Los taínos en el contexto dominicano actual
La zona suroeste de la República Dominicana es una región que abarca las provincias de Azua, Bahoruco, Barahona, Elías Piñas, Independencia y San Juan de La Maguana. Esta región es el centro de la espiritualidad sincrética indígena, africana y católica de la isla. Las primeras uniones tripartitas en el Nuevo Mundo comenzaron aquí. En el primer encuentro, el de 1492, Colón describió así a los taínos: “Certifico a vuestras altezas que en el mundo creo que no hay mejor gente, ni mejor tierra: ellos aman a su prójimo como a sí mismos, tienen un habla la más dulce del mundo y mansa, siempre con risa; ellos andan desnudos, hombres y mujeres como sus madres los parieron; más, crean vuestras altezas que entre sí tienen costumbres muy buenas”.
Casi desde el principio los indios taínos, y grupos tribales africanos como los igbos, wolof, aja, akan y otros, huyeron a las numerosas cadenas montañosas de la isla creando en ese proceso comunidades cimarronas. De hecho, la palabra cimarrón en español evolucionó de la palabra taína “simarra”, que significa “rápido como una flecha”.
Tanto los africanos como los nativos indios taínos tenían tradiciones espirituales milenarias que colisionaron aquí, en esta isla, por primera vez. A menudo estas creencias tenían que practicarse en secreto ya que los españoles, y otros europeos, no solo forzaron a los nativos a trabajar en las minas y los campos por su infinita sed de oro y lucro, sino que también los forzaron a adoptar su religión católica. Así las cosas, los indios y los africanos tuvieron que practicar sus creencias en secreto, formando sociedades cuyas creencias se sienten hasta nuestros días.
Aunque se ha investigado mucho sobre los legados espirituales africanos y católicos de la isla, prácticamente no se ha hecho nada, o muy poco, con respecto a los del indio taíno. La razón de esto es que existe una narrativa ampliamente aceptada de que hace 17 generaciones los indios taínos fueron totalmente exterminados y no sobrevivieron al período colonial; por tanto, su cultura y espiritualidad habían desaparecido para siempre.
Sin embargo, en esta región, las creencias taínas están por todas partes. De hecho, ¡las huellas taínas se encuentran presentes dentro de los robustos sistemas de creencias sincréticas en los habitantes del área! ¡Por supuesto, muchos académicos afirman que estos vestigios no son indígenas en absoluto, sino que son un homenaje africano a esta raza de personas que desaparecieron hace mucho tiempo cuando ellos llegaron! La verdad, por otro lado, es mucho más compleja. Y es que solo ahora se está investigando, aunque en muchas comunidades rurales y dinastías familiares saben que los taínos sobrevivieron y se identifican como tal, o saben que son sus descendientes. No obstante, los intelectuales y académicos, en esta y en otras islas, han ignorado mayormente las reclamaciones de indigeneidad.
Presencia del ADN taíno en los dominicanos
¡La secuenciación moderna del ADN ha revelado que los taínos dejaron una marca genética sustancial en la isla! La contribución genética taína en las islas del Caribe ha sido significativa. La secuenciación del ADN es una ciencia exacta que no está abierta a interpretación como lo son las fuentes históricas. ¡El ADN no miente! Casi el 100% de los dominicanos tienen algún grado de ADN autosómico taíno/nativo americano. Un estudio por Tajima/Hamaguchi demostró que el ADN Mitocondrial Dominicano es mayormente Africano e Indígena (Tajima/Hamaguchi, 2004).
La presencia de ADN Autosomal varía en toda la isla. Entre los dominicanos el ADN autosomal se encuentra porcentages desde un 3% hasta un 39% aunque el porcentaje es de 8 al 10% a nivel nacional. Este ADN es el responsable de las características de una persona, como el cabello, el color de la piel, la estructura facial, etc.
