Revista ECOS UASD, Año XXVII, Vol. 1, No. 19 Enero-junio de 2020 • Sitio web: https://revistas.uasd.edu.do/

Caribes y taínos: dos etnias aliadas y enemigas

DOI: https://doi.org/10.51274/ecos.v27i19.pp63-108

Profesor de la Escuela de Historia y Antropología y director del Instituto Dominicano de Investigaciones Antropológicas (INDIA) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD. Miembro de la Academia Dominicana de la Historia y de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. [email protected] 

Recibido: Aprobado:

UASD Jurnals - Open Access

Cómo citar:

Guerrero, José G. 2020. «Caribes y taínos: dos etnias aliadas y enemigas». Revista ECOS UASD, 27(19), 63-108. doi: https://doi.org/10.51274/ecos.v27i19.pp63-108

Resumen

El Caribe es un mar, un archipiélago, una etnia y un conjunto de naciones del continente americano. Su territorio fue poblado por diversos grupos aborígenes y lo disputaron imperios europeos. Esta ponencia estudia los llamados “caribes” y “taínos” como dos etnias segmentarias en proceso de alianza y conflicto permanente a la luz de la arqueología, las crónicas históricas y la etnografía. Es tiempo de que la historiografía dominicana supere su prejuicio en contra de los caribes y les reconozca su enorme contribución a la historia indo-hispano-americana.


Palabras clave:

caribe, taíno, sociedad segmentaria, arqueología, crónica y etnografía.

Abstract

The Caribbean is a sea, an archipelago, an ethnic group and a group of nations on the American continent. Its territory was populated by various aboriginal groups and disputed by European empires. This paper studies the so-called "Caribs" and "Taínos" as two segmental ethnic groups in the process of alliance and permanent conflict in light of archeology, historical chronicles and ethnography. It is time for Dominican historiography to overcome its prejudice against the Caribs and recognize its enormous contribution to Indo-Hispanic-American history.


Keywords:

Caribbean, Taíno, segmental society, archeology, chronicle and ethnography.

Carece de rigor científico todo estudio del Caribe que desconozca sus antecedentes prehistóricos y su construcción como concepto geográfico, histórico y cultural. Por tanto, su estudio científico implica superar los prejuicios colonialistas, e integrar una visión circunscribe que incluya mar, islas y costas continentales, así como cuestionar la veracidad de las crónicas europeas sobre el contacto indo-hispánico y la colonización a la luz de la arqueología y la etnografía.

Los datos históricos, arqueológicos y etnográficos se complementan, pero también se contradicen y no siempre se pueden “traducir” a la arqueología y a la etnografía términos como guanahatabeyes, ciboneyes, lucayos, igneris, taínos, caribes, ciguayos y macoriges usados por los europeos para denominar a los aborígenes antillanos. De no ser por las crónicas francesas nunca hubiéramos conocido por la vía de la arqueología la presencia caribe en las Antillas.2 Aun así, la historiografía colonial y republicana trató a los caribes de manera prejuiciada y con el estereotipo no comprobado por la arqueología de ser antropófagos. Bien afirma Miguel Acosta Saignes que a los historiadores los tildan con ánimo de voraz encomendero como pueblo feroz y antropófago sin informarse sobre su cultura y lugar ocupado en la historia.3 La construcción imaginaria del indio caribe como salvaje antropófago justificó el primer etnocidio europeo en América. El término caníbal, creado por Colón al asociar a gente del Can (China) con los caribes, fue usado por Cervantes, Góngora, Lope de Vega y Shakespeare para caracterizar a los peores personajes de la literatura.

La principal preocupación de los españoles al llegar al Nuevo Mundo era identificar los grupos proclives y contrarios a su empresa. La diversidad cultural fue reducida a la dicotomía de taínos-buenos y caribes-caníbales. Colón, en su recorrido por las islas antillanas notó lenguas y culturas similares, pero también observó diferencias porque sus intérpretes lucayos no entendían lo que se hablaba en algunas de ellas. En la isla caribe de St. Croix capturó a varones y hembras y los mandó a España para adoctrinarlos porque no había una lengua para hacerlo. Se desconoce desde cuándo se usa exactamente el término caribe como denominación geográfica, marítima e insular, aunque sí se sabe que se relaciona con la colonización inglesa, holandesa y francesa de las Antillas menores y con los indios de esa etnia que sobrevivían en los siglos XVII y XVIII. Croquis y mapas registran “caribali” (1503), “sinus carebam” (1584), Caribbes Island (1729) y Caribbean Sea (1762).

Las potencias enemigas de España usaron a los caribes como aliados y éstos siempre estaban dispuestos a “librarse del yugo hispano”.  Los caribes apoyaron a ingleses, franceses y holandeses, pero también pelearon contra ellos. La entrada de los españoles a Guyana y al río Orinoco fue definitiva a partir de 1734 cuando una misión capuchina se estableció entre los caribes en San Francisco de Altagracia. En Venezuela los caribes lucharon a favor de la independencia y Guaicaipuro, un cacique de esa etnia, jefe de los teques, expulsó a los españoles en 1560 y sólo después de ser derrotado por Diego de Losada, se fundó Caracas; sus restos reposan en el panteón de la patria como símbolo de la resistencia indígena. La lucha contra los españoles fue continuada por los cunamagotos de lengua caribe.

Muchos viajeros e investigadores ingleses como Raleigh, Humboldt y Schomburgk elogiaron a los caribes. El cardenal Richelieu, inspirado en un libro de Raleigh de 1596 sobre la Guayana inglesa, apoyó la alianza con los caribes insulares para penetrar el territorio suramericano ocupado por sus parientes galibis. Por incitación de franceses, ingleses y holandeses, los caribes esclavizaron a los indios “macos” para vendérselos o aumentar su parentela.5 Los caribes fueron redescubiertos en el siglo XX porque, al estar asentados en sitios petroleros, hubo que estudiarlos y protegerlos.6

Si la historia de los caribes no ha sido escrita, como bien dijo Salas en 1920, hacer su arqueología es más difícil aún, por no decir imposible. La aculturación, el rapto de mujeres de otras etnias con las cuales tenían su descendencia y la cerámica hecha por éstas ha creado el llamado “enigma caribe”, ya que no se localizan evidentes sitios arqueológicos suyos. Desde 1978 Jalil Sued Badillo ha sostenido que los caribes arqueológicos no existen como entidad diferenciada del resto de los indios y Veloz Maggiolo afirma que la arqueología no ha podido revelar su nítida presencia en Venezuela y en las Antillas.7 En la isla Trinidad, poblada por caribes, Rouse y Harris aceptaron un solo sitio suyo llamado Bontour, fechado hacia el año 100 d. C.La tosca cerámica Suazey de las islas San Vicente y Grenada, fechada entre 1100-1200 d. C, vinculada por algunos autores a los caribes, no presenta evidencias de contacto europeo. En dicha isla los primeros exploradores no distinguían bien las costumbres arahuacas y caribes. Para Rouse, la etnografía posterior es una mezcla indistinta de ambas etnias. Como los caribes no se distinguen materialmente de otros grupos es necesario inferir su presencia disgregada o encubierta. Para el investigador Gabriel Atiles, la afirmación de Mártir de Anglería de que los indios no se podían distinguir unos de otros indica que los caribes y los demás grupos estaban mezclados en casi todas partes (comunicación personal). Louis Allaire planteó como posible una migración caribe inicial y una arahuaca final, pero la mayoría de los arqueólogos suele afirmar lo contrario.

Aunque no se han podido identificar sitios caribes, los grupos saladoides, primeros pobladores agro-alfareros que pasaron de Suramérica a las Antillas, fueron llamados por Rainey “cultura del cangrejo”.9 Los caribes no sólo parecían “cangrejos cocidos” cuando embijaban su cuerpo, sino que esos crustáceos eran “la mejor parte de su alimentación”.10 Lo que más encontró Colón en la isla caribe Dominica fue “abundancia de cangrejos”. Los caribes tenían cotos para su reproducción, pero no los comían cuando estaban en el mar porque les impediría ganar una batalla.11  La presencia de restos de cangrejo en los yacimientos saladoides y de otros grupos no indica que eran caribes, pero la fauna y la flora suelen ser indicadores étnicos. La iguana era exclusiva de caciques taínos; los caribes no comían lagartos y se identificaban con murciélagos, jaguares, arañas y monos, motivos muy comunes en la cerámica chicoide y el arte rupestre de la isla de Santo Domingo.

No se conoce el origen exacto de los grupos saladoides, pero se supone que su pintura blanca sobre rojo pudo venir del río Apure o de la cuenca del Amazonas hasta el Orinoco Medio y Bajo. Los sitios de La Gruta, Ronquín, Ronquín Sombra y Saladero arrojan fechas entre 2100 a. C. a 800 a. C. La Gruta contiene el germen de las cerámicas saladoides y barrancoides. Al final del Ronquín Sombra los barrancoides se desplazaron al noreste de Venezuela y empujaron a los saladoides hacia la isla de Trinidad y hacia las grandes Antillas. Para Lathrap, los saladoides hablaban lengua arahuaca y los barrancoides un dialecto de aquella llamado maipure. Los aborígenes que salieron para las Antillas desde la costa venezolana mezclaron aspectos saladoides y barrancoides y lograron un desarrollo singular local.

