que concierne a la forma de vida en el Frente Oriental, Díaz Herrera y Caamaño Santana destacan que bosques, sabanas y cuencas hidrográficas completamente vírgenes cubrían las serranías bajas de Cevicos, Yamasá, Los Haitises y Monte Plata. La Guerra de la Restauración jugó un papel clave en la conformación de una conciencia patriótica de las masas campesinas dominicanas, al producirse el enfrentamiento entre liberales y conservadores, entre anexionistas y patriotas restauradores.
La simbiosis entre hombre y espacio físico en el Frente Oriental da cuenta de que las montañas, bosques, llanuras, sierras, sabanas, ríos encajonados y caminos fangosos y encharcados, configuran toda la naturaleza exuberante que tuvo como escenario la rebelión armada contra España y los traidores nacionales, dentro del espacio geográfico comprendido entre los municipios de Cevicos, Monte Plata y Santo Domingo. Los escenarios que configuraban la Cordillera Central, la Sierra de Yamasá y la Sabana de Guabatico, fueron testigos de la acción bélica más trascendente en que el pueblo dominicano en armas alcanzó la independencia definitiva de la República Dominicana.
La estrategia de combate implementada en función de los accidentes geográficos del terreno y la táctica de guerra de guerrillas fueron los aliados fundamentales de los soldados restauradores en la lucha por la libertad y la soberanía nacional. De esta forma la Guerra de la Restauración pasó a convertirse en una guerra popular, anticolonial, antiimperialista, nacionalista, antirracista y de liberación nacional, avalada por la composición social de sus milicias que integraban los distintos sectores del pueblo dominicano.
El camino Santo Domingo, Monte Plata, Sillón de la Viuda, Cevicos y Cotuí fue el trayecto utilizado por los restauradores.
Por su importancia estratégica y militar, el general Gregorio Luperón eligió a Cevicos para instalar su campamento, llegando el general Manuel Rodríguez Objío a comparar el desfiladero del Sillón de la Viuda con el desfiladero de las Termópilas de la antigua Grecia.
Los autores aprovechan la ocasión para destacar que el camino de Santo Domingo-Monte Plata-Cevicos-Cotuí fue utilizado, además de las acciones de los restauradores contra las tropas realistas españolas, por el patricio Juan Pablo Duarte en 1844, el general Gregorio Luperón en 1863, el general José Antonio Salcedo en 1864, el general Pedro Antonio Pimentel en 1864, el general José María Cabral en 1866, el presidente Buenaventura Báez en 1871, el presidente Ignacio María González en 1875, el presidente Ulises Francisco Espaillat en 1876, el general Eugenio Miches en 1876, fue derrotado el presidente Cesáreo Guillermo por el general Ulises Heureaux en 1879 en el Sillón de la Viuda, el presidente Ulises Heureaux despachó desde Cevicos en 1887 y Monseñor Fernando Arturo de Meriño, quien era nativo de Antoncí, Yamasá, y en 1893 fue a Cevicos a inaugurar la parroquia Nuestra Señora del Pilar.
Los autores hacen una relación pormenorizada de los diferentes héroes y mártires que participaron en las diferentes acciones que se produjeron en el Frente Oriental, como parte de la Guerra de la Restauración, entre generales, oficiales y clases, tanto procedentes de la Línea Noroeste, Puerto Plata, Santiago, La Vega, San Francisco de Macorís, Cotuí, Cevicos, Monte Plata, Antoncí y Yamasá. Ellos elaboraron diferentes tablas que recogen la participación de cientos de combatientes que se entregaron a la causa de la patria sin buscar otra cosa que no fuera su independencia y soberanía nacional. De igual manera elaboraron diferentes tablas que recogen de forma pormenorizada las cientos de acciones desplegadas por los restauradores ante las tropas españolas en el Frente Este, en lugares como el Sillón de la Viuda, Guanuma, Arroyo Bermejo, Sabana de Vigía, San Pedro, La Luisa, Sanguino, Boyá, Bayaguana, Yabacao, Guerra, Yerba Buena, Los Llanos, Sabana de Guabatico, Juan Dolio, Pulgarín, Mojarra, Paso del Muerto, Hato Mayor, El Seibo, Higüey, Higüero, La Victoria y otras.
Díaz Herrera y Caamaño Santana destacan el rol determinante jugado por el Frente Este en la Guerra de la Restauración. En él fue derrotado el general Pedro Santana y su ejército en varias batallas determinantes. Su accionar llegó hasta las inmediaciones de la amurallada ciudad de Santo Domingo, espacio en que los españoles habían concentrado sus tropas temiendo que las guerrillas restauradoras les asestaran golpes demoledores, hasta que se produjo la evacuación de sus tropas el 11 de julio de 1865, en virtud de la disposición de la Corte Real.
Las acciones de los patriotas restauradores llegaron a lugares tan cercanos a Santo Domingo como Sabana Grande del Espíritu Santo (Villa Mella), Manoguayabo, Guerra, Mojarra (San Isidro), Hainamosa, Los Mina, Mendoza (Ensanche Ozama), Pajarito (Villa Duarte) y San Carlos. Fueron momentos en que los españoles en varias ocasiones estaban a la espera de lo peor, ante una posible incursión armada del ejército restaurador para arrebatarle el poder central.
El libro La geografía y su impacto sobre la Guerra Restauradora en el Frente Este abre una línea de investigación interesante en la historiografía dominicana, ya que combina los aspectos geográficos y medioambientales con los hechos y procesos históricos tanto nacionales y regionales como locales. En esto puede contribuir de una manera extraordinaria la geomática, en tanto disciplina que engloba las geociencias con la integración y aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Esta suma de geociencias + TIC hace posible la captura, procesamiento, análisis, interpretación, almacenamiento, modelización, aplicación y difusión de información digital geoespacial o localizada, aplicable en los ámbitos de la ingeniería, el territorio y la sociedad. Esto significa que se abren campos inmensos para la integración de los procesos geoespaciales e históricos.
Notas
- Miguel Ángel Díaz Herrera y Álvaro Caamaño Santana, La geografía y su impacto sobre la Guerra Restauradora en el Frente Este. Santo Domingo: Archivo General de la Nación, 2019. 245 páginas.
- Historiador. Máster en Filosofía en un Mundo Global en la Universidad del País Vasco (España). Docente de la Escuela de Historia y Antropología de la UASD. Premio Anual de Historia José Gabriel García, 2017, con la obra Guera de la Restauració: triunfo del pueblo dominicano en armas.