Revista ECOS UASD, E C O S Órgano del Instituto de Historia de la UASD Año XXVI, Vol. 1, No. 17 Enero-junio de 2019 • Sitio web: https://revistas.uasd.edu.do/

Romain Robinet, La Révolution mexicaine: une histoire étudiante 1

DOI: https://doi.org/10.51274/ecos.v26i17.pp245-250

Instituto de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU), República Dominicana

Recibido: Aprobado:

UASD Jurnals - Open Access

Cómo citar:Calmettes, Xavier. 2019. «Romain Robinet, La Révolution mexicaine: une histoire étudiante ». Revista ECOS UASD 26 (17):245-250. Doi: https://doi.org/10.51274/ecos.v26i17.pp245-250

El libro de Romain Robinet propone escribir una historia estudiantil de la revolución mexicana, uno de los procesos sociales más estudiados y comentados en América Latina. El cambio radical que experimentó el país durante los años revolucionarios ha alimentado un conjunto de mitos, imágenes, idearios políticos y representaciones idealizadas de sus principales protagonistas todavía presentes en el imaginario colectivo mexicano. Como lo recuerda el autor, esta revolución no deja de suscitar debates en torno a su legado y a su cronología en el mundo académico. Algunos autores, como Jesús Silva Herzog, la consideran como un proceso político-militar corto, que se extiende desde la insurrección planificada de Francisco Madero en 1910 hasta la proclamación de la nueva constitución del 5 de febrero de 1917. Otros, como Alan Knight, definen la revolución mexicana como un proceso violento y extienden su final hasta el asesinato de Venustiano Carranza, ocurrido el 21 de mayo de 1920. Romain Robinet, inspirándose del trabajo de William Beezley, prefiere utilizar una cronología generacional de la revolución mexicana. Supone que la revolución se extiende hasta la fecha de la elección de Miguel Alemán en 1946. El proceso revolucionario se define por el monopolio en la cumbre del poder estatal de los hombres que habían participado en las luchas políticas del periodo 1910-1917.

Una de las principales originalidades de esta obra reside en el examen de una clase muy poco estudiada durante la revolución: la clase estudiantil. La relativa escasez de trabajos existentes sobre el tema puede sorprender dado que la segunda ruptura en la historia mexicana del siglo XX es, sin lugar a dudas, el episodio de la sangrienta represión de los estudiantes en 1968. Un movimiento aplastado por el aparato estatal del gobierno heredero de la revolución. La historiografía se ha interesado en la figura del estudiante revolucionario, contestatario de las décadas del 1960 y del 1970, dejando de lado la figura del estudiante durante la revolución . Entre los estudios académicos que han tratado de realizar una historia de los movimientos estudiantiles desde inicios del siglo XX, muy pocos han intentado relacionarlos con los cambios sociales y políticos que se experimentaban fuera de las universidades. Es justamente lo que hizo Romain Robinet.

En la introducción y en el primer capítulo del libro, el autor explica los diferentes momentos de formación de la clase estudiantil desde el porfiriato hasta 1929. Muestra de qué manera aumentó el número de estudiantes durante la revolución (pasando de 15,766 estudiantes en 1907 a 66,109 en 1928 -o a 76,498 si se incluyen los estudiantes de universidades privadas-). Da algunos datos sociológicos y realiza una síntesis completa de las primeras estructuras representativas de esta clase muy minoritaria en la sociedad mexicana. Estos datos permiten ubicar a los no especialistas en el contexto mexicano, pero no difieren de la cronología ya existente. El principal aporte reside en la relación que establece entre el mundo estudiantil y los grandes debates nacionales como la organización del Estado, la educación popular, la reforma agraria, el papel de las mujeres, el tipo de nacionalismo que debía proponer el poder político y menciona en varias ocasiones el contexto internacional y sus consecuencias. El lector apreciará, en particular, el breve espacio que deja el autor para recordar el impacto de la Primera Guerra Mundial en el movimiento estudiantil, un impacto hasta recientemente poco estudiado.