Grupos caribes vinieron de la cuenca del Amazonas y se asentaron en el Orinoco Medio y en San Fernando, en Los Llanos, entre los años 500 y 1500 d. C. Iraida Vargas y Mario Sanoja los ubican en el río Orinoco hacia los siglos II y III d. C.; en Colombia en el siglo VIII d. C; en el lago Valencia y Maracaibo en el siglo XI d. C.; en Guyana, Suriname y Cayena entre los siglos IX y XIV d. C.; y, en Caracas en este último siglo. El nombre de la actual capital de Venezuela se debe a los indios caracas de habla caribe que vivían allí. Vargas y Sanoja afirman que la presencia caribe fue mayor en la costa central de Venezuela e islas aledañas y consideran como caribes a los caciques de Puerto Rico llamados Guarionex, Mabudomoca, Cacimar, Yahureibo, Luquillo e Higüey.12  La isla de Puerto Rico, llamada Carib, registra numerosas palabras de origen caribe como caracará (falcón de Utuado), caracasana (árbol que produce urticaria), carate (caño en Arecibo), cariaco (maíz), cariaquillo (arbusto medicinal), Cariarto (cacique de Tierra Firme), cariba (femenino de caribe y paloma), Caribe (barrios en Guayama, Vega Baja, Ponce y Coamo), y, sierra Caribe (Cayey). Las crónicas informaron ataques caribes a la isla desde 1512 hasta 1582, durante los cuales mataron españoles, indios y negros esclavos. Aurelio Tió reportó un sitio caribe llamado Dajuano-Naguabo con un fechado de 1400 d. C. La exitosa avanzada militar de los caribes, Robiou Lamarche los llama guerreros-nautas, se debía a sus rápidas canoas, ataques por sorpresa y uso de grandes arcos con flechas envenenadas. Resistieron a los españoles en el río Orinoco hasta el siglo XVIII y depusieron las armas por la influencia de padres capuchinos.

Los términos geográficos más usados por los españoles para las islas del Caribe fueron Indias y Antillas, dos inventos basados en el error y la leyenda. Historia de las Indias e Historia natural y general de las Indias fueron obras de los cronistas Las Casas y Fernández de Oviedo, respectivamente. Los ingleses usaron West Indies y el padre Labat Isles de L´Amérique. Las Antillas eran islas míticas del continente asiático y el término América lo acuñó un cartógrafo alemán a partir de las cartas de Américo Vespucio. Desde un principio los españoles insistieron en que los caribes eran caníbales para poder esclavizarlos. La construcción del caribe-caníbal propició la esclavitud y desaparición de todos los grupos aborígenes, sin importar sus etnias.

La complejidad histórica del Caribe comienza con su nombre y con la diversidad de las poblaciones precolombinas. Los europeos encontraron grupos caribes en las islas y en tierra firme; los curas los agruparon en misiones en los siglos XVII y XVIII y actualmente sobreviven en Venezuela, Colombia, Brasil, Guayanas y en la isla Dominica. La UNESCO declaró como patrimonio de la Humanidad la cultura de sus descendientes garífunas en Belice y Honduras, mezclados con arahuacos y negros.

No existe una correspondencia clara y directa entre cerámicas, etnias, lenguas y culturas. Iguales cerámicas no indican necesariamente contemporaneidad y distintas no indican diferencia temporal. En el Alto Orinoco, los yaruros, guajibos y piapocos con cerámica pintada coexistían con los piaroas y panares con cerámica tosca y sin pintar. A pesar de los riesgos es casi obligatorio hacer inferencias de las evidencias. Desde los tiempos prehistóricos, el Caribe registra procesos migratorios, relaciones inter-étnicas, cambio cultural y adaptación medioambiental, los cuales se hicieron más complejos con la llegada de los europeos y los negros esclavos. Los aborígenes de las Antillas pertenecían a grupos arahuacos y caribes de selva tropical que vivían en las cuencas del Orinoco y del Amazonas, en las costas de Venezuela y Guayanas, y en altiplano de Colombia y Perú. La lengua madre, tronco común de ambos, el protoarawak, se originó en la Amazonía hacia el 3500 a. C.13 De las siete familias lingüísticas indígenas que se hablan actualmente en Suramérica, la arahuaca es después de la tupí-guaraní la que agrupa más lenguas con un total de sesenta y cuatro, mientras la caribe incluye treinta y dos. Hay autores que vinculan el caribe al tronco macro-je y al tupí-guaraní y afirman que su gentilicio es caraíve, carai o cari, el cual daban a sí mismos y a los que lograban someter. Los llamados caraívas por los tupí-guaranís en el Brasil central, al sur del río Amazonas, se convirtieron en galibis, kariñas o caribes en Venezuela, Guyanas y las Antillas.14 Entre los mayores grupos lingüísticos aborígenes de Brasil, Darcy Ribeiro identificó veintiséis tupiguaraníes, veintitrés arahuacos y veintidós caribes.15  Paraíba es un estado brasileño del nordeste.

Los arahuacos crearon las primeras tribus sedentarias en Venezuela desde el año 1,200 a. C., se movieron a la costa y luego penetraron las islas antillanas en varias oleadas. Su agricultura de tala y quema que destruye la capa vegetal luego de varias cosechas, los obligaba a moverse permanentemente. En las Antillas lograron mayor sedentarización cuando innovaron con una agricultura de montones y una dieta complementaria de caza, pesca y recolección. A partir de los años 800-900 d. C. comenzaron a perder contacto con tierra firme y las pequeñas Antillas por el avance de los caribes que los fueron desplazando de esos territorios. A la llegada de los españoles estos caribes incursionaban en Puerto Rico, La Española y las islas lucayas según sus pobladores. Hubo cuatro oleadas caribes. Las dos primeras pasaron por las islas de Trinidad y Tobago y las dos últimas las evadieron porque los arahuacos las poblaban. En las islas San Vicente y Grenada, entre 1,100 y 1,200 d. C., pudieron haber confeccionado la cerámica suazoide, de muy mala calidad, sin decoración, con superficies rayadas y vasijas de tres patas, aunque Rouse y Allaire lo descartan y otros no aceptan que la cerámica calivignoide, existente desde Guadalupe hasta Islas Vírgenes, se vincule con ellos.16  La cerámica suazoide se habría desarrollado localmente y es diferente a la de los caribes continentales. La cerámica caribe sigue siendo un misterio y Zucchi advierte que presenta una gran variedad. Los caribes empujaron a los arahuacos desde el continente a las islas por su belicosidad y movilización. Sólo pararon cuando llegaron los españoles. La guerra en sociedades de selva tropical disgregadas promovía la cohesión, la aculturación y la deculturación.

Un gran problema teórico-metodológico es determinar si los caribes eran arahuacos. Si no lo eran, lo cierto es que muchos se hicieron tales. Los arahuacos surgieron primero en Venezuela y Guayanas y los caribes parecen provenir de la región norcentral de Brasil. Para Salas, originalmente los caribes eran cazadores, recolectores y pescadores, y los arahuacos eran agricultores. Por ser culturas de selva tropical ambos compartían rasgos culturales, eran ramas de un mismo tronco, se mezclaron entre sí y coexistieron uno al lado del otro con un nivel cultural similar.17  Si bien la lengua de los caribes isleños tenía un 80% de vocablos del lokono arahuaco de Guayanas, tenían costumbres diferentes. La lengua condiciona a la cultura, pero no la determina. La lengua caribe es a la arahuaca como el rumano al francés. Según Taylor, la palabra mar en taíno era bagua, en lokono baraá, en caribe balánna y en garífuna barána18. En Brasil, caribe era un nombre étnico y un título de prestigio y poder. Según Américo Vespucio, algunas naciones arahuacas de Tierra Firme decían a los españoles que después que los bautizaran se convertirían en caraibi, varones de gran sabiduría.19 Los caribes adoptaron la lengua arahuaca y viceversa, pero mantuvieron rasgos culturales diferentes.

El gran Caribe, la región circuncaribe que abarca las islas antillanas y costas de tierra firme, existía antes de la llegada de Colón. Por eso el estudio de la historia caribeña debe comenzar por su prehistoria y especialmente por Venezuela al ser, según Osgood y Howard, una encrucijada en forma de H para el paso de las influencias culturales centroamericanas, antillanas y suramericanas. Las centroamericanas pasaron en sentido sur-este-sur, las amazónicas norte-oeste-norte, las antillanas sur-oeste-sur, las andinas norte-este-norte, en la costa y en el río Orinoco este-oeste y viceversa.20 

Esa capacidad de migración e interrelación se amplió y se hizo más intensa en el mar e islas del Caribe. El poblador continental siguió el arco antillano de isla en isla, pero también hizo viajes directos como sucedió en La Hueca, Vieques, Puerto Rico, sitio con ajuar andino y sin precedentes antillanos, con la excepción de una pieza reportada en la isla Trinidad en 1903.21  De acuerdo a Sanoja y Vargas, las pautas del desarrollo económico y social de los grupos humanos que habitaron a Venezuela no pueden entenderse sin hacer referencia a las áreas circundantes como Colombia, Guyana, las Antillas y Centroamérica. Las culturas aborígenes venezolanas recibieron en diversos momentos influencias de aquellas áreas, las reinterpretaron y las irradiaron de vuelta.22  Vieques fue la isla antillana mayor poblada por caribes. De allí los caciques viequeses realizaron en 1514 el primer ataque exitoso contra los españoles de Loíza, en la isla de Puerto Rico, por lo que Vieques quedó despoblada hasta el siglo XIX.

Hubo flujos migratorios del continente a las islas y viceversa23. Caribes isleños le dijeron a Mathias de Puis en 1652 que habían venido de los galibis o kari´ñas del continente. Schomburgk recogió en 1847 la tradición de que los ancestros de los caribes de Guyana vivían en las islas. Un arahuaco le dijo al reverendo Brett en 1852 que su mitología se inició en Kaiere, la isla Trinidad. Algunos caribes se llamaban a sí mismos “extranjeros”.  En la isla Española los indios le señalaron a Colón la existencia de Caribana o Caribata, región caribe de tierra firme. En el mito recogido por Pané los indios migran a Matininó y a Guanín, islas míticas identificadas con Martinica y otra cerca de Colombia, respectivamente. Los indios caribes amazónicos banares o panares decían que vinieron del mar. La conquista produjo un repliegue de los indios hacia el interior del continente. Los españoles encontraron en la isla Trinidad a indios de Puerto Rico que iban hacia tierra firme. Daniel Brinton estableció en 1871 que el lokono de las Guayanas era el arahuaco de las Antillas.

Sin estos viajes de ida y vuelta es imposible entender la ruta colonizadora seguida por los españoles desde La Española hacia el resto de las islas y el continente americano. En sólo veinticinco años el Caribe fue reconocido por los españoles.25 Colón conoció las Antillas Menores y Mayores, Velásquez fue a Cuba, Cortés a México, Ponce de León a Puerto Rico y La Florida, Ojeda a Colombia y Venezuela, Balboa a Panamá y Pizarro a Perú. Casi todos salieron de La Española con casabe en vez del pan, con españoles aclimatados, indios intérpretes, mestizos y hasta con negros ladinos. Siguieron antiguas rutas indígenas. Sin las rutas de comunicación, el comercio entre las islas, los intérpretes y guías aborígenes no hubiera sido posible la colonización.

Las villas y poblados coloniales de Venezuela se hicieron en las áreas de mayor concentración indígena como Mérida, Trujillo, Coro, Barquisimeto, Caracas y Cumaná. Los grandes poblados fueron productos de la influencia andina y la organización política cacical del noroeste de Venezuela. En 1579 había en el Estado actual de Trujillo unos quince mil indios, cincuenta mil frente al lago de Maracaibo y cien mil tributaban a caciques de la provincia. En el noroeste predominaron los grupos caquetíos que conocían la agricultura de riego y sobre sus aldeas de Coro y Curiana se hizo la primera villa española. En el valle de Caracas treinta caciques dominaban ciento cincuenta mil indios arahuacos, teques, taramaquas y chinagotos. En el río Orinoco, Estado de Monagas, las primeras aldeas agrícolas sedentarias llamadas saladoides y barrancoides surgieron hacia el año 1,000 a. C. y se asocian comúnmente a la lengua arahuaca. Los primeros llegaron a las Antillas dos siglos antes de Cristo y los segundos se vinculan al desarrollo de los chicoides de La Española. Otros grupos llamados ostionoides y meillacoides surgieron localmente en Puerto Rico y Santo Domingo, respectivamente.

No está claro el origen arqueológico de los caribes en Venezuela. Sanoja y Vargas los vinculan hacia el año 100 a. C. en el Orinoco con el sitio de Ronquín, en el Estado de Guárico, desde donde se movieron a la costa oriental. También se asocian a ronquinenses tardíos y a grupos Macapaima que se infiltraron en el Orinoco Bajo en el siglo V d. C. y lograron dominar a los barrancoides arahuacos de la región en el 1400 d. C. y aún vivían allí en el año 1665. Otro grupo de Cachamay que habitaba la cuenca del río Caroní y la margen izquierda del río Orinoco se identifica desde el siglo XII con los indios guayanos. La evidencia arqueológica indica que, por lo menos desde el siglo X d. C. las poblaciones caribes y arahuacas caribizadas del Bajo Orinoco, representadas por las tradiciones arqueológicas de Macapaima, Cachamay y Barrancas, formaban una alianza territorial para el usufructo de los recursos del río Caroní.26 Los ronquinenses-macapaimas tenían una vida material similar, pero hablaban lenguas diferentes. Una parte de la población se relacionaba a los barrancoides y otra parte a los macapaimas. Ocuparon ambas márgenes del río Orinoco y especialmente el río Caroní, en la frontera con Guayana, un coto caribe actual. En Caño Caroní, en los Llanos de Barinas, suroeste de Venezuela, Alberta Zucchi reportó un asentamiento indígena de mil años a. C. de antigüedad, el cual recibió a partir del año 500 d. C. la influencia arauquinoide procedente del Orinoco Medio y Alto. La serie arauquinoide se relaciona con la tradición cerámica identificada por Lathrap con la expansión caribe que se intensificó entre 1,000-1,400 d. C. En dicho sitio se encontraron montículos artificiales de tierra, cerámica con ojos de grano de café e incisión de línea fina, así como restos humanos con señales de canibalismo y caza de trofeos.27 El canibalismo fue importante para la cultura tupí-guaraní, los caribes y otros grupos que lo adoptaron como venganza hacia sus enemigos. La costumbre de preservar la cabeza de muertos tiene amplia difusión en Colombia, Panamá, las Antillas y las zonas del Amazonas y Los Andes. Caribes y taínos conservaban en sus casas cráneos de sus antepasados. Los españoles exageraron hasta más no poder la antropofagia de los caribes y éstos usaron dicho estereotipo para meter miedo a sus enemigos.

Sven Loven ubicó en 1924 el centro de dispersión de caribes y arahuacos en Huyupari y Aruacay, en una montaña al lado norte del Macaraeo, un caño del río Orinoco.28 En tiempo de la colonización la provincia Aruaca, cerca de la península de Paria, era ocupada por ambas etnias. Allí, en 1520, se acuñó el término guatiao para los indios que colaboraban con los españoles, término que éstos habían conocido en la isla de Santo Domingo para la hermandad parental de dos aborígenes que pasan a ser aliados al cambiarse los nombres. Muchos topónimos de Paria son caribe como río Caribe, Carúpano y Cariaco.

Los españoles registraron en Barrancas, sitio que Rouse y Cruxent asociaron en 1961 con arahuacos, a indios de Huyaparí (río Orinoco) de lengua caribe que dieron muerte al conquistador Alonso de Herrera y en Ronquín a caribes tamanacos enfrentados a otomacos que eran muy dados a comer bolas de tierra y a jugar pelota. El cacique Chiparara logró unirlos a todos en contra de los españoles, pero fueron vencidos en 1653.29  En el siglo XVI, en Barrancas o Huyupari, convivían caribes y arahuacos. No se puede afirmar que los caribes de la costa centro-oriental venezolana eran una prolongación de antiguos grupos del área, sí que los grupos arahuacos se mantuvieron homogéneos hasta el siglo XIII-XIV cuando aquéllos comenzaron a desplazarlos. En el oeste, en la cuenca del lago de Valencia, existieron grandes montículos agrícolas a partir del 800 d. C., vinculados con barrancoides arahuacos del Bajo Orinoco y a grupos tardíos del Medio Orinoco. Allí encontraron los españoles grupos arahuacos araguas y caribes tacariguas y meregotos. En el noroeste, entre los llanos y el piedemonte andino, los españoles encontraron arahuacos caquetíos organizados en cacicazgos autosuficientes, pero relacionados con etnias diferentes. Había comercio inter-étnico entre grupos rivales, integración del poder político y el religioso, transportaban caciques en literas y hacían fiestas comunales durante el matrimonio. Grupos caribes quiriquiris vivían en el sur del lago de Maracaibo y los onotos arahuacos habitaban en el norte. Algunos borures caribes se vincularon a los chibchas de Colombia.

Las comunidades aborígenes venezolanas influyeron decisivamente en el tipo de contacto y relaciones que mantendrían posteriormente con los europeos, determinando de paso la rapidez y forma que tomaría el proceso de transculturación que originó la población mestiza. La transculturación y la destrucción de la cultura aborigen fue menor en sociedades proto-estatales y con gran densidad demográfica. En cambio, en sociedades de aldeas y tribus sin un poder político centralizado, como fue el caso de los caribes, el dominio fue extremadamente violento. Muchos indígenas que no se sometían a los españoles fueron declarados oficialmente como “caribes” para capturarlos y venderlos como esclavos, como ocurrió con los gavones del noroeste de Venezuela que fueron deportados a Santo Domingo para que perdieran su soberbia. Los cautivos, sin importar la procedencia o condición, eran denunciados a las autoridades como caribes sin averiguar si eran una cosa u otra.

Al momento de la conquista gran parte de la costa venezolana era ocupada por caribes. La creciente hostilidad de los europeos contra ellos y la resistencia de éstos entorpecieron la colonización. La esclavitud de los indios, caribes o no, se convirtió en la principal actividad de la región y hasta el obispo de Bastidas, fundador de Coro, la primera villa española en Venezuela, fue acusado de marcar indios y enviarlos a Santo Domingo como esclavos.30 En 1514, Mártir de Anglería dijo que el territorio caribe era mayor que Europa, quizás para incitar a su colonización.

Para mediados del siglo XIX Carlos Appun encontró a orillas de los ríos Caroní y Cuyuní, en las Guayanas, una población de diez mil caribes, muchos de los cuales eran mercenarios que luchaban en la guerra civil a favor del general Monagas. La comunidad caribe de la orilla derecha del río Mano, al norte del Orinoco, correspondía a los grupos macapaimas que llegaron entre 400-300 años a. C. desde el Orinoco Medio. Allí vivieron hasta el 1650 con el nombre de cariñas y taguaches y se mantuvieron en guerra continua con sus vecinos guaraúnos o waraos, a cuyos miembros apresados les cortaban el pelo. Según Appun, el cacique caribe de la región era zambo —mestizo de indio y negro—, y el de los waraos era mestizo o criollo casado con india.

Las misiones desde el siglo XVII mezclaron indios de diversas filiaciones como caribes, otomacos, guamos, guahibos, yaruros, sálivas, maquiritares, waikas y maipures. Cada tribu se distinguía por el pigmento de la piel. En 1636 se mezclaron indios y negros en el río Tocuyo. En todo el continente los españoles juntaron a los negros africanos que procedían de diversas etnias y los redujeron a la condición común de la esclavitud.

Caribes, macoriges, ciguayos y taínos a la llegada de Colón

Cristóbal Colón encontró en las islas antillanas aborígenes que vinieron de Venezuela, Brasil y Guayanas en varias oleadas a lo largo de doce siglos. Los dos primeros grupos agrícolas de la isla de Santo Domingo procedieron de Puerto Rico. Los primeros fueron saladoides, vinculados a Saladero en el Bajo Orinoco, ocuparon zonas de playas en el siglo IV d. C. y en algunos sitios se alimentaron predominantemente de cangrejo. El segundo grupo llamado ostionoide ocupó toda la isla a partir del siglo VIII d. C., se mezcló con los saladoides, usó el montículo agrícola, construyó plazas ceremoniales y dio origen a dos expresiones nuevas y locales llamadas chicoides en el este y meillacoides en el centro-noroeste.

Los meillacoides, ubicados en el área de los grupos llamados por los cronistas ciguayos y macorixes, tenían una lengua diferente a la arahuaca, usaron la tortuga como símbolo, no tenían la representación del dios de la yuca y su decoración cerámica no aparece en Antillas menores, por lo que se supone que vinieron desde Guayanas, el lago Maracaibo y el norte de Colombia o fueron un desarrollo local. Del centro de la isla de Santo Domingo se extendieron hacia las demás islas y llegaron a ocupar las tres cuartas partes del territorio antillano.

Los chicoides-taínos, arahuacos surgidos a partir del siglo IX d. C., crearon cacicazgos, lograron gran desarrollo artístico y fueron los que mayor extensión en la isla de Santo Domingo y demás Antillas. A partir del siglo X d. C. comenzaron a mezclarse con los meillacoides-macoriges y los chicoides-ciguayos; los tres grupos hicieron contacto con los españoles.

Hubo continuidad y diferenciación en la sucesión de los grupos saladoides, ostionoides, meillacoides, chicoides y transicionales o hibridoides. Pero a medida en que el proceso se hizo más tardío, fueron mayores las innovaciones locales sin precedentes en las Antillas menores. La interrelación étnica produjo una ruptura con la identidad cerámica, pues uno de los grupos perdió la suya y adoptó la ajena. Eso debió suceder a macorijes, ciguayos, caribes y taínos. Los grupos meillacoides podrían ser los mismos saladoides y ostionoides, y a la inversa, un mismo conglomerado como los ciguayos pudo usar regionalmente cerámicas distintas. En el momento del contacto con los españoles coexistían chicoides y meillacoides y sus diferencias socio-económicas no eran sustanciales. De su mezcla se poblaron Cuba, Jamaica y Bahamas. Las lenguas caribe, ciguaya, macoríx y taína eran variantes de la macro-arahuaca continental o dialectos diferentes de un mismo tronco lingüístico.

La colonización española contó con el apoyo de algunos indios, pero otros le resistieron. Tempranamente se acuñaron los términos “guatiao” y “taíno” para los aliados y “caribes” para los rebeldes. No siempre se podía determinar con precisión esa dicotomía porque los cacicazgos tenían diversas alianzas tribales y algunos se confederaban en caso de guerra. Todo se complicó con la presencia de los españoles y sus conflictos internos. La clasificación en pueblos pacíficos y guerreros no sólo era insignificante, sino también errónea, interesada e injusta.31 

Los caribes tenían una organización social novedosa. Carecían de un poder central, se distinguían por un individualismo espontáneo y rechazaban toda forma de subordinación a un jefe. En caso de guerra se confederaban, pero luego volvían a sus hogares dispersos. Según Rochefort, ubutu era en caribe jefe o cacique, y baba era sacerdote, al parecer dos palabras africanas. Nunca llamaban a alguien por su nombre y sólo señalaban con la boca. Creían que iban al paraíso, por lo que eran enterrados con sus esclavos y esposas arahuacas. Los huesos de los muertos eran venerados en cada casa. Labat dijo que eran vengativos, bebían en exceso y mataban a las mujeres por cualquier asomo de celo. No soportaban ser mandados, ni reprendidos, ni mirados si quiera de reojo. Fácilmente se mataban o mataban al contrario cuando se enojaban. Fue muy difícil convertirlos al cristianismo y en 1698 continuaban raptando mujeres y niños para convertirlos a su etnia.32 En algunos poblados, el chamán caribe desfloraba a las mujeres vírgenes antes de casarlas.

El término taíno, como sinónimo de bueno, lo recogieron los españoles en la isla de Guadalupe y en el norte de La Española. Sólo dos menciones fueron suficientes para catalogar a una población como pacífica y oponerla a otra belicosa llamada caribe. El repartimiento de indios de 1514 en la isla Española incluyó escasos nitaínos, quienes eran encargados de mantener los límites fronterizos tribales. A mediados del siglo XVI se llamó “aruaco” a los aborígenes de Venezuela y Colombia semejantes a los taínos y diferentes de los caribes.33 Los arahuacos no deben ser confundidos con los aruacos de Colombia, vinculados a los chibchas-taironas. Antonio Vásquez Espinosa, quien recogió palabras indígenas a finales del siglo XVI en las Guayanas, dijo que “la nación aruaca fue siempre amiga de los españoles”.34  A partir de los estudios del sueco Sven Loven en 1922 se generalizó la visión de la presencia arahuaca en las islas y se asoció con los taínos finales de mayor desarrollo y extensión. El abuso del término taíno ha creado graves distorsiones porque homogenizó a las culturas precolombinas. Como bien explica Veloz Maggiolo “la idea de la cultura taína dominando todo el arco antillano nos parece errática. A no ser por la cerámica y ciertas piezas como el trigonolito, muchas obras y sitios chicoides pueden ser confundidos con los de otros grupos”.35

Las sociedades de selva tropical de los indios amazónicos y caribeños se dividían en tribus, clanes y bandas, se mantenían integrados a un poder superior, pero también entraban en conflicto por alimentos, tierras, mujeres, parentesco y religión. Entre los grupos taínos, las pugnas no parecían ser tan frecuentes como entre estos y los caribes que venían expandiéndose desde Suramérica y las Antillas Menores y hacían incursiones en Puerto Rico y en el este de la isla Española. La presencia de los caribes y su alianza con arahuacos eran mayores de lo que los españoles suponían. Hoy se sabe que hacían guerra para “tainizarse” y los taínos, por su parte, les entregaban determinadas jefaturas en caso de guerras. Cardoso de Oliveira estableció lo que llamó totalidad sincrética, una fricción interétnica por la cual dos pueblos se unifican a través de intereses diametralmente opuestos y al mismo tiempo buscan y evitan el contacto.36  La organización dual es mítica, política y religiosa. Muchos pueblos indo-americanos eran gobernados por dos caciques, considerados como mitades o parcialidades. Existen numerosos pleitos sobre encomiendas en que aparecen dos caciques de una región, aunque no se sabe si son dos localidades diferentes o de una sola dividida en dos. Lo cierto es que no son excepcionales las referencias a un doble cacicazgo.37 

Desde el primer viaje Colón tuvo que interpretar datos geo-etnográficos desconocidos y ambiguos. No podía saber, a ciencia cierta, si estaba cerca o lejos del continente asiático y si la población era proclive o no a colaborar con su empresa. El primer problema era el de la comunicación. Encubrió lo que descubrió, llamó indios a la población aborigen por la India y comparó el color de su piel con el de los canarios que no era blanca ni negra. Incomunicación, comunicación a medias e interpretación de lenguas desconocidas constituyen lo fundamental de los primeros documentos históricos sobre nuestra isla, por lo que Matos Moquete pregunta ¿cómo no dudar de las fuentes documentales que nos legaron los cronistas?38 

Colón observó la tierra, la gente, el oro, las especias, los alimentos, la madera y la antropofagia como indicios de la cercanía a India y China. Marco Polo escribió que los tártaros se comían a los condenados a muerte y en Europa se decía que los chinos hacían lo mismo con sus enemigos. La cosmografía de Eneas Piccolomini, muy leída en el siglo XV, se refería a islas en Oriente habitadas por mujeres solas y a otras por aquellos que comían carne humana.

Los caribes y las amazonas son vertientes de un mismo mito. El cronista Oviedo dijo que los españoles supieron de un reino en Santa Marta, Colombia, donde gobernaban mujeres solas por lo que las llamaron amazonas, pero que no eran tales porque el conquistador Nuño de Guzmán le dijo en 1547 que estuvo allí “y las halló con sus maridos”39   Mártir de Anglería consideró a las islas de mujeres de México como una fábula en 1520 y Las Casas negó que la isla de Matininó estuviera habitaba sólo por mujeres según el mito recogido por Pané; para Arrom era una geografía mítica. En la isla de Guadalupe, habitada por caribes, los españoles encontraron mujeres solas porque los hombres estaban de caza. Caribes y amazonas eran temas en los que Colón creía y quería oír. La isla de las Amazonas existía solo en la mente afiebrada de los europeos, en cuya época la fantasía iba de la mano con la realidad.40  Los españoles encontraron indias solas porque sus maridos estaban dedicados a la guerra, vivían separadas de ellos y por un rito de pasaje eran aisladas antes de casarlas. Orellana llamó Amazonas al río más caudaloso de América porque mujeres lo enfrentaron con arcos y flechas. Las indias caribes peleaban como los hombres y una de ellas mató al primer español en el Nuevo Mundo, un cántabro herido en la isla Ayay o Santa Cruz en 1493.41 

Entre caribes y arahuacos estaba muy difundida la leyenda de las amazonas. Los waraos le contaron a Roth que el tabaco lo obtenían en una isla poblada por mujeres sin hombres y los arahuacos dijeron que al norte del río Amazonas los indios apautos, tagaris y guácaras tenían relación con mujeres que vivían solas en las montañas. Según un cacique caribe, los indios tairas de Guayana francesa las visitaban cerca del río Wara. Un cacique arahuaco dijo que un hermano suyo recibió de ellas una piedra verde como regalo.42 

El rapto de mujeres era un mecanismo de exogamia y convivencia tribal muy extendido. La causa primordial de la riñas entre los indios era el rapto tribal mutuo de mujeres. En el mito recogido por Pané, Guahayona se llevó las mujeres del cacique Anacacuya y las dejó en una isla. Los yanomamis practican el infanticidio femenino y ante la escasez de mujeres las raptan de sus vecinos. Para obligar a la convivencia con tribus vecinas, las mujeres-esposas de una y otra eran retenidas como rehenes para evitar el enfrentamiento. Según Fox, este intercambio de mujeres se basaba en la exogamia y el tabú del incesto. La cesión de mujeres era un alivio demográfico importante para la tribu.43 Lévi-Strauss explica que toda sociedad intercambia bienes, lengua y mujeres.

En la isla de los lucayos, llamada Guanahahí, Colón encontró gente desnuda con marcas de heridas producidas por presuntos caníbales que venían a capturarlos y a comérselos. Se llevó seis o siete lucayos para que aprendieran español y le sirvieran como guías e intérpretes, uno de los cuales lo bautizó con el nombre de “Don Diego”, lo llevó a bordo en sus viajes y éste lo anunciaba como venido del cielo. En carta del 6 de enero de 1493 Colón mencionó dos islas: una de mujeres y otra de antropófagos. 

Supo que las piezas de oro venían de islas llamadas Colba, Bosio y de otra que él creía ser Cipango, Japón, por lo que pensó que Cuba estaría cerca de la China del Gran Can. Se enteró de que al sureste había hombres con un ojo y hocico de perro que comían gente.44  Tomó mujeres para que aprendieran español e hicieran dóciles a los varones, como se había hecho en África.

En la isla Española, los lucayos advirtieron que había gente con un ojo en la frente y era caníbal, lo mismo que habían creído de los cristianos cuando los vieron la primera vez. También los indios de La Española huyeron pensando que los españoles eran caribes. Para Colón, los caníbales “debían ser del señorío del Gran Can” que venían a capturarlos. En tierra le mostraron sus arcos y flechas y, aunque vio que a dos hombres les faltaban pedazos de carne dizque comidos por ellos, no les creyó. Supo que nitaíno era juez y cacique era rey y que a éste lo transportaban en andas o a cuestas. Le hablaron de Caribata, donde vivían los indios caribes en Tierra Firme. En un pueblo le escondieron las mujeres.

El 22 de diciembre de 1492 los lucayos no entendieron la lengua de la isla Española por la “diversidad de vocablos”. Colón tradujo Cipango por Cibao, lugar de mucho oro. Su nave Santa María encalló y con su madera los indios ayudaron a hacer el fuerte de La Navidad. Le mencionaron los caribes y Colón prometió al cacique Guacanagaríx que los iba a destruir. Fue aquí donde se prestó atención por primera vez al término “caribe” y para el 26 de diciembre de 1492 estaba completo el ciclo canibacaníbal-caribe.45 

Colón dejó 39 hombres en el fuerte y se marchó a Samaná donde encontró indios con pelo largo, rostro tiznado y con arcos y flechas que “debían ser de los caribes que comen gente”.46  Hablaban otra lengua, pues al oro no le llamaban caona sino tuob y le dijeron que éste provenía de Guanín y Matininó, islas situadas al este de Carib (Puerto Rico), donde vivían mujeres sin hombres. Hubo una refriega y algunos indios resultaron heridos. Para Colón aquella gente, llamada por otros cronistas ciguayos, eran los de Carib que comían gente y que si no eran caribes debían ser “fronteros”. Antes de partir a España, tomó cuatro de ellos para enseñarles español y sirviesen de guía.

Colón regresó en su Segundo Viaje en 1493 por las islas caribes de Martinica y Dominica. Guiado por intérpretes torció su travesía y notó alguna diferencia lingüística. Mártir describe con detalles el primer contacto de los españoles con los caribes. En una casa encontraron indios e indias raptados y dizque en su cocina había carne humana cocida con papagayo y ánsar, así como huesos humanos con los que hacían puntas de flechas y la cabeza de un niño colgada en una viga que chorreaba sangre. Mártir nunca vino a América.

En la isla Caracueria o Guadalupe, la principal de los caribes, encontraron mujeres que habían sido raptadas de otras islas. Chanca narra que, mientras buscaban a seis españoles extraviados, un grupo de indios en la playa se identificaron con el nombre de “taíno” que quería decir “bueno”. Los españoles tomaron mujeres cautivas y a dos jóvenes los trajeron por la fuerza. Vieron huesos humanos colgados en las casas. Chanca observó que los caribes usaban ligas de algodón en las piernas y tenían el pelo largo, mientras los otros eran trasquilados. Michel de Cúneo reconoció que los caníbales podían adoptar “nuestra manera de vivir”, pero para ello habría que amenazarlos con que serían esclavizados si seguían comiendo carne humana. En la isla Cayre, Santa Cruz, los españoles apresaron a indios caribes y los enviaron a España, donde Mártir de Anglería vio su “diabólico aspecto”.48  En la isla de San Juan los nativos dieron cuenta de los ataques de los caribes, pero cuando atrapaban algunos de estos los descuartizaban, los asaban y los devoraban. Chanca dijo que “se los comen como los de Caribe a ellos”.47  Los arahuacos se hicieron antropófagos como los caribes, pero también españoles y negros raptados y llevados a Dominica.

Al llegar a La Española, Colón encontró el fuerte La Navidad quemado y los españoles muertos. Supo que los españoles tomaron las mujeres de los indios, se pelaron entre ellos y un cacique de San Juan de la Maguana llamado Caonabó los ajustició. Algunos españoles recomendaron apresar al cacique Guacanagaríx por sospechoso, pero Colón prefirió ir al este y fundar La Isabela, la primera villa, en diciembre de 1493. ¿Cómo sabía que ésta sería un lugar seguro? Colón no lo cuenta en su Diario, pero sabemos que su guía e intérprete lucayo lo acompañaba y lo asesoraba. En excavaciones realizadas por Guerrero y Luna Calderón en el sitio y sus alrededores se encontraron restos meillacoides y chicoides mezclados, y en las afueras hay un sitio chicoide y otro con mezcla de ambos. Los meillacoides han sido identificados como los macoriges que hablaban lengua bárbara o extranjera y los chicoides con los taínos que hablaban la lengua arahuaca universal. Los lucayos, de donde procedía el intérprete y guía principal de Colón, eran bilingües y mezclaban ambas expresiones. La villa nunca fue atacada por indios y estos colaboraron en la empresa. En el cementerio de la villa se encontraron enterramientos de indios y españoles en un mismo nivel.49  La villa fue conflictiva para los españoles por el hambre, el trabajo pesado, las enfermedades y el gobierno de Colón que por leve motivo azotaba y ahorcaba a indios y españoles. Cuatro mujeres blancas, sin permiso oficial para viajar, yacen enterradas, de las cuales tres eran gitanas moriscas prostitutas.50  El alcalde Roldán se levantó, quemó la villa y se marchó con sus hombres al cacicazgo de Jaragua, donde se convirtieron en “caciques blancos”.

Mientras se construía la villa, Colón despachó dos expediciones al interior para localizar el oro del Cibao y el Nittí de San Juan de la Maguana donde estaba el cacique Caonabó. El 12 de marzo de 1494, él mismo encabezó una marcha al interior para construir el fuerte Santo Tomás de Jánico. En el camino, unos pueblos le recibieron y otros huyeron. Los proclives resultaron con cerámica chicoide o transicional y los que resistieron con cerámica meillacoide. El fuerte fue sitiado por los indios de Caonabó y el apresamiento de este cacique se convirtió en asunto prioritario para la colonización.51 

Caonabó según Las Casas era lucayo y para Fernández de Oviedo era caribe. Según Veloz Maggiolo, podía ser un caribe adaptado al medio arahuaco o un ciguayo arahuaco-caribizado. Este fenómeno no era exclusivo de la isla. Miguel Acosta Saignes mostró en Venezuela casos de aculturación entre caribes pacíficos y arahuacos belicosos. Los caribes bobures del lago de Maracaibo eran domésticos, mientras los arahuacos caberres y guaipunabis del Orinoco eran más aguerridos que los caribes de Caroní y Caura. Muchos grupos arahuacos practicaban la guerra y eran caníbales como los caribes. La clasificación en pueblos caribes-guerreros y taínos-pacíficos no explica la filiación lingüística e ignora los procesos de transculturación ocurridos en toda América. Aunque la información de Acosta es de los siglos XVI y XVIII, para Veloz no se puede dudar que el proceso de interculturación entre caribes y arahuacos comenzó mucho antes de la llegada de los europeos.52  Los arahuacos que siempre fueron amigos de los españoles se hicieron rebeldes en Guayanas por el contacto e influencia con los caribes y extranjeros que vivían en el Esequibo.53 

Para Cassá, atribuir un origen caribe a los ciguayos y macoriges del nordeste de la isla Española como lo hizo Colón es una hipótesis desacertada, pero el mismo autor afirma que “los ciguayos de la isla Española pudieron estar emparentados con caribes que perdieron algunos rasgos por la influencia de los taínos”.54  Ciguayos o caribes estaban en proceso de tainización y mantenían rasgos distintivos como belicosidad, arcos y flechas, pelo largo, plumas en la cabeza y pintura corporal. Para Bernardo Vega, los grupos que Colón encontró en Samaná no eran macoriges ni ciguayos, sino una avanzada de los caribes. La ausencia de una cerámica propia es otro distintivo de los caribes y en la costa sur de la bahía de Samaná la cerámica es chicoide, es decir taína.55  Para Mártir y Oviedo, los ciguayos eran caribes; también para Narciso Alberti Bosch, quien publicó el primer libro de prehistoria de la isla en 1913. Las Casas lo negó y dijo que nunca hubo de éstos en la isla, ni usaron veneno en sus flechas, por su afán de defender a los indios como más buenos y dóciles de la cuenta.

Los caribes de Venezuela llamaban macos a sus esclavos. Para Salas, “macorije” tiene la raíz del patronímico maco u otomaco del Orinoco, por lo que los maco-rijes de la isla Española serían esclavos de los ciguayos caribes56. Arahuacos del Orinoco y Guayanas, así como caribes en distintos sitios tenían esclavos llamados macos e itotos respectivamente. También los tenían caquetíos, tupis, uitotos y miranya. La esclavitud era una institución social vinculada a la capacidad productiva de las comunidades. Por su escasa productividad económica, los caribes no podían mantener un gran número de esclavos y a sus hijos les daban libertad o los integraban a su etnia. Los arahuacos a veces vendían cautivos a los caribes a cambio de mujeres. Los moradores de Carúpano, en la costa de Paria, dijeron que los caribes vendían esclavas a cambio de sal, aunque no usaban este mineral en la comida, sino el ají picante llamado precisamente caribe. El mismo negocio existía en la región del Caura y en oeste de Venezuela.57  Los caribes de Paria vendían mujeres a los arahuacos y éstos a los españoles. En el Orinoco los caribes apresaban a salivas, achaguas, quirruvas, mujirris, abanis y pizarvas, cuyos esclavos se auto denominaban macos. Cuando el cacique Chacuare hizo las paces con achaguas éstos les regalaron numerosos esclavos.

La falta de veneno en las flechas facilitó la conquista de las islas antillanas y su uso en tierra firme la obstaculizó. El curare, nombre genérico del veneno, se obtiene de más de setenta especies de plantas amazónicas e incluye trece ingredientes. La falta de la planta o la preparación compleja puede explicar su ausencia en las Antillas. Conquistadores como Juan de la Cosa, Alonso de Ojeda, Ponce de León y muchos otros murieron por efecto de flechas envenenadas.

En Cuba, Colón encontró grupos semejantes a los ciguayos y macorijes, hay un cabo Macurizes y un español era un Conde de los Macurijes.58  A Yucatán, México, llegaron en el siglo XIV d.C. extranjeros desnudos buscando personas para comérselas, lo que supone que eran indios caribes. El actual pueblo de San Francisco de Macorís, República Dominicana, tomó su nombre del Hato Macorís en 1605, del Macorís del Limón y de la ermita Santa Ana de los Macorises existente en 1811, mientras San Pedro de Macorís debe el suyo al río Casuí-Higuamo llamado por Las Casas “lindo Macorís”.59 

Los macoriges desaparecieron después de la conquista, pero los ciguayos permanecieron un tiempo más.60 Durante la rebelión de Enriquillo se mencionó a un Ciguayo como responsable de ataques a los españoles. En 1556 fueron citados los ciguayos entre los últimos pueblos de indios: “El año pasado se descubrieron en La Española cuatro pueblos de indios de que no se sabía. El uno cerca de Puerto Plata, el otro en aquella costa más adelante, en la provincia que se solía decir de los Ciguayos, otro en la de Samaná y otro en el cabo de la isla (San Nicolás, noroeste de Haití), y se mandó que no fuesen repartidos ni mudados de allí, fuesen doctrinados”.61 Cerca de Cabo Cabrón, en el extremo oriental de Samaná en 1523 los hermanos franceses Pamentier vieron a unos negros cimarrones que vivían como ciguayos: “negros salvajes, desnudos, con un pañal delante…se defendían con arcos y flechas”.62  Los sitios de Cocacubana, Cubaná y Baiohaigua identificados por Mártir en la región macoríx, los ubica Bernardo Vega, los dos primeros, en la Cordillera Septentrional y el último en la costa norte63. La provincia Hyabo, desde el río Yásica hasta Samaná, tenía una provincia llamada Cuhabo que abarcaba desde aquel río hasta la desembocadura del Yuna. Al este de Sosúa está el cabo Macorís. Vega ubica el poblado de Mayobanex, lugar de refugio de Guarionex, en Sabaneta de Yásica.64 

En la isla Española, los yacimientos-guías de confluencia taíno-caribe-ciguayo debieron ser Punta Macao en el este y Playa Grande en el norte. En ambos, se han encontrado cerámicas de casi todos los estilos y una innovación sofisticada de la serie chicoide llamada “estilo Punta”. En Macao se conjugan influencias saladoides-barrancoides de Venezuela y el tránsito del ostionoide al chicoide. El sitio se comunicaba por tierra con la provincia de los ciguayos. Playa Grande fue habitado desde el siglo VIII d. C. hasta el contacto hispano, presenta diversidad y mezcla de estilos cerámicos, montículos agrícolas y se ubica en el área ciguayo-macoríx, en donde se han reportado ciento cuatro sitios con restos precerámicos, agro-alfareros, material español y posiblemente de indios y negros cimarrones. De los agro-alfareros, trece están entre Río San Juan y Nagua, treinta y nueve entre Nagua y Montecristi y sólo en Samaná más de cuarenta y cinco.

Elementos comunes entre Playa Grande y Macao son: 1) asentamiento en playa, 2) secuencia ostionoide-transicionalmeillacoide-chicoide, 3) piezas esporádicas saladoides, 4) montículos, 5) cerámica transicional-chicoide con fechados estimados hacia 1025-1250 d.C., 6) micro trigonolitos, 7) combinación de agricultura, pesca, caza y recolección, 8) relación con el área ciguaya-macoríx y 9) contacto hispano. En la última investigación sobre Playa Grande, publicada por Adolfo López Belando, se reporta la mezcla en todos los niveles de la cerámica ostionoide, meillacoide y chicoide, así como evidencias de contacto hispano. El poblamiento se inicia hacia el año 800 d.C. con predominio meillacoide, seguido en orden descendente por el ostionoide y el chicoide. Hacia el 1000-1200 d.C. el meillacoide desciende, el chicoide aumenta y el ostionoide se mantiene estable. Entre 1200-1600 el chicoide y el meillacoide se igualan y el ostionoide aumenta ligeramente. López Belando concluye con que “los tres grupos convivían en armonía en el lugar y tenían un contacto directo con los colonizadores españoles”.65 

Caonabó fue cacique de Maguana por casarse con Anacaona, hermana de Bohechío, cacique de Xaragua. Ella gobernaba en el valle y él en las sierras. A él, Lorgues e Irving atribuyeron amores con una india caribe de Guadalupe. Organizó la primera resistencia contra los españoles destruyó La Navidad y sus parientes sitiaron las fortalezas de Jánico, La Magdalena y La Concepción. Al mostrar interés por la campana de la iglesia de La Isabela, a la que llamó “turey que habla”, Colón le envió para apresarlo grilletes de latón que por su brillo parecían sagrados. El guanín era una aleación de oro, cobre y plata proveniente de Colombia, considerado como sagrado por los indios de la isla. Los caribes lo llamaban caracolis.

Para Frank Moya Pons, el poder de Caonabó indicaba hasta qué punto los caribes habían penetrado en la sociedad de taínos y ciguayos.66  El jefe ciguayo Mayobanex, según Oviedo, estaba sometido a él, lo que refuerza la hipótesis del origen caribe de ambos. Mártir dijo que los ciguayos se comían a los que mataban en guerra.67

Alguna relación debió haber entre los caciques Caonabó, Guarionex y Mayobanex, quienes se levantaron en contra de españoles. Después que Caonabó fue atrapado, el principal peligro lo representó Guarionex, cacique de La Vega, quien primero colaboró con los españoles, pero luego cambió de parecer por la presión de otros caciques de la región. Fue atrapado en las montañas del ciguayo Mayobanex, quien fue solidario con él porque le había enseñado el areito. En el año de 1500 se mencionó a Guarionex como cacique de Maguana.68  Para Schomburgk, los petroglifos y pictografías con tocados de las cuevas de Pomier, en San Cristóbal, y de las comarcas de Mayobanex y Guarionex, ambos caciques caribes, eran semejantes a los de los ríos Orinoco y Amazonas. La plaza ceremonial circular de San Juan de la Maguana, reportada por él por primera vez en 1851, es similar a otra de la Sierra de Pacaraima, habitaba por pemones caribes en la Guayana Británica.69 La plaza de Maguana fue comenzada por grupos meillacoides y terminada por chicoides.

Río Verde-Cutupú en La Vega, cerca del poblado de Guarionex, registra la síntesis de tribus indígenas ostionoides que llegaron de Puerto Rico y los más antiguos grupos macoriges de la isla. En las márgenes de dicho río surgieron los macoriges que se extendieron por el Caribe y se fusionaron con los taínos a partir del siglo XI d. C.70  El poder de Guarionex en el Cibao derivó de esa alianza cacical.

Las Casas y Pané reportaron en la isla diversas lenguas. Pané conoció dos habladas en el área de la fortaleza La Magdalena, la local macoríx y la bilingüe de Nuhuirey, y había otra universal usada por la gente del cacique Guarionex en La Vega. También Las Casas habló de tres lenguas que no se entendían entre sí: la de Macoríx de Abajo (de los macoriges), la de sus vecinos de Macorix de Arriba (la de los ciguayos) y la universal de Xaragua. Los caribes tenían variaciones dialectales habladas por los hombres, las mujeres y los guerreros como lo señaló el padre Breton, quien escribió un catecismo y una gramática de la lengua caribe en 1664 y 1667. Los estudios lingüísticos realizados entre 1871 y 1977 identificaron el taíno y el caribe insular como pertenecientes a la gran familia lingüística de los arahuacos continentales, lo que indica que el arahuaco era la lengua universal de las islas y la hablada por los caribes.

La cerámica meillacoide localizada primero en La Vega se atribuye a los grupos macorijes y la chicoide del este a los grupos arahuacos o “taínos”. Macoríx, en lengua universal, era lengua extraña. Una cerámica similar a la meillacoide aparece en Guayanas, en donde Sanoja y Vargas han encontrado sitios de origen caribe. La presión de los caribes se inició en la costa de Guayana por grupos de la fase koriabo, los cuales sustituyeron entre 1200 y 1300 d. C. a los de la fase mabaruma de origen arahuaco.71 

Meillacoides y chicoides evadieron el contacto mutuo hasta el siglo X y XI d. C., pero luego comenzaron a mezclar e intercambiar sus cerámicas como producto de la alianza étnico-tribal y la formación de cacicazgos. Los ciguayos, los más cercanos a los caribes en la isla, tenían cerámica chicoide y transicional. Una toponimia del norte de la isla llamada La Caribe tiene cerámica chicoide.

Para Marcio Veloz Maggiolo, el autor del presente ensayo fue el primero en señalar que existían posiblemente poblados en donde se usaban las dos lenguas, especialmente, donde aparecen las alfarerías meillacoides y chicoides juntas o en simbiosis. Ambas lenguas sugieren una interacción profunda entre macoriges y taínos.72  En honor a la verdad, construí junto al doctor Veloz la hipótesis de la posible presencia luyaca en La Isabela y relacioné los sitios meillacoides y chicoides como patrones de coexistencia, diferencia y asimilación, durante la expedición sobre la ruta colombina de La Isabela a Jánico.

En la mitología recogida por fray Ramón Pané también se pueden identificar elementos étnicos de aculturación. El fraile fue enviado por Colón a la región Macoríx de Abajo, en el valle de Esperanza, para registrar los mitos y creencias religiosas de los indios, pero terminó su trabajo en la Concepción de La Vega y posiblemente en Bonao, por lo que es un error suponer que sólo incluyó la mitología taína. Mencionó: tres lenguas habladas (macoríx, universal y bilingüe de Nuhuirey); dos cuevas (de Cacibajagua salió la mayoría de la gente y de Amayaúna “los sin valor”); dos caciques (Guahayona mató a Anacacuya y le robó sus mujeres); la profecía del cacique Cacivaquel, padre de Guarionex, sobre la llegada de los caribes y los nombres de Bayamanaco y Guarionex vinculados respectivamente con los caribes tamanacos y los waraos del Orinoco.

Entre las palabras indígenas de Santo Domingo, recogidas por Emilio Tejera, muchas que son de origen caribe como cara (gente), caracaracol (persona enferma de la piel), carare, carate o caracha (infección de la piel con manchas), caraba (arroyo de El Seibo que desemboca en el río Higuamo), carabí (cacique de Samaná con encomienda de doce indios), Caramatex (cacique que domesticó un manatí), carei (tortuga de mar), cares (pueblo de donde se originan los caribes; en Brasil hay una ensenada de los carí o caraíves y a los nordestinos con cabeza chata le dicen paraíbas), careybana (población de Maguana y cacique encomendero de Xaraguá entre San Juan y Azua), cariaco (maíz de varios colores), carib (persona fuerte), caribana (tierra al oriente de Urabá, Colombia, poblada por caribes según Mártir; también ubicada entre el río Orinoco y Guayana), caritaba (cacique de La Vega tributario de Marién), Caroa (indio del Ozama). Las palabras ají y aje podrían ser de un dialecto del caribe-ajé73.  Desde los primeros tiempos de la colonia se llamó caribe al ají picante y a la hormiga brava, como en Venezuela y Colombia llamaban a un pez voraz semejante a la piraña y también a la yuca amarga. Cararú, nombre caribe de tortuga según Breton, es una comida popular en las Antillas y Brasil. En 1511 los españoles hicieron la guerra a los caribes con armaduras hechas de carey, quizás porque era para aquellos un animal tabú. El mito Deminán Caracaracol, héroe fecundado con el esputo de cohoba y que pare una tortuga-mujer, con la cual todos los hermanos engendraron hijos e hijas, es de origen caribe. Entre los caribes waiwai la madre primordial del género humano era una tortuga-mujer llamada wayam.74 

La dicotomía caribe-taína de las islas se aplicó a mediados del siglo XVI en Venezuela y Colombia al llamar aruaco a los indios que eran semejantes a los taínos de La Española y diferentes de los caribes. Galibí o galibales llamaron los cronistas ingleses y franceses a los caribes de las Antillas menores en el siglo XVII. Otros nombres de los caribes eran caribal, calinago, carinago, calina, carib (para referirse a la isla de Puerto Rico) y garífuna, pueblo afro-indio de Bélice. Ana carina rote es un grito de honor que significa Nosotros somos los fuertes o nobles, lo que evidencia que buenos no eran sólo los taínos.

En enero de 1495 Colón envió a Castilla indios mansos y caníbales para que aprendieran la lengua española, se civilizaran y abandonaran la antropofagia. Reconoció algunas diferencias de lengua entre los indios y propuso esclavizar a los caribes para pagar con el dinero de su venta los viajes de la colonización. En ese año envió quinientos esclavos de Macoríx, los cuales fueron vendidos en Sevilla por el obispo Fonseca. En marzo venció a la coalición de caciques en el valle de La Vega e impuso a los indios un tributo en oro, algodón y alimentos.

Mira Caballos observa un cambio de actitud en la reina Isabel La Católica sobre la condición socio-jurídica de los indios a partir de 1495 cuando autorizó vender los quinientos indios de Colón “fiados” y ordenó a una comisión de letrados y teólogos que decidiera si debían ser esclavos o no.75  Colón volvió a vender indios en España en 1496 y permitió que los rebeldes de Roldán llevasen sus mujeres e indios esclavos en 1499. En junio de 1500 la Reina determinó que los indios esclavizados por Colón fueran puestos en libertad y devueltos a La Española, después que lo desautorizó a repartir indios a los roldanistas diciendo “¿qué poder tiene mío el Almirante para dar a nadie mis vasallos?”. El problema no eran los indios, sino la gente baja del pueblo como los roldanistas que los obtenían.

Las instrucciones de 1501 crearon las encomiendas y declararon a los indios vasallos libres, pero en verdad fueron esclavizados de manera disfrazada. Las encomiendas y las enfermedades, no las guerras ni el maltrato, fueron la principal causa de la desaparición indígena. El 29 de agosto de 1503 mediante una Real Provisión, la Reina decretó la esclavitud de los indios caribes por ser antropófagos. Esta disposición generalizó la esclavitud para cualquier indio, pues sus dueños podían fácilmente hacerlos pasar por caribes. En 1504, año de su muerte, permitió obtener esclavos en guerra justa.76 

En el tercer viaje Colón regresó por la isla Trinidad y anduvo por islas caribes, encontró indios con arcos y flechas, y en Paria, Venezuela, indios con pelo largo le advirtieron que no fuera a buscar oro en el oeste porque “allí comían hombres”.77  En la península de Paria, contigua a Trinidad, existen varios topónimos de origen caribe como Cariaco, Caripito, Cautaro y hasta un río llamado Caribe, aunque el padre Las Casas negó que los indios de Trinidad fueran caribes y denunció a los padres Jerónimos, gobernantes de La Española, por consentir su esclavitud y venta pública. En el cuarto viaje, en Cariay, Panamá, Colón encontró indios flecheros “que comían gente” y pueblos que no se entendían unos con otros. Pensó que por ahí se llegaba a Catayo, capital de China.

En 1509 Juan Ponce de León colonizó a la isla de Puerto Rico y repartió indios para minas y granjerías. Los caciques resistieron y mataron al encomendero Cristóbal de Sotomayor en medio de una fiesta que fue vista por un español que sabía la lengua indígena. Los españoles tomaron represalia, pero luego los caribes de Guadalupe, Dominica y otras islas respondieron. En 1511 el rey repitió la orden de hacer “guerra justa” contra los caribes y reducirlos a la esclavitud ante lo cual el dominico Fray Antonio Montesino denunció el maltrato generalizado de los indios y cuestionó el derecho del monarca de esclavizarlos. En 1514 los españoles arrasaron con los indios de Curazao, Bonaire y Aruba. Para evitar la despoblación de La Española por la muerte de los indios se propuso traer “todos los esclavos caribes que se puedan”.78 Hasta 1513 se habían capturado más de cuarenta mil lucayos bajo el pretexto de ser caribes. Para 1518 las islas caribes estaban despobladas y se propuso destinarlas para españoles condenados a muerte y compensar con caribes, lucayos y negros a los españoles que no tuvieran indios. Tan generalizada era la esclavitud de los indios que en 1520 el licenciado Rodrigo de Figueroa, presidente de la Audiencia, estaba ocupado en determinar quién era o no caribe porque era el único que sabía su lengua y luego declaró caribes a los bárbaros enemigos de los cristianos que comían carne humana y no querían recibir a los cristianos ni a los predicadores de la Santa Fe Católica.79 

Los arahuacos formaron grandes cacicazgos e intercambiaban muchas de sus mujeres con otras etnias. Los caribes, en cambio, tenían una organización social y política descentralizada y las mujeres de sus hijos las robaban a los arahuacos vecinos. Este proceso debió haber sido pacífico o violento dependiendo de las circunstancias. Los caribes buscaban emparentarse y compartir el poder con los arahuacos porque mataban o raptaban personas, pero no se quedaban en tierras ajenas.

La idea de grandes cacicazgos fue una construcción de los europeos, quienes los promocionaron para dominar a los indios indirectamente, recibir tributo, evitar la despoblación y adoctrinarlos. El poder del cacique era incuestionable para los indios, era obedecido ciegamente, éste tenía varias mujeres, se transporta en literas, vivía en grandes casas y hablaba a la gente a través de intermediarios. De los cinco cacicazgos mencionados en la isla La Española, Cassá sólo reconoce como tales a Maguá y Xaragua. Los cacicazgos de los taínos arahuacos de las Antillas Mayores eran similares a los de los calamaros, quimbayas, tolús, cenús y mompox del norte de Colombia. En la Guayana inglesa, hacia 1855, no había mucha diferencia entre arahuacos, caribes y otros grupos; todos vivían una vida simple y con poca diferenciación de rango, riqueza y honor.80  Para Rouse, los caribes de las Antillas menores no eran una cultura distinta de los arahuacos de las Antillas Mayores y a lo sumo eran “sub-taínos”.81 Caribes y arahuacos se confundían debido a los procesos de mutua influencia.

La irrupción de los caribes en las pequeñas Antillas cortó en parte la influencia continental y permitió un desarrollo local singular. La cultura taína final la ubica Cassá después que los caribes penetraron a partir del siglo XIII82, pero si la cerámica meillacoide es la misma que la de los caribes de Guayanas, entonces el origen de caribes y taínos en La Española fue contemporáneo. Lo que no hay dudas es que comenzaron a vincularse y a intercambiar sus cerámicas a partir del siglo XIII, que es cuando aparecen también los ciguayos y los cacicazgos. Schomburgk encontró en 1851 que muchas toponimias y nombres de frutas y árboles eran similares a los de las tribus caribes y arahuacas de Guayanas.

Algunos factores de la diferenciación entre el desarrollo continental y el isleño fueron el nuevo medio ecológico, la transculturación de grupos agrícolas, la incomunicación con el continente y contactos con Centroamérica. El surgimiento entre los siglos XIII y XV de una sociedad cacical proto-teocrática con alto índice ceremonial, objetos suntuarios, plazas y jefaturas se debió al paso del cultivo de rozas, típico de la selva tropical, al de montículos agrícolas, reportados para cacicazgos de la isla de Santo Domingo, del noroeste de Venezuela y del noreste de Colombia. Meillacoides y chicoides tenían montículos agrícolas y cacicazgos en la isla Española.

Rouse hizo una clasificación clásica de subtaíno (saladoide, ostionoide y meillacoide) y taíno (chicoide). Cassá prefiere incluirlos a todos, a pesar de las diferencias, en “una misma totalidad cultural taína”,83  aunque el desarrollo no era homogéneo en cada una de las islas. Los únicos cacicazgos desarrollados eran los de la isla Española, los cuales se unían en tribus, aldeas y bandas diversas.

La Española fue el centro del gobierno colonial español y allí los españoles construyeron sus primeras villas, realizaron las primeras mezclas raciales y culturales y desde aquí se realizó la colonización de las islas y el continente. Fue la puerta de entrada y de salida, una encrucijada de influencias múltiples, un epicentro del Caribe, destinado por su naturaleza y geografía a ser frontera imperial. Su historia es la de las luchas de los imperios y pueblos. Para Juan Bosch, si su historia no se estudia a partir de este criterio, no será fácil comprender por qué ese mar americano ha tenido y tiene tanta importancia en la política mundial.84 La lucha de intereses entre las potencias europeas produjeron un Caribe fragmentado o, como lo llama Moya Pons, distintos caribes: español, francés, británico, holandés, danés, norteamericano. Debajo de esa fragmentación, las colonias caribeñas preservaron una sorprendente uniformidad económica al convertirse en sociedades de plantación y esclavos africanos. A pesar de las disparidades entre las colonias, éstas producían los mismos productos para el mercado mundial.85 

Los taínos de las Antillas desaparecieron rápidamente por las guerras, las encomiendas y la aculturación hispana. Los caribes resistieron a la asimilación europea hasta el siglo XIX y sobrevivieron en algunas de las islas como Dominica en las que hicieron acuerdos de paz con franceses e ingleses. En esta isla el Indio Warner, hijo de un inglés y una india caribe, pactó con los ingleses y fue nombrado gobernador en 1664. Murió diez años después al ser atacado por un medio hermano suyo, también mestizo, desde la isla Antigua, cuyos colonos lo acusaron de enviar indios caribes para asaltar dicha isla. Los caribes construyeron grandes poblados en Dominica y San Vicente y en ésta respondieron las incursiones europeas y un tratado de 1773 les permitió asentarse. Los caribes se mezclaron con negros esclavos y se enfrentaron otros caribes indios y negros. Muchos fueron deportados por los ingleses a la isla Roatán y pasaron a Honduras y a Belice, donde sobreviven con el nombre de garífunas. De esta manera, una porción importante de Centroamérica quedó de hecho incluida dentro del área de influencia del Caribe y de los caribes. El nombre Caribe predominó sobre el de Antillas e Indias Occidentales porque integró el mar, las islas y parte del continente. Es un producto histórico americano que sobrevivió a los prejuicios etnocidas de los europeos.

Lo que más sorprende en esa historia del Caribe como frontera imperial es que los europeos, empezando por los españoles, se inventaron el mito de los caribes como caníbales cuando en realidad ninguno de ellos vio directamente un solo caso de antropofagia. Las cincuenta citas de Mártir al respecto son desechables porque ni siquiera estuvo en América y confundió la antropofagia con la costumbre de guardar huesos de familiares en las viviendas y con el proceso de descarnarlos para darles un entierro secundario. La arqueología no ha encontrado pruebas de antropofagia a mansalva. En la isla de Santo Domingo se reportó un caso de canibalismo religioso en Samaná, pero es de un grupo preceramista con fechado de 845 a. C.86  El mismo Américo Vespucio que habló de canibalismo en el Orinoco dijo que, para los indios de Paria, caribe significaba “hombre sabio” y que muchas tribus así llamaron a los españoles por ser “hombres extraordinarios”. El padre Labat dijo primero que parecería que nunca habrían practicado la antropofagia y que, a pesar de su aspecto temeroso, a los prisioneros extranjeros, sobre todo a mujeres y niños “los tratan muy dulcemente y los miran como de su nación”.87  Luego, afirmó lo contrario.

Si los caribes fueron caníbales no fueron los primeros ni los únicos en el mundo. La antropofagia es una práctica ritual o real bastante expandida a nivel mundial. Jalil Sued Badillo recogió numerosos casos de antropofagia cometidos por los españoles en América, algunos hechos con fruición. La negra Luisa de Nabarrete, raptada en Puerto Rico y llevada a Dominica, le preguntó a un cristiano que cometió antropofagia si no se acordaba de la madre de Dios y respondió que no porque ésta no se había acordado de él durante cuarenta años para sacarlo de allí.88 Para Sigmund Freud el canibalismo de seres humanos y la comida comunal de animales y plantas es un ritual que recrea el origen primigenio de la religión, la sociedad y la cultura. La comunión cristiana es una modalidad particular de una comunión universal.89 Cuando los sacerdotes franceses persuadieron a los caribes en los siglos XVII y XVIII de dejar su canibalismo, ellos respondieron que el suyo, el de los cristianos, era peor porque comían la carne y bebían la sangre de su dios. Cuando Cristo dijo que su carne y sangre eran comida verdadera, no simbólica, muchos seguidores lo abandonaron.

Es tiempo de que los libros de historia dominicana incluyan la información de que los indios caribes no sólo vivieron en la isla de Santo Domingo y aportaron toponimias y rasgos culturales al conjunto de la sociedad aborigen, sino que también fueron epígonos de la resistencia anticolonial, dieron nombre a nuestro mar y archipiélago y que sus descendientes aún viven en el continente americano y en las islas antillanas.

Notas

  1.   Marcio Veloz Maggiolo en: Robiou Lamarche, Sebastián. Taínos y caribes. Las culturas aborígenes antillanas, (San Juan: Editorial Punto y Coma, 2016), 152.
  2.   Miguel Acosta Saignes. Estudio de etnología antigua de Venezuela, (Caracas: Imprenta Universitaria, 1963), 141.
  3.   Civrieux en: Hermann. Bock, “Elementos africanos y amerindios en el lenguaje y cultura de las Antillas menores y su repercusión en América Central”. Las culturas del Caribe, (París: UNESCO, 1981), 93.
  4.   Julio C. Salas. Etnografía americana. Los indios caribes. Estudio sobre el origen del mito de la antropofagia, (Madrid: Editorial América, 1920), 38-42.
  5.   Mario Sanoja. “La arqueología de Guayana”. Las relaciones culturales, (Caracas: Informe Anual Separata, 1969), 56-72; Mario Sanoja e Iraida Vargas. Antiguas formaciones y modos de producción venezolanos, (Caracas: 
  6. Monte Ávila Editores, 1974), 260.
  7.   Marcio Veloz Maggiolo. La isla de Santo Domingo antes de Colón. (Santo Domingo: Editora Corripio, 1993, p.141; Panorama histórico del Caribe precolombino, (Santo Domingo: Editora Corripio, 1991), 200.
  8.   En: P. O. Harris. “Summary of Trinidad archaeology 1973”. Fith international congress for the study of pre-columbian cultures of the Lesser Antilles, (Antigua: The Antigua Archaeological Society, 1974), 116.
  9.   En: Roberto Cassá. Los indios de las Antillas, (Madrid: Editorial Mapfre. 1992), 65. R. P. Labat, Viaje a las islas de la América, (La Habana: Casas de Las Américas, 1979), 59, 75.
  10.   Sebastián Robiou Lamarche. Taínos y caribes. Las culturas aborígenes antillanas, (San Juan: Editorial Punto y Coma, 2016), 86. IraidaVargas y Mario Sanoja. “Los pueblos caribes: una etnia-nación”. 
  11. Periódico Red Voltaire, abril 2004.
  12.   Hermann Bock. “Elementos africanos y amerindios en el lenguaje y cultura de las Antillas menores y su repercusión en América Central”. 
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  29.   Sanoja y Vargas, Antiguas formaciones, 142-143.
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