Revista ECOS UASD, Año XXVII, Vol. 1, No. 19 Enero-junio de 2020 • Sitio web: https://revistas.uasd.edu.do/

Migración centroamericana y caribeña a Chicago, los casos de los países del “Triángulo del Norte” y República Dominicana

DOI: https://doi.org/10.51274/ecos.v27i19.pp163-207

Doctorante por la UNAM en Historia. Maestría en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Texas. Está adscrito al Centro de Enseñanza para Extranjeros de la UNAM. Ha publicado libros y artículos sobre historia y cultura mexicana. Se desempeñó como Secretario Académico de la UNAM, Chicago. [email protected]

 

Recibido: Aprobado:

UASD Jurnals - Open Access

Cómo citar:

de la Cruz, Juan.2020. «Migración centroamericana y caribeña a Chicago, los casos de los países del “Triángulo del Norte” y República Dominicana». Revista ECOS UASD, 27(19), 163-207. doi: https://doi.org/10.51274/ecos.v27i19.pp163-207

Resumen

Partiendo de la información demográfica, cuantitativa y estadística disponible para los últimos años, se analizan las características del crecimiento y composición de la población latina en EE.UU., particularmente en Chicago. Se hace un recuento de las causas políticas que han provocado la expulsión de migrantes de los países del Triángulo del Norte hacia EE.UU., como la inestabilidad, corrupción, persecuciones y violencia desatada por la proliferación de las pandillas; y, en el caso de la República Dominicana, de las causas de carácter económico. Se describen las políticas de EE.UU. y México de los últimos gobiernos que han tenido como finalidad aliviar la situación de crisis centroamericana, prevenir y detener el flujo migratorio de centroamericanos hacia EE.UU. Se explican las cualidades que presenta la zona metropolitana de Chicago para la migración internacional, particularmente para la latinoamericana y se presenta un panorama demográfico de la presencia latinoamericana en Chicago, particularmente de los provenientes de El Salvador, Honduras, Guatemala y República Dominicana, así como uno histórico de su presencia en la ciudad.


Palabras clave:

Hostos, historia, sociedad dominicana, siglo XIX, caucásico, etíope, cruzamiento, fandango, merengue, bachata, gallera, barbarie, civilización.

Abstract

Based on the demographic, quantitative and statistical information available for recent years, the characteristics of the growth and composition of the Latino population in the U.S., particularly in Chicago, are analyzed. The political causes that have caused the expulsion of migrants from the Northern Triangle countries to the United States, such as instability, corruption, persecution and violence unleashed by the proliferation of gangs; and, in the case of the Dominican Republic, of those of an economic nature, are counted. The policies of the US and Mexico of the last governments that have been aimed at alleviating the Central American crisis situation, preventing and stopping the migratory flow of Central Americans to the U.S. are described. The qualities of the Chicago metropolitan area for international migration are explained, particularly for Latin America, and a demographic overview of the Latin American presence in Chicago is presented, particularly that of those from El Salvador, Honduras, Guatemala and the Dominican Republic, as well as a historical one of its presence in the city.


Keywords:

Hostos, history, dominican society, XIX century, caucasian, ethiopian, crossing, fandango, merengue, bachata, gallera, barbarism, civilization

Introducción

Considerando el impacto demográfico, diplomático, político y económico que ha tenido durante los últimos años el aumento de los flujos migratorios de latinoamericanos con destino a EE.UU., nos ha interesado investigar varias de sus características, particularmente la originada en los países de la región denominada ‘Triángulo del Norte’ centroamericano. Este es el flujo más significativo por el número de migrantes que lo componen, y el de la República Dominicana por ser representativa de un tipo de migración distinta a la centroamericana, aunque igualmente de manera mayoritaria con destino hacia el vecino del norte.

Para el logro de este objetivo hemos seleccionado la zona metropolitana de Chicago como objeto de estudio por ser representativa de los fenómenos migratorios internacionales que comienzan desde el siglo XIX y particularmente de los que se originan en los países latinoamericanos y caribeños a partir de la segunda mitad del siglo XX.

Han sido muy útiles los resultados de los análisis demográficos, estadísticos y cuantitativos como punto de partida y durante el desarrollo de la investigación. Gracias a ellos podemos apreciar el crecimiento y composición de la población latina en EE.UU., particularmente en Chicago. Así como su estatus migratorio.

La información histórica, económica y de análisis político fue indispensable para entender las causas y encuadrar los momentos en que tienen lugar las migraciones. También nos resultaron de mucha utilidad las últimas políticas migratorias norteamericanas y mexicanas en relación particularmente con la migración centroamericana. Ambos aspectos fueron claves para analizar el porqué de la preferencia de los migrantes por Chicago como destino final y su ubicación en la ciudad.

Población latina en Estados Unidos

La presencia latinoamericana o hispana3 en los Estados Unidos de América (en adelante EE.UU.) aumentó de forma importante durante la última década. La misma en ese periodo se incrementó en más de 10 millones de personas. Según datos del United States Census Bureau esta población pasó de poco más de 48.3 millones de habitantes en 2009 a 59.8 en el 2018, representando el 18.3% del total de la población y la minoría étnica más grande.4

Una causa importante de este crecimiento se debe al gran incremento de latinos provenientes, con excepción de México 

que es el principal expulsor de migrantes, de países que se ubican inmediatamente en la periferia de EU.UU. Esta periferia se refiere a la parte media del continente americano. La misma, geopolíticamente, comprende las subregiones de Centroamérica y el Caribe. Tales son los casos de Para el caso de Centroamérica incluye los países de la región denominada del Triángulo del Norte. Para el caso del Caribe se refiera a la República Dominicana.