En la segunda parte, que trata del periodo 1929-1939, analiza la relación entre el movimiento estudiantil y el Estado nacido de la revolución. Aborda en particular la difícil independencia de los movimientos estudiantiles que deben resistir a las influencias del Estado y de la Iglesia. Los intelectuales cercanos a las nuevas élites políticas trataron de manipular los grupos para apoyar las nuevas políticas educativas en materia sexual y “socialista” mientras que la Iglesia trataba de cristianizar de nuevo el México revolucionario creando asociaciones o formando una nueva generación de directivos estudiantiles. En este periodo aparecen conflictos entre los estudiantes y el Estado, los primeros reclamando más autonomía y el segundo intentando controlar la universidad. La cuestión de la autonomía de los gremios y de las organizaciones de base es un asunto fundamental en el estudio de los procesos políticos radicales. En efecto, en el momento de la “normalización” de la revolución, aparecen contradicciones entre una lógica de centralización de las élites estatales y los reclamos de las organizaciones de base o sectoriales. En esta parte podemos también apreciar el aporte de Romain Robinet a una historia transnacional cuando menciona el asesinato del cubano Julio Antonio Mella, las migraciones estudiantiles a Estados-Unidos, la consciencia del movimiento estudiantil de la crisis mundial, etc. Cabe destacar la gran calidad del capítulo VI dedicado a la gran batalla de la “educación socialista” y los apasionantes debates entre la escuela laica y la escuela socialista, así como el de la conciliación entre el socialismo y la autonomía.

La tercera parte, es temática. Trata de la cuestión de la idea de Raza y la idea del ibero-americanismo. Muestra cómo México se convirtió en el “centro neurálgico del primer movimiento estudiantil ibero-americano perenne, organizado en dos híbridos rivales (CIADE y CIDEC)” (p. 192) y las evoluciones de los conceptos que dominan el debate de ideas de esta época.

El epílogo, titulado “El fin de un mundo”, describe el contexto político y social mexicano de 1939 hasta 1946. Relaciona las evoluciones internacionales con las interiores con gran talento. Concluye que 1946 representa el fin de la revolución y un doble cambio: de la generación revolucionaria a la generación que nació con la revolución, de los militares a los civiles. Muestra cómo “El presidente Alemán y su “gobierno de universitarios” permitieron a la “generación del 1929” ejercer, durante varios años, una fuerte dominación sobre el porvenir del México posguerra” (p. 273). La conclusión, concisa y clara, sintetiza los aportes de este libro y analiza con un nuevo enfoque una revolución que fue también estudiantil. El autor termina interrogando el presente a la luz del pasado en lo que se refiere a la relación de esta nación con la violencia.

La revolución mexicana: una historia estudiantil es probablemente uno de los mejores libros de historia mexicana publicados en Francia desde principios de los años 2000. La cantidad de fuentes primarias, de artículos de periódicos, de folletos locales, regionales y nacionales es impresionante. La bibliografía es completa y reciente. El estilo es elegante y la articulación de las diferentes partes pertinentes. Sin embargo, se puede lamentar la concentración de las fuentes en acontecimientos y grupos radicados principalmente en la ciudad de México. Si el autor hubiera estudiado también algunas organizaciones regionales, deja un espacio mucho más importante a los grupos ubicados en la capital.

Sin embargo, las cualidades de esta obra compensan ampliamente esta ligera distorsión. El lector apreciará la diversidad de trayectorias de los estudiantes, una voluntad de reflejar las complejidades de la situación política, una perspectiva global y de larga duración de la revolución y su aporte a una historia conectada. En efecto, no solo conecta la historia estudiantil con los acontecimientos nacionales sino que la relaciona con las circulaciones ibero-americanas y las evoluciones del contexto internacional americano y europeo. Sorprende que este libro de gran calidad no haya sido objeto de una traducción al español para estimular los debates en torno a la revolución mexicana.

Notas

  1. Romain Robinet, La Révolution mexicaine: une histoire étudiante. Rennes: Presses Universitaires de Rennes, 2017, 295 páginas.
  2. Doctor en Historia de la Universidad Paris 3-Sorbonne Nouvelle. Es profesor en el Instituto de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU), recinto Emilio Prud’Homme. Ha publicado artículos en revistas indexadas sobre la Historia del Caribe (Cuba, República Dominicana, Puerto Rico y Venezuela) en el siglo XX y es autor del libro Cuba durante la Primera Guerra Mundial o las desilusiones del desarrollo civilizado (2014).
  3. Durante las décadas del 1960 y del 1970, los estudiantes se enfrentaban al poder político establecido y los debates se enfocaban en la cuestión de la autonomía universitaria y la separación de la universidad de la sociedad. Sin embargo, existieron otras modalidades de organización del movimiento estudiantil durante la revolución y que no han suscitado el mismo interés. En este periodo, parte de los estudiantes se auto representan como integrantes de la revolución mexicana y se consideran como un segmento de la sociedad.