Es importante señalar que el ADN mitocondrial se transmite solamente de la mujer a sus hijos (tanto masculinos como femeninos), pero solo sus hijas podrán transmitirlo a la próxima generación. Si bien Puerto Rico tiene un 61% de ADNmt nativo americano, la República Dominicana oscila entre el 23 y el 33%. Sin embargo, teniendo en cuenta que la República Dominicana tiene una población más alta, ¡el número es asombroso! Hasta la fecha, no sabemos cuántos hombres dominicanos portan el ADN-Y o el cromosoma-Y. Lo que sí sabemos es que también hay dinastías nativas americanas masculinas. Los indios taínos están presentes en la República Dominicana en un porcentaje más alto de lo que los intelectuales de la isla quieren admitir y no sabemos el porqué.
Junto con sus genes, los indios taínos, por supuesto, transmitieron historias, tradiciones orales intangibles, lenguaje, cultura material y, lo más importante, su espiritualidad. Lo que sucede, de una manera silenciosa, es que la obsesión dominicana con los indios no se trata de un sentimiento antihaitiano o de la negación de la negritud, es simplemente, un culto a los antepasados.
La espiritualidad de los taínos
La mayoría de los seres humanos temen a la muerte. Ese tema se contempla más a medida que se envejece. A la edad ya avanzada comienzan las preguntas como ¿qué pasa después de la muerte? ¿Existe algún tipo de existencia después de la muerte? ¿O todo esto fue para nada?
La espiritualidad es una herramienta de supervivencia muy importante. Le da esperanza y seguridad a la gente. Esta forma de fe, cuando se estudia, se le denomina religión. “Por religión, pues, entendemos una propiciación o conciliación de los poderes superiores al hombre, que se cree dirigen y gobiernan el curso de la naturaleza y de la vida humana. Así definida, la religión consta de dos elementos, uno teórico y otro práctico, a saber, una creencia en poderes más altos que el hombre y un intento de este para propiciarlos o complacerlos. De los dos, es evidente que la creencia se formó primero, puesto que deberá creerse en la existencia de un ser divino antes de intentar complacerle. En palabras de Santiago [Epístola a Santiago]: ´Así también la fe, si no tuviere obras, es muerta en sí misma´.
En otros términos, un hombre no es religioso si no gobierna su conducta de algún modo por el temor o amor de Dios”.
Al comienzo del período de la colonización los indios taínos que vivían en las comunidades ocultas de cimarrones comenzaron un proceso de preservación de sus tradiciones espirituales más íntimas llamadas por Frazer “creencias en poderes” y comenzaron a transmitírselas a sus descendientes modernos.
En San Juan de la Maguana estas tradiciones espirituales son una forma de vida. La gente viene de todas partes de la isla para rendir homenaje a Anacaona; ella fue cacica de Maguana desde que en 1495 los españoles apresaron y le dieron muerte a su esposo el cacique Caonabo. Luego extendió su dominio al cacicazgo de Jaragua cuando falleció su hermano Bohechío. Su gobierno duró hasta el año 1503.
Hay muchas tradiciones espirituales taínas en la región sur. Entre las tradiciones en las cuales se puede encontrar un legado están, principalmente: el vudú dominicano, el vudú haitiano y el liborismo. Dado que estas manifestaciones están transversalizadas por el vudú, se presenta una definición de este. “El vudú es un sistema comprensible y coherente, es una visión del mundo en la que cada persona y cada cosa es sagrada y debe ser tratada en consecuencia; todo el mundo vudú –una planta, un animal o un mineral– comparte básicamente, propiedades químicas, físicas y genéticas similares. Esta unidad de todas las cosas es una creencia global en la santidad de la vida. Unidad cosmológica que se traduce en un humanismo que llega a ser dominante entre los vivos, los muertos, y los que están por nacer, desempeñando funciones igualmente significativas en una cadena mítico-histórica ininterrumpida. Así, todas las acciones, todos los discursos y comportamientos revisten una importancia capital para el individuo y para la comunidad a la que pertenece”.
El “vudú dominicano” es conocido en la República Dominicana como la tradición espiritual denominada “La 21 División”. Comparte cierta similitud con el vudú haitiano, ya que también se divide en panteones y por igual tiene una sección especial para los indios. Pero las dos manifestaciones religiosas son totalmente diferentes. El aspecto más fuerte del vudú dominicano es el componente africano. Lo mismo sucede con el vudú haitiano. En el vudú dominicano la división india es conocida como “Agua Dulce”. Los seguidores de esta creencia están en todas partes de la región y a veces, para los profanos en la materia, la confunden con los “liboristas”.
El vudú haitiano, como es lógico, tiene un alto componente africano. Pero las creencias taínas han dejado su huella en el mismo. Algunos de los dominicanos que practican el vudú en el país viajan a Haití en busca de pociones, encantamientos, etc. Dentro de la creencia vudú hay una división llamada Petró/ Petwo. La antropóloga estadounidense Maya Deren observó inconfundibles tradiciones taínas dentro de esta rama del vudú y escribió sobre ello en su libro The divine horsemen. The living gods of Haiti.
Los liboristas, por otro lado, son los seguidores de “Liborio Mateo”, una figura mesiánica que surgió en San Juan de la Maguana a inicios del siglo XX. Su historia está llena de leyendas, misterio y controversia. A sus manifestaciones se le atribuye la unión de las creencias indígenas taínas con las de las tradiciones africanas y la práctica católica. En este sentido la creencia liborista parece tener similitud en su estructura con la “21 División”. Tanto en el vudú dominicano como en el liborismo la rama india se llama “Agua Dulce”. Pero fuera de ello son dos manifestaciones religiosas muy diferentes. Los liboristas, por ejemplo, se apoyan fuertemente en el catolicismo y lo taíno. El componente taíno en los liboristas consiste en rendir homenaje y ofrecer reconocimiento a los antiguos caciques (jefes taínos) de la isla. De hecho, esto es culto a los antepasados. Los liboristas consideran que los caciques taínos son santos y colocan sus iconografías en los altares, junto a la de los católicos y africanos.
La reverencia al mundo natural
Un aspecto curioso y muy importante de esta fe es su reverencia al mundo natural que lo rodea. Hay una continuidad del culto al sol; en la misma el agua y las piedras son fundamentales para esta creencia. Al igual que el taíno clásico, las personas de esta fe creen que el agua y las piedras están vivas. Llámese animismo o panpsiquismo, todo se considera vivo y se puede negociar mediante la oración y la ceremonia. Podemos observar este fenómeno en los rituales de agua para obtener la protección divina y en el culto a la piedra sanadora que se lleva a cabo en el calvario de Liborio Mateo en Maguana Arriba.
Por otro lado, un aspecto importante de la 21 División es que las iconografías indias nunca se colocan en los altares, sino que optan por colocarse en el suelo, acompañadas de un recipiente con agua y lejos de cualquier influencia católica o africana. Sin embargo, la razón de esto no está clara.
Altar Agua Dulce de la 21 División
La parte india en la 21 División y en el liborismo está muy sincretizada. Es fácil determinar de dónde emerge o cuales son las fuentes de donde surgieron las influencias africanas y católicas. Eso permite continuar alimentando y reforzando tanto a la 21 División como al liborismo. Pero no se puede decir lo mismo de la influencia de lo indio.
En el año 2000 fue posible conocer a algunas personas claves de la medicina local como chamanes y asesores espirituales de la región. Especulando, se podría afirmar que la tradición india de Agua Dulce también debería existir por sí sola y no sincretizada. Si el mito de la extinción taína hubiera sido cierto uno asumiría que después de que el último pueblo taíno muriera, hace 17 generaciones, sus creencias espirituales difícilmente se notarían hoy, excepto quizás en lo documentado por los españoles. Pero hoy sabemos que los taínos no se extinguieron. Con su presencia fueron actores claves en la formación de la República Dominicana y otras islas del Caribe. Sabemos que sobrevivieron escondiéndose en vastas cuevas, en montañas imponentes y en extensos valles de la isla. También sabemos que, así como los indios adoptaron parte de las costumbres africanas y españolas, de la misma forma los africanos y los españoles adoptaron parte de las suyas.
Del mismo modo que algunos están dispuestos a adoptar tradiciones extranjeras, los conservadores no tienden a hacerlo. En Maguana hay católicos acérrimos que no siguen las creencias indígenas, mientras que en Haití hay algunas tradiciones que son puramente akan o yoruba. Estas tradiciones “puras” son la fuente. Estos autores se preguntaron si realmente el panteón de Agua Dulce existía por sí solo. Después de todo, insiste en separarse de los africanos y de los católicos; incluso, en su sincretismo.
El altar de Agua Dulce, también llamado Taimaní, siempre se mantiene separado, siempre en el suelo (excepto en el vudú haitiano y entre los liboristas). Incluso, a veces, se coloca en una cueva, siempre en el piso y todos los materiales asociados deben ser nativos de la isla, con excepción, en algunas ocasiones, del coco indio y la caña de azúcar.
En el año 2015 una anciana del municipio de Jacagua, en el norte de la República Dominicana, confirmó la sospecha de estos investigadores de que efectivamente hay individuos, familias e incluso comunidades que se dedican exclusivamente a los espíritus ancestrales de los indios taínos. Explicó que, aunque ella misma era una practicante de la 21 División, en realidad había sustituido la división de Agua Dulce, que se encuentra en la 21 División, por la que practicaba su madre, el Agua Dulce pura y no sincretizada, a la que llamaba Taimaní o Tamaní.
Para verificar que estas tradiciones, de hecho, eran taínas, fue preciso sumergirse a profundidad en el mundo del chamanismo arawako, porque los indios taínos son parte de la gran familia lingüística arawaca. A su vez, fue necesario releer cada relato español registrado sobre las creencias espirituales taínas. Se pensó que al comparar las tradiciones de Agua Dulce con los relatos españoles y luego, posiblemente, identificarlas dentro de las tradiciones espirituales entre los parientes de Guyana, Venezuela y Surinam, se obtendría una imagen más clara. ¡Los datos recopilados, seguramente, podrían convertirse en varios libros! Pero para los propósitos de este artículo solo se enumeraran algunos.
Piedras
Se cree que las piedras están vivas y que son “nuestros parientes”. Creen que las piedras pueden hablar y dar pistas a preguntas sobre la vida. Las piedras son peculiares sobre dónde se colocan. Se dice que algunas piedras gritan de dolor cuando las separan de su “hogar.”
Por otro lado, diferentes tipos de piedras ayudan a los curanderos a entrar en los “sueños” de la persona a la que está curando. Otro caso es la mencionada piedra que cura en el Calvario de Liborio Mateo y las piedras colocadas sobre las cruces liboristas como ofrenda.
También se usan las piedras para adivinar y para ayudar a los cultivos a crecer, como es el caso de la continuación de la tradición del cemí Yucahu, espíritu de la yuca, en un campo de Azua. Igualmente existen las piedras comunales donde aldeas o comunidades enteras las veneran, las alimentan, les riegan agua, café y les rezan.
Los españoles registraron que los taínos tallaban efigies espirituales que llamaron cemí utilizando diferentes materiales como piedras, madera, concha y barro. Todas las costumbres mencionadas antes se encuentran actualmente en la zona rural en el suroeste de la República Dominicana y fueron registradas en las sociedades taínas y también en los pueblos arawakos de América del Sur.
Agua
Se dice que el agua opera como un vehículo para los espíritus. Por ejemplo, el agua puede usarse para sacar a los espíritus malignos que ingresan en una casa. Igualmente, se le puede hablar. El agua también se usa para bendiciones y protección. En Maguana hay personas que se especializan en “amarrar” la lluvia, un trabajo que generalmente realizan los curanderos. Hay mujeres que le cantan a la sequía para que llueva. Por lo general, son mujeres y deben de entrenar a 3 más. Los arawakos de Guyana creen que los espíritus del agua se les manifiestan a los humanos en forma de cotorras y cangrejos. ¡En Maguana, la gente cree que la cacica (jefa) Anacaona, una figura histórica, es un espíritu de agua, que aparece a los residentes y también en “La agüita de Liborio” en forma de Jaiba (cangrejo)!
Cuevas
Muchas ceremonias se llevan a cabo en cuevas. Los relatos históricos mencionan la importancia de las cuevas para uso ceremonial. Todavía se realizan ceremonias en cuevas en toda la República Dominicana. En algunos lugares hay una tradición que establece que, si uno deja basura fuera de una cueva, los indios la limpiarían durante la noche.
Indios
El uso de esta palabra en esta región se refiere literalmente a los espíritus. Cuando la gente menciona a los indios en sueños, o en los montes, cuevas, debajo del agua, etc., están implicando que los espíritus de la tierra son indígenas. El llamado “Indio del charco” es la historia de un indio que vive en cuevas cerca de ríos o lagos y a menudo se le ve a veces atrayendo a la gente a seguirlo hasta el agua. Algunos dicen que te arrastrará a otro mundo y te mantendrá allí durante 5 años. Se cree que las mujeres quedan en estado de embarazo de este ser. Se dice que tiene el pelo largo y camina a cuatro patas como un perro. Una historia registrada por los españoles involucra a un cemí que caminaba a cuatro patas y cuyo nombre es Opiyelguabiran. La historia registrada por los españoles, de hecho, tuvo lugar en Maguana, donde los nativos han mantenido viva la historia a través de la tradición oral.
Plantas y las direcciones sagradas
Cuando se siembran y cosechan los cultivos se debe pedir permiso. Este permiso y gratitud se realiza observando las direcciones sagradas (puntos cardinales). Los agricultores rezan siguiendo las direcciones sagradas para una buena cosecha. También observan los ciclos de la luna. Algunos cultivos no se pueden plantar durante la luna llena, mientras que otros no se pueden cosechar durante una luna menguante. Estas costumbres de las islas también se encuentran en América del Sur, de donde provienen los antepasados de la República Dominicana.
Ciguapa
Esta creencia se encuentra en toda la República Dominicana. A menudo descrita como mujer, también puede ser hombre. Cada uno hace su propio sonido particular. Se dice que tiene un cabello extremadamente largo que llega hasta los tobillos y los pies invertidos, por lo que es imposible seguirla/o. Los campesinos de toda la isla atestiguan que es real. Muchos estudiosos han descartado esta historia citando que la criatura y la historia no pueden ser de extracción taína porque nunca se representa en los glifos mitológicos taínos. Este argumento se cita brevemente por muchas razones. En primer lugar, el taíno no practicaba la mitología, practicaba la religión y la espiritualidad; de hecho, es irrespetuoso llamar mitología a las religiones de otras personas. Esta criatura no es exclusiva de la República Dominicana. Se encuentra en toda la región circuncaribeña. La criatura que llamamos ciguapa se conoce como ciguanama en El Salvador, currupia en Brasil, caipora en Venezuela, duen en Trinidad y bush dai dai en Guyana. En todos estos países se la describe más o menos igual. La única diferencia clave es que en América del Sur esta criatura está destinada a evitar que los niños se aventuren por la noche fuera de la aldea. Ella también protege el bosque de aquellos que lo destruirían.
Simplemente hay demasiada información para un artículo. Aunque es genial ver cuánto sobrevivió a Colón y al período colonial, es igualmente triste darse cuenta de que la cultura y las costumbres espirituales están en verdadero peligro de extinción. La mayoría de los ancianos que conservan este conocimiento tienen entre 80 y 90 años. En 15 años, todos habrán fallecido, llevándose consigo lo último del conocimiento espiritual de la isla que persistió durante tantos milenios. El siglo XX en particular fue difícil debido a la firme oposición académica a la idea de que quizás, los taínos dejaron un poquito de costumbres que vale la pena explorar, al menos para el enriquecimiento de la cultura local y por el bien de las posteridades.
Todavía hay tiempo
Conclusiones
La vida de los mitos es larga, pero al final terminan muriendo. Durante los años transcurridos mucha gente ha trabajado arduamente tratando de refutar los planteamientos generalizados que hablan de la extinción taína; como respuesta se han recibido acusaciones de auto racismo, de anti-haitianismo o de la negación de la negritud. El indio taíno tuvo que quedarse en su ataúd académico a como dio lugar. Pero ¿por qué? Ocasionalmente ha habido un reconocimiento de las palabras taínas que sobrevivieron y de ciertos aspectos de su gran cultura, pero solo se ha permitido presenciarlos a través de los lentes históricos o arqueológicos. Algunos académicos afirmaron que las enfermedades de los españoles y otros europeos fueron tan letales que no quedó ni una sola gota de sangre indígena. Si se señalaban los acentuados fenotipos indígenas de muchos dominicanos, hasta se acusaba y criticaba por “tratar de convertir a los negros en indios”.
La secuencia y el análisis de ADN han demostrado ser la inusitada perturbación para aquellos que se aferran a la posición de la extinción total de los taínos. Las conclusiones de esta ciencia única no se pueden descartar fácilmente. De hecho, es una ciencia sólida y comprobable. Las implicaciones del hallazgo del ADN taíno en los dominicanos contemporáneos son monumentales y alienta a reevaluar la historia dominicana. Si se considera, por ejemplo, que, en el espacio de 5 generaciones, aproximadamente 150 años, cada individuo tiene 64 antepasados, 32 paternos y 32 maternos. Si solamente uno de estos antepasados fuera taíno de pura sangre, no aparecería nada en las pruebas genéticas; 63 individuos de otras etnias, ciertamente, nublarían la genealogía. Para tener individuos con porcentajes autosómicos de 5, 10, 15 y hasta un 20%, como lo tienen los dominicanos, tendrían que haber bastante antepasados con sangre indígena. ¡Los historiadores afirman que todos los taínos desaparecieron hacen 17 generaciones! ¡Estas pruebas de ADN dicen lo contrario, que todavía había indios puros viviendo en la isla a finales de los 1800! Resulta que la obsesión dominicana con el indio no está en la mente, está en la sangre.
¿Qué harán ahora los académicos con esta nueva información? ¿Lo aceptarán o la seguirán negando? ¿Podrían apaciguar la erudición y retractarse? Esto implicaría admitir prejuicios en una cultura académica que se ha caracterizado en repetir lo que los anteriores han afirmado. De no ser así, el mito de la extinción continuaría.
Lo cierto es que no todos los antepasados taínos murieron, como se ha repetido generación tras generación. Los hubo que permanecieron, sobrevivieron, padecieron y evolucionaron. Oculto en el río del tiempo está el recuerdo intangible de los campesinos y curanderos dominicanos; ellos, hombres y mujeres, tienen la llave para desentrañar los misterios de esos antepasados taínos. Llegó la hora de echar un vistazo detenidamente hacia atrás.
Referencias
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Cornejo Valle, Mónica “Las definiciones de lo religioso en la antropología social. Conceptos y discusiones clave en la búsqueda de un universal cultural”, Bandue IX, Revista de la Sociedad Española de Ciencias de las Religiones, 2016; pp. 67-88.
Tajima/Hamaguchi, “Genetic background of people in the Dominican Republic with or without obese type 2 diabetes revealed by mitochondrial DNA polymorphism”. Journal of Human Genetics, volume 49, 2004, pages 495–499, https://www.nature.com/articles/jhg200481#citeas
Deren, Maya. The divine horsemen. The living gods of Haiti. Kingston, New York McPherson Publishing, 1983.
Leyva Figueroa, Rafael Eugenio. “Vudú. Paradigmas e identidades encontradas en El reino de este mundo”, en: Batey, Revista Cubana de Antropología Sociocultural, Vol. VIII. N. 8. Año 2016.
Lundius, Jan. The great power of god in San Juan Valley-Syncretism & Messianism in the Dominican Republic. Sweden Grafisk form och production: Alf Dahlberg/Pan Eidos Tryck: Novapress, 1995.