Durante el periodo señalado la población proveniente de Centroamérica pasó de 3.6 millones a 5.1 en 2017; de estos totales los países del triángulo del norte (Honduras, El Salvador y Guatemala) constituyeron la mayoría. De acuerdo a los datos disponibles esta población pasó de 3.4 a 4.7 millones en 2017. Igualmente aumentó el número de los inmigrantes (nacidos en sus países de origen), que pasaron de 2,5 en 2009 a poco más de 2.7 en el 2017. Y del Caribe (fundamentalmente Puerto Rico, Cuba y República Dominicana), la misma pasó de 7.4 a 9.4 en los mismos años; en particular los nacionales de República Dominicana pasaron de 1.5 en 2010 a cerca de 2.1 millones en 2017, convirtiéndose en la quinta población de origen hispano viviendo en los EE.UU. De estos, los nacidos fuera de EE.UU. pasaron de 0.8 a poco más de 1.1 millones. (Ver Tabla 1).

Los mexicoamericanos nacidos en EE.UU. constituyen el principal contribuyente al crecimiento de la población latina. Los 12 millones de inmigrantes mexicanos que vivían en los EE.UU. superaron con mucho a los del Triángulo del Norte y a los dominicanos. Las cuatro naciones de la parte media del continente han crecido en importancia como fuente de inmigrantes en ese país. Así se aprecia en la Tabla 1, en el 2015, año en que el 55% de inmigrantes del Triángulo del Norte eran indocumentados (725,000 de El Salvador, 550,000 de Guatemala y 375,000 de Honduras).5 Se desconoce la situación de los dominicanos. Pero el hecho de que hayan tenido lugar deportaciones de estos inmigrantes es prueba de que también un número de ellos era indocumentado.

La mayoría de los inmigrantes de este exilio se han ubicado en los siguientes estados: California (los salvadoreños 30% y guatemaltecos 29%, hondureños 11%, dominicanos 1%, aproximadamente); Texas, (hondureños 17%, salvadoreños 15%, guatemaltecos 8%, dominicanos 0.5%, aproximadamente); Florida (Hondureños 15%, guatemaltecos 8%, dominicanos 13%); y, Nueva York (salvadoreños 8%, guatemaltecos 7%, hondureños 8%, dominicanos 42% –más 15% en New Jersey–). Sin embargo, el estado de Illinois con su zona metropolitana también ha sido un destino importante, aunque se encuentra en el sexto lugar de la preferencia de los migrantes.

Causas del exilio centroamericano  y políticas de EE.UU. y México

Son varias las causas que han propiciado un notorio incremento en el flujo migratorio de ciudadanos de los países de origen que las componen. Entre ellas están: la cercanía a los EE.UU., las inversiones y negocios de ese país en los de las regiones en cuestión, las opciones que ese vecino del norte ofrece en cuanto a posibilidades de empleo y mejora socioeconómica, asilos, refugios, residencias, acogidas en ciudades santuario a indocumentados, etc.

El éxodo de decenas de miles de salvadoreños, guatemaltecos y hondureños es una realidad incuestionable. Y en los últimos años muchos de los que buscan llegar a los EE.UU. son menores no acompañados, ya sea de forma indocumentada o solicitando refugio y asilo. Esto se debe a diversas causas entre las que se resalta el hecho de que son naciones que han sido sacudidos por guerras civiles desde la década de 1980, dejando un legado de violencia y fragilidad. Se incluye, además, la pobreza, la proliferación de pandillas, el tráfico de estupefacientes, el débil estado de derecho y la corrupción oficial son elementos comunes. Como parte de estos fenómenos destacan, por el grado tan elevado de temor e inseguridad que sufre la población diariamente, la extorsión, las amenazas, el secuestro, la violación, el homicidio y el reclutamiento forzoso de menores. También el lavado de dinero, el contrabando de automóviles y armas, el secuestro para obtener un rescate y el tráfico de personas.

El Salvador, Guatemala y Honduras se encuentran entre los países más violentos del mundo.7 Si bien es cierto que desde el 2015 las tasas de homicidios han seguido cayendo, los tres países tienen tasas de homicidios significativamente más altas que los países vecinos como son Costa Rica, Nicaragua y Panamá.

Sin embargo, a pesar de este panorama, han tenido lugar algunos avances para la pacificación de la región. El gobierno de El Salvador puso en marcha una política de ‘mano dura’. 

Guatemala obtuvo importantes avances en parte gracias a la intervención de organismos de la ONU y, en Honduras, la presión y manifestación social sobre el gobierno denunciando irregularidades en los manejos de los fondos públicos destinados a la seguridad social logró cambios en la dirigencia del gobierno.

Por su parte, las recientes administraciones de los EE.UU. han respondido de diferentes maneras mediante programas de desarrollo económico y subvenciones millonarias. El presidente George W. Bush se centró en fomentar el crecimiento y la estabilidad de la región mediante el aumento del comercio y la introducción de reformas de libre mercado y otorgó cientos de millones de dólares en subvenciones a Honduras, Nicaragua y El Salvador. Sin embargo, la delincuencia continuó, lo que provocó una oleada de migrantes que llegaron a los EE.UU. En respuesta, el gobierno de Bush adoptó la Operación Streamline, una “política de tolerancia cero” en virtud de la cual los inmigrantes que cruzan ilegalmente la frontera entre EE.UU. y México fueron procesados y deportados penalmente. En su último año, la administración Bush introdujo un paquete de asistencia de seguridad para la región conocida como Iniciativa Mérida.8 

El presidente Barack Obama separó a México de la agrupación de Mérida y la renombró Iniciativa de Seguridad Regional de América Central (CARSI).9  A lo largo de los años, los EE.UU. han proporcionado más de $1 billón de dólares en ayuda a través de CARSI para mejorar los sistemas policiales, antidrogas y judiciales de la región. A mitad de su segundo mandato Obama reformuló la estrategia de los Estados Unidos para América Central forjando lo que pretendía ser un enfoque interinstitucional más holístico. Esta estrategia tenía tres objetivos: promover la prosperidad y la integración regional, fortalecer la gobernabilidad y mejorar la seguridad.

La estrategia de Obama se diseñó para unirse a la llamada Alianza para la Prosperidad (A4P), un esfuerzo multianual y multimillonario de los gobiernos del triángulo del norte y el Banco Interamericano de Desarrollo para promover el comercio y la seguridad en respuesta a la afluencia de menores no acompañados a los EE.UU. en el 2016. En medio de una oleada de llegadas desde Centroamérica Obama ordenó el arresto y la deportación de los inmigrantes recién llegados cuyas solicitudes de asilo habían sido denegadas. La administración dijo que su objetivo era disuadir a los posibles migrantes.

El presidente Donald J. Trump adoptó algunos de los enfoques de su predecesor en la región, como la continuación del A4P, por ejemplo, pero implementó una línea mucho más dura en las políticas de inmigración, incluidas las que afectan a los centroamericanos como la revocación del Estado de Protección Temporal (Temporary Protection Status, en adelante TPS) y el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Deferred Action for Childhood Arrivals, en adelante DACA).

El presidente Donald Trump también tiene proyectado expandir la construcción del muro a lo largo de la frontera suroeste de los EE.UU. Su administración ha implementado muchas políticas destinadas a disuadir a los migrantes de buscar asilo o cruzar ilegalmente la frontera, incluido el procesamiento criminal de todos los participantes indocumentados y la separación de los padres migrantes de sus hijos menores. La retórica contra la inmigración y el aumento de la seguridad fronteriza contribuyeron a una disminución del 26 por ciento en los intentos de cruzar las fronteras en el año fiscal 2017. El 54 por ciento de los migrantes detenidos se originó en el triángulo del norte.10 

A partir de octubre del 2018, que comenzaron caravanas de centroamericanos con destino a los EE.UU. y de que el gobierno mexicano ofreció visas humanitarias de tránsito, la administración norteamericana ha ejercido presión diplomática y económica sobre México para que juegue el papel de contención de esa migración, que en realidad estaba de tránsito a los EE.UU. Se le pidió que colaborara en frenar tal afluencia de emigrantes para que no llegaran a la frontera con ese país y en mantener migrantes en el lado mexicano.

El 20 de diciembre de 2018 México aceptó el protocolo “Quédate en México” para recibir en la frontera norte mexicana a solicitantes de asilo en EE.UU. mientras en los tribunales migratorios de ese país tienen lugar las audiencias y resoluciones de sus casos. A principios de junio EE.UU. hizo una fuerte amenaza a México para que militarizara las fronteras y acortara el flujo de migrantes de Centroamérica y amenazó con subir los aranceles a productos mexicanos. México acató la presión del presidente Trump y el 7 de junio de 2019 formalizó dicho protocolo. Si bien el gobierno mexicano señaló que, a pesar de que era una imposición, lo hacía por humanidad. Las acciones que se desprendieron a partir de entonces se han traducido en retenes y revisiones, la creación de albergues y la militarización de las fronteras. El gobierno mexicano ha destinado mayor presupuesto para la Guardia Nacional y para el Instituto Nacional de Migración para llevar a cabo estas acciones.

La primera devolución de migrantes se realizó el 29 de enero de 2019. De esa fecha al 12 de octubre se han regresado a más de 51 mil personas, de acuerdo a datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU.11  Se espera que en el transcurso de lo que queda del año 2019 esa cifra se incremente en varias decenas de miles.

Por otra parte, en la frontera sur mexicana, ha tenido lugar la llegada de miles de migrantes centroamericanos. Este hecho ha sido motivo de preocupación para el gobierno del presidente López Obrador, ya que las capacidades para atender los compromisos de derechos humanos que hay con las Naciones Unidas difícilmente se cumplen considerando los pocos recursos con los que cuenta para ello. La situación se agrava si consideramos que además de las 50 mil personas que están en trámite de asilo en México, se espera que el número de solicitantes llegue a los 100 mil a fin de año.

La ONU hace un buen trabajo en México, así como la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) que se encarga, entre otros asuntos, de tramitar permisos de trabajo y que así se puedan integrar laboralmente al país los migrantes. Pero deben triplicar su presupuesto para procesar miles de solicitudes de refugio que son atendidas en México. Además, necesita recursos para proveer viviendas, salud y educación a los niños.

Aunado a lo anterior, tanto México como EE.UU. implementaran de manera independiente programas de cooperación con los países del Triángulo del Norte para reducir los factores que impulsan la migración. El primero donará $100 millones de dólares con el plan Sembrando Vida (empleo digno y desarrollo) para la creación de 60 mil empleos en Guatemala, Honduras y el Salvador;12  solo que los efectos se verán hasta dentro de un año. El segundo lanzó un plan elaborado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). De llegar a tener éxito disminuirán la cantidad de personas que emigran.

Como quiera, hasta el momento (diciembre de 2019), las medidas adoptadas por México han logrado reducir de manera significativa el flujo de indocumentados a los EE.UU., pero lo han convertido en un país que ahora tiene presiones migratorias cada vez más fuertes desde el sur y desde el norte.

Causas del exilio dominicano

Por su parte, aunque la migración de la República Dominicana a los EE.UU. se remonta al menos a 1940, una afluencia creciente comenzó en la década posterior al ajusticiamiento en 1961 del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina. Habiendo experimentado una insurrección armada fallida en 1965, una posterior invasión liderada por EE.UU. y una mayor inestabilidad social y política en una economía deprimida, los dominicanos de todos los orígenes sociales, religiosos y económicos comenzaron a reasentarse en gran número en la ciudad de Nueva York en los 1970s.13 

A mediados de los ochenta el país atravesó por una aguda recesión económica que afectó su dinámica productiva y laboral, generando un clima sociopolítico inestable y el deterioro de la calidad de vida; lo que impulsó la emigración de dominicanos y dominicanas.

Para los años noventa la economía dominicana había superado la crisis heredada de la década anterior. Sin embargo, aunque la economía dominicana creció y se generaron empleos, hubo un débil desempeño del mercado laboral, y los empleos creados fueron de baja calidad y productividad. Esta situación continúo propiciando la salida de dominicanos/as hacia el exterior.14 

El flujo migratorio hacia los EE.UU. también se favoreció por el hecho de que durante esas dos últimas décadas del siglo XX tuvo lugar una expansión y crecimiento económico, así como estabilidad de precios y alta demanda laboral en ese país del norte. Sin embargo, a partir del año 2000 disminuyó debido, entre otras cosas, a las políticas migratorias limitantes y restrictivas establecidas por los norteamericanos y al desmejoramiento de sus condiciones económicas y laborales, pues a partir del año 2000, su economía entró en una etapa de recesión; lo que implicó un aumento del porcentaje de la población desempleada en relación a la población económicamente activa y con ello una disminución en la demanda de mano de obra de la población latina y de manera específica para la dominicana.

Cierto que la República Dominicana experimentó una inestabilidad económica a principios del siglo XXI, y que la misma provocó que muchas empresas de capital extranjero y entidades bancarias nacionales se retiraran del mercado dominicano o simplemente que quebraran. Ello, en consecuencia, provocó un aumentó en el desempleo. No obstante, a partir de entonces y a pesar de que hubo un mejoramiento económico paulatino, se perfila una migración cuyas causas son sustancialmente diferentes a las de la de los países del Triángulo del Norte.

La emigración dominicana es diferente a la centroamericana en tanto que no pasa por México, aunque han llegado emigrantes de las islas del Caribe a la frontera sur mexicana, como haitianos y cubanos. El conglomerado de emigrantes dominicanos se caracteriza por ser mayoritariamente femenino y joven. Y no es una migración en la que vayan niños no acompañados.

La migración dominicana es una migración económica; es decir, las personas migran para mejorar sus condiciones económicas y las de sus familiares que permanecen en el país de origen, para tener mayores oportunidades de trabajo y mayores posibilidades de ascenso social. Emigran buscando una mejor calidad de vida con la posibilidad de disfrutar de prestaciones sociales, beneficios familiares, servicios públicos eficaces en el país de destino y, además, emigran por la falta de confianza que la situación cambie en el futuro en su país de origen.

Chicago, “Chicagoland” e Illinois:  santuarios para inmigrantes

Si bien es cierto que el exilio de los nacionales de las cuatro naciones se ha dirigido de forma legal e indocumentada hacia diversas zonas metropolitanas de los EE.UU., la de Chicago ha resultado ser una de las de mayor atracción.

El área metropolitana de Chicago, “Chicagoland”, incluye la ciudad de Chicago, sus suburbios que comprenden el resto del condado de Cook y condados aledaños. Con una población estimada de 9.9 millones de personas, es la tercera área metropolitana más grande en los Estados Unidos.15 En esta zona se ha desarrollado una de las economías más grandes y más diversificadas del mundo y es hogar de más de 400 sedes corporativas principales. En 2017 contó con más de cuatro millones de empleados y generó un producto regional bruto anual (GRP) de más de $ 679,69 mil millones de dólares.16 

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En las últimas tres décadas una nueva ola de inmigración ha contribuido al desarrollo metropolitano. Han arribado profesionales altamente educados y altamente calificados, así como trabajadores poco calificados y con bajos niveles educativos; todos son parte de esta nueva inmigración. Los inmigrantes de Asia y América Latina se han asentado en el área metropolitana, cambiando el paisaje de manera diferente a como lo habían creado inmigrantes anteriores, aunque no de manera dramática. Hoy en día conviven con grandes poblaciones de europeos, afroamericanos y otras minorías étnicas, que habían arribado a la creciente ciudad con su pujante economía industrial como inmigrantes documentados, los cuales fueron creando sus barrios y zonas de influencia política y cultural.

Otro factor que contribuyó a que Chicago fuera un foco de atracción para inmigrantes extranjeros fue la condición de “ciudad santuario” que fue adquiriendo la ciudad y el condado de Cook a partir de la década de 1980. Para entonces Cook comenzó a limitar su cooperación con los esfuerzos del gobierno federal para hacer cumplir las leyes migratorias, pues se negaba a conceder asilo a los refugiados que llegaban de ciertos países de América Central, los cuales eran políticamente inestables durante la época. Desde entonces se convirtió en una de las mejores ciudades para inmigrantes y para poblaciones de refugiados.17 

En 1987 el gobierno federal hizo un esfuerzo para ayudar a inmigrantes ilegales que radicaban en EE.UU. desde el 1 de enero de 1982 a convertirse en residentes legales por medio de la aprobación de la Ley de Control y Reforma de Inmigración, aprobada por el Congreso y firmada por el presidente Ronald Reagan. La misma ayudó a muchos inmigrantes a regularizar su situación migratoria. Aunado a lo anterior, alcaldes y ayuntamientos de Chicago y Cook County, y últimamente el gobernador de Illinois, han aprobado leyes, ordenanzas, reglamentos, resoluciones y políticas, etc. que ofrecen vías para que los migrantes obtengan estatus legal en el país y se han comprometido a afirmar el acceso justo y equitativo al empleo, a beneficios y licencias para todos, independientemente de su nacionalidad o ciudadanía, siempre y cuando los inmigrantes respeten las leyes locales.18

En 2012 el Consejo del Condado de Cook aprobó ordenanzas que prohíben a las agencias del Gobierno Federal, como la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (Immigration and Customs Enforcement, en adelante ICE)19 consultar sobre el estado migratorio de las personas que buscan servicios municipales y también que impiden que la policía local detenga a las personas solo por la creencia de que están en los EE.UU. ilegalmente, y cooperar con agentes federales cuando sospechan de su estado migratorio.20 Siguiendo la misma pauta, en agosto 28 de 2017 el gobernador de Illinois convirtió a la entidad en estado santuario cuando firmó la “Trust Act” (Ley de Confianza)21; una ley que le otorga mayor protección a la población indocumentada en Illinois.22 

Demografía de centroamericanos y caribeños  en “Chicagoland”

De los cerca de 10 millones de habitantes en la zona metropolitana en 2017, la población hispana o latina ha llegado a sumar un poco más de 2 millones, constituyendo el 22% del total, mientras la afroamericana llegaba a un 16.4%, la blanca a 53.1% y la asiática a 6.1%.23  A partir de entonces se ha constituido como la sexta zona metropolitana de los Estados Unidos con población hispana o latina.

Exceptuando México, la mayoría de latinos son de países caribeños, destacando la presencia de los dominicanos, quienes han arribado significativamente a esta zona metropolitana a partir de la séptima década del siglo pasado; se trata de un arribo distinto al que se dio desde mediados del siglo XX24. El otro grupo importante es el de latinos de los países centroamericanos del triángulo del Norte, que, a diferencia de los cubanos y caribeños, su presencia se remonta a las últimas décadas del siglo XX.25 (Ver tabla 2).

Por su parte, la ciudad de Chicago ha mantenido una población más o menos estable que en entre 2015 y 2018 ha sido de poco más de 2.7 millones habitantes por año, de los cuales la población latina en la primera de las anualidades llegaba a ser cerca de 800,000 habitantes (los países de origen se detallan en la Tabla 3).

Exceptuando México, la mayoría de latinos eran de países caribeños, siendo, con excepción de los de los países del Triángulo del Norte, el número de los dominicanos mayor que la de la mayoría del resto de los países latinoamericanos. Igualmente, con excepción de los caribeños, colombianos y ecuatorianos, el número de los habitantes de cada uno de los países del Triángulo del Norte es mayor que la del resto de países latinoamericanos.

A partir del 2016 los hispanos o latinos se convirtieron en la segunda minoría étnica de la ciudad sumando poco más de 800,000 habitantes (el 29.7% de del total), superados por la población blanca que representó el 32.6%, y mayor que la afroamericana que constituyó el 29.4% y la asiática con el 6.3%.26 

Presencia en la ciudad

Salvadoreños

Una primera ola de salvadoreños tuvo lugar entre los fines de1920 y los 1950s. Eran principalmente estudiantes de clase media y alta, militares y otros profesionales. Para la década de los 1970s los cientos de salvadoreños de Chicago se habían dispersado por la ciudad y los suburbios, con concentraciones en las comunidades del lado norte como Uptown.

Comenzando a fines de la década de 1970 y continuando hasta principios de la década de 1990, cuando se desarrollaba la guerra civil en El Salvador, tuvo lugar la segunda ola mucho más grande de inmigración salvadoreña a Chicago. Muchos refugiados de guerra llegaron a Chicago viajando como indocumentados a través de México. Pero a partir de principios de los 1980 el Movimiento Santuario formado por numerosas iglesias y sinagogas en todo Estados Unidos logró ofrecer alojamiento y ayuda a los refugiados centroamericanos indocumentados amenazados de deportación; muchos de ellos regularizaron su situación migratoria gracias a la aprobación de la Ley de Control y Reforma de Inmigración aprobada en 1987 que ayudó a inmigrantes ilegales que radicaban en EE.UU. desde el 1 de enero de 1982 a convertirse en residentes legales.27 

Hoy en día los salvadoreños de Chicago se encuentran dispersos por la ciudad y los suburbios conviviendo con otros inmigrantes de América Central y del Sur, especialmente los guatemaltecos, con concentraciones al norte y noroeste de la ciudad en los vecindarios del lado norte de Rogers Park, Albany Park, Logan Square y Edgewater. También hay importantes comunidades salvadoreñas fuera de la ciudad en Waukegan y Des Plaines. Se ha visto que solo unos pocos profesionales se encontraban entre los recién llegados a principios de la segunda década del siglo XXI; sin embargo, según fue aumentando la violencia en El Salvador, la llegada a la frontera de este tipo de salvadoreños también ha crecido. Como es el caso de muchos mexicanos, a menudo encuentran empleo en los restaurantes, fábricas, sitios de construcción de la ciudad y servicios de taxi. En los suburbios muchos trabajan como jardineros, trabajadores domésticos y niñeras.28 

Muchos padres de familia han aprovechado las posibilidades de mandar a sus hijos a las escuelas, donde los programas de educación bilingüe han facilitado el éxito de muchos niños. Sin embargo, se ha visto que, como sucede con jóvenes de otros países latinoamericanos, hay adolecentes y adultos jóvenes que forman parte de pandillas que emulan a las maras salvadoreñas de Los Ángeles, lo que es indicador de los efectos menos positivos de la inmersión en la cultura urbana de los EE.UU.

Un recuento confiable de la comunidad salvadoreña no está disponible debido a la gran cantidad de recién llegados y al estado indocumentado de una parte considerable de la comunidad. Es muy seguro que la cifra de casi 5,500 reportada en el estudio del Ameican Comunity Survey para el número de salvadoreños en la ciudad en 2015, como lo muestra la tabla 4, está rebasada al igual que la del condado de Cook. El principal concejero legal del Centre Romero in Rogers Park estima que hoy en día hay aproximadamente 40,000 salvadoreños viviendo en “Chicagoland”, aunque la Oficina del Censo de Estados Unidos reportó 17,000, como se aprecia en la Tabla 2. Muchos inmigrantes sueñan con regresar a El Salvador, pero las continuas dificultades en relación con el estatus legal hacen que las visitas a los hogares sean imposibles para muchos, pues repercutiría negativamente por la dependencia de las familias en Chicago y en El Salvador del salario de los inmigrantes.29 

Hondureños

Los primeros inmigrantes hondureños de Chicago comenzaron a llegar a principios del siglo XX. Algunos vinieron a estudiar a las universidades del medio oeste y luego se establecieron en Chicago para practicar medicina, ingeniería u otras profesiones. Formaron una comunidad en el sur de Chicago con otros hondureños que vinieron a trabajar en las acereras. Para 1960 varios cientos de hondureños se habían establecido en el sur de Chicago, Little Village (North Lawndale) y Humboldt Park.30 

Al igual que lo que sucedió con los salvadoreños, en las décadas de los 1970 y 1980, por la inestabilidad política y de amenaza de la guerra civil que tenía lugar en los países vecinos, la emigración hacia EE.UU. se incrementó. A finales del siglo XX las oportunidades de trabajo de la ciudad motivaron la llegada de más hondureños, la mayoría de los cuales se integraron como trabajadores de la construcción y en trabajos domésticos, y un pequeño porcentaje como profesionistas. Por su parte, los hondureños desde la década de 1990 formaron la comunidad más grande en Waukegan. Hoy en día, en vecindarios al norte y el lado sur de la ciudad, se encuentran importantes concentraciones de hondureños, tales son los casos de Logan Square, Uptown, South Chicago, West Town, Albany Park y New City. Año con año se reúnen a principios de febrero para celebrar a la Virgen de Suyapa, la patrona de Honduras; y en septiembre se encuentran en otras comunidades centroamericanas de Chicago para celebrar el Día de la Independencia.31

En el presente siglo han arribado muchos hondureños a Chicago procedentes de ciudades norteamericanas a donde habían llegado originalmente, como Nueva Orleans, Nueva York y Los Ángeles, atraídos por la reputación de Chicago de empleos mejor pagados. Como en el caso de los salvadoreños y guatemaltecos, se cree que la cifra de la estimación del American Community Survey de 6,215 para 2015 de hondureños radicados en la ciudad de Chicago, como lo muestra la Tabla 4, ha sido rebasada varias veces al igual que en el Condado de Cook y la zona metropolitana; en esta última se contabilizaron 17,000 en el 2017, como se aprecia en la tabla 2.

Guatemaltecos

De acuerdo a la The Electronic Encyclopedia of Chicago, “antes de la década de 1980, Chicago era el hogar de un pequeño número de profesionales y estudiantes guatemaltecos. La primera gran ola de emigración guatemalteca ocurrió a principios de la década de 1980, cuando intelectuales, estudiantes, organizadores sindicales y otros activistas huyeron de un período particularmente violento en la guerra civil de 36 años de Guatemala. Principalmente de clase media y ladino (de ascendencia mixta amerindia-española), estos refugiados pronto se unieron a un segundo grupo de refugiados de campesinos mayas (pequeños agricultores). Más tarde de esa misma década Chicago se convirtió en el destino de los mayas guatemaltecos aterrorizados por la política de “tierra quemada” de su gobierno. A principios de la década de 1990 los guatemaltecos que residían en Chicago incluían representantes de cada uno de los 21 grupos étnicos mayas diferentes, aunque la mayoría hablaba quiché”.32 

Como en el caso de los salvadoreños, en la década de 1980, el Movimiento Santuario con sede en EE.UU. ofreció protección también a los refugiados guatemaltecos. Una segunda ola de guatemaltecos que huían de las terribles condiciones económicas llegó a Chicago a mediados de la década de 1990 y fue revitalizada por la devastación del huracán Mitch en 1998. El censo del año 2000 contabilizó 19.444 guatemaltecos en el área metropolitana.33 

En el año 2015 la población guatemalteca era el cuarto grupo latino más grande en la ciudad con cerca de 20,000 mil habitantes, por debajo de los mexicanos, los puertorriqueños y los ecuatorianos; y el tercero en el condado de Cook y la zona metropolitana, en esta última a mediados de la segunda década del presente siglo XXI sumaba cerca de 45,000 habitantes, como se aprecia en la Tabla 2. Similar a los ecuatorianos, la población guatemalteca se ha concentrado principalmente en el lado norte. Sin formar grandes agrupaciones residenciales, la población guatemalteca de Chicago se ha dispersado en Uptown, Rogers Park, Logan Square y Albany Park. Fuera de la ciudad, la mayoría de los guatemaltecos viven en Elgin.

Así como esta población ha aumentado significativamente en todo el país, principalmente en el área metropolitana de Los Ángeles, se estima que también ha crecido en la ciudad y el área metropolitana de Chicago. Sin embargo, el faccionalismo de la guerra y el temor de llamar la atención de las autoridades migratorias han desanimado a los inmigrantes guatemaltecos a concentrarse en determinados barrios, lo que hace difícil estimar la dimensión de su crecimiento.

Los inmigrantes de clase media y ladinos que llegaron durante la primera ola migratoria en la década de 1980 a menudo alcanzaron sus equivalencias profesionales. Los inmigrantes campesinos mayas, que forman la mayoría de la población guatemalteca en Chicago y que con frecuencia tienen pocos o ninguna educación formal, trabajan principalmente en los restaurantes y fábricas de la ciudad, o en los suburbios como jardineros y trabajadores domésticos. A partir de la ola migratoria de mediados de los 1990 los guatemaltecos superan a los inmigrantes de los otros dos países del Triángulo del Norte.

Dominicanos

Aunque la inmigración de la República Dominicana a los Estados Unidos se remonta al menos a 1940, una afluencia creciente comenzó en la década posterior al ajusticiamiento en 1961 del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina. Habiendo experimentado una insurrección armada fallida en 1965, una posterior invasión liderada por Estados Unidos y una mayor inestabilidad social y política en una economía deprimida, los dominicanos de todos los orígenes sociales, religiosos y económicos comenzaron a reasentarse en gran número en la ciudad de Nueva York en el 1970s.

Las familias dominicanas han residido en Chicago desde 1966. Estos inmigrantes eran en su mayoría devotos católicos romanos de la clase media urbana. A medida que la producción industrial de Nueva York comenzó a disminuir después de 1970, y que aumentó el desempleo, miles de dominicanos resultaron afectados. La esperanza de encontrar mejores oportunidades de trabajo en la agitada economía metropolitana de Chicago atrajo a trabajadores no calificados, hombres y mujeres autónomos, en su mayoría técnicos, profesionales, ministros protestantes y un puñado de artistas. La mayoría encontró trabajo en las industrias de empacado de carne, vestimenta y electrónica, así como en los sectores de servicios.

Durante las décadas de los 1980s y 1990s continuaron llegando inmigrantes al Medio Oeste norteamericano; fue algo que ocurrió cuando tuvo lugar el proceso de expansión y crecimiento económico estadounidense y la recesión económica que afectó la dinámica productiva y laboral de la República Dominicana, que impulsaron la emigración de dominicanos y dominicanas a los EE.UU. De manera particular, en Chicago, grupos de dominicanos revivieron los intentos anteriores de unir a los dominicanos en torno a temas culturales, sociales y educativos. Esto los impulsó a fundar la Casa Dominicana en 1991 y la Asociación del Medio Oeste de la República Dominicana (https://www.damamidwest.org/essential-links/). La misión principal de estas instituciones es abordar las necesidades de los dominicanos en el Medio Oeste en temas relacionados con la educación, la economía, la tecnología y la cultura. También busca monitorear y actuar sobre asuntos de políticas locales y nacionales que afectan a los dominicanos. Otras iniciativas comenzaron a unir esfuerzos para llevar a Chicago el folklore y la música de su país y para crear espacios donde artistas y escultores dominicanos presentaran sus obras, como fue el caso de “La galería” de propiedad dominicana.

A partir del 2000, como en las décadas anteriores, procesos económicos y políticos en los Estados Unidos repercutieron en una disminución de la población emigrante dominicana a ese destino.

A pesar de esa situación, como ya se hizo notar arriba, el número de dominicanos en los EE.UU. creció de 1.5 millones en 2010 a cerca de 2.1 en el 2017, representando el segundo de los años, aproximadamente, el 4% de los hispanos y quinto más grande después de los mexicanos, puertorriqueños, cubanos y salvadoreños. Y se ha estimado que aproximadamente unos 7,500 dominicanos vivían en la zona metropolitana de Chicago en el segundo de los años, como se aprecia en la Tabla 2.

A pesar de su incierto dominio del inglés se sintieron aceptados en una ciudad que ya albergaba a miles de latinos de México, Cuba y Puerto Rico. Con los dos últimos grupos, los dominicanos no solo tienen una afinidad histórica, y comparten héroes de las luchas de liberación del Caribe del siglo XIX, sino también una ascendencia étnica mixta común que se remonta aún más atrás, en la que se destaca el elemento afrohispánico. Muchos dominicanos decidieron establecerse entre cubanos y puertorriqueños y se mezclaron fácilmente con ellos en el vecindario de Humboldt Park  y en otras áreas del lado noroeste de Chicago. Otros, en su mayoría profesionales, se extendieron a los suburbios circundantes, como Burr Ridge, Downers Grove y Niles.35 

Afrodominicanos

Una parte de los dominicanos son de ascendencia étnica africana. Hoy en día, junto con otros inmigrantes del mismo origen étnico procedentes de Puerto Rico, Cuba, Colombia, Panamá y México, se identifican como afrolatinos, afro-caribeños o afrodescendientes con raíces en América Latina. No se tiene un dato preciso del número de estos inmigrantes que radican en Chicago, pero con mayor frecuencia están encontrando formas culturales para hacerse notar y diferenciar de los afroamericanos.

A nivel nacional, una encuesta del Pew Research Center de 2016 mostró que una cuarta parte de todos los latinos de EE.UU. se autoidentifica bajo alguna de las categorías señaladas.36 También, según el país de origen, se autodenominan como afrodominicanos/as, afroboricuas, afrocolombianos/as, afropanameños/as. Algunos testimonios de los primeros nos dejan ver aspectos de su identidad y expresiones culturales.

Varios afrodominicanos han manifestado que, comparado con la comunidad mexicana, hay una pequeña comunidad de dominicanos en Chicago que viven en vecindarios específicos, sobre todo en el noroeste de la ciudad donde todos se conocen y donde la población es mayoritariamente negra o latina. Si bien se identifican con ambos grupos ya que encuentran similitudes en las costumbres y tradiciones, quienes se identifican como afrolatinos se ven a sí mismos en ambas comunidades y están tratando de expresar esa dualidad.

Según declaraciones a la cadena de noticias NBC News, para Edgar Bautista, de 25 años, también conocido como Jubal, todos los días en Chicago se siente como “vivir en dos mundos diferentes”. “Soy un latino negro y hablo español e inglés con fluidez”, dijo el aspirante a artista de hip-hop que nació en la República Dominicana y se mudó a Chicago a una edad temprana. Continuó: “Diría que el español es mi primer idioma, pero si escuchas mi inglés, no puedes decir que soy de otro lado”.37 

A menudo Jubal se encuentra con personas que no entienden que alguien de su complexión de la piel puede hablar español de forma natural. Entonces está usando la música como un espacio para crear su propia experiencia, sabiendo que no está solo.

“Sé que hay muchos niños que se sienten como yo cuando era más joven y no tienen a nadie que exprese esas emociones, así que cuando van a escuchar música, quiero ser esa representación para los demás”, dijo Jubal. Estoy creando y cerrando la brecha entre lo que soy y lo que la gente me percibe”.38 

Muchos afrodominicanos/as han experimentado un sentimiento parecido que expresa un patrón común de reconocerse a sí mismos como portadores de una identidad étnico-cultural alternativa, una identidad diferente a la afrocéntrica o únicamente latina, expresada a través del arte y la cultura. Se trata de una actitud frente a las etiquetas raciales que predominan en los Estados Unidos, como las descritas por la dominicana Rosa Bachleda y su trabajo a mediados de los 1990s: “Yo era negra para la América blanca [y] era una extraña persona de habla hispana para la América negra “; fundó en Chicago un grupo interracial de mujeres artistas llamado Not just Black and White.39 

Testimonios de otros afrolatinos de Chicago nos dejan ver los mismos señalamientos raciales hacia el interior de su comunidad, la búsqueda de opciones para mostrar una identidad diferente a la afrocéntrica o únicamente latina y varios de los problemas que enfrentan como la “invisibilidad” y el racismo, ante el hecho de que pocas personas reconocen el término afrolatino y las luchas que enfrentan más allá de los problemas de identidad.

En relación a la cuestión de la identidad, muchas veces Tyson Hernández, un afromexicano de 19 años de madre mexicana y padre afroamericano, cree que es “más negro” que latino; a menudo cree no encajar en ninguna de las dos categorías porque no se siente aceptado ni identificado totalmente, y concluye que los afrolatinos como él necesitan establecer con más fuerza su presencia.40 

“Al crecer, mi hermano gemelo, Tyrel, se quemaba el cabello al intentar alisar sus rizos para así poder parecerse a los demás. Nunca nos hemos sentido parte de la comunidad negra ni de la comunidad mexicana, es una pena”, agregó Hernández. Mi mamá solía llevarme a México y aunque hablaba español, a los niños no les caía bien. Después de eso, pensé que tenía que tratar de ser más negro porque a los mexicanos no les caía bien”, dijo. “Siempre he sentido que tengo que ser o uno o el otro”. “Pero definitivamente soy afrolatino”.41 

Ana Vicky Castillo es una académica y educadora con sede en Chicago quien se identifica como afrocolombiana. Explica que la forma en que se dividen los vecindarios (afroamericanos y latinos) contribuye a la falta de integración de hispanos como ella.

“Esta línea es casi imposible de cruzar y crea una situación muy difícil para los afrolatinos, porque estamos en medio de dos comunidades marginadas y divididas”, dijo Castillo. “Para los latinos, somos demasiado negros, y para los afroamericanos no somos lo suficientemente negros”.42 Más allá del tema de los vecindarios divididos está el tema del racismo dentro de la comunidad hispana.

Las cuestiones de la visibilidad y el racismo fueron expuestas el día de la apertura del Afro-Lati @ Insititute of Chicago (ALIC) en 2006, que Castillo ayudó a fundar y que tenía la misión de dar visibilidad a los problemas que afectaban a los hispanos de ascendencia africana. Su misión era ayudar a fortalecer la investigación y construir redes de activistas entre los latinos de ascendencia africana en los Estados Unidos. Carlos Flores, presidente del instituto, le dijo al mundo que la organización “cuestiona la separación de Black versus Brown” y propone “una agenda unificadora de Black and Brown”. Así mismo, puntualizó que “algunos negros también son latinos, y que muchos latinos son víctimas de discriminación racial y cultural”. Los afrolatinos están aquí para quedarse y “no seguiremos siendo invisibles”.43 

Al perder impulso dejó de funcionar unos años más tarde, pero en 2012 Castillo fundó la Afrolatinos Historical Society, con la misión de recuperar y preservar la historia afrolatina y la de “Movilizar los recursos para que las comunidades socioeconómicas, políticas y culturalmente privadas de Afrolatinos y de la diáspora africana se mantengan a sí mismas y construyan una sociedad equitativa”. Y con la visión de “prever que los afrolatinos construyan puentes con la diáspora africana en todo el mundo junto con organizaciones asociadas de la industria, el gobierno, organismos multilaterales, ONGs y la sociedad civil, proporcionando educación, defensa y acciones sobre temas que afectan a la diáspora africana para permitir su desarrollo y prosperidad”.44 

A través de su organización Castillo quiere seguir encontrando formas para que la comunidad se una. Una cosa que espera proponer pronto es un Programa de Intercambio de la Diáspora Africana, que brindaría a los estudiantes afroamericanos de secundaria en Chicago la oportunidad de estudiar en el extranjero para continuar cerrando la brecha entre los afroamericanos y los afrolatinos.

“Realmente necesitamos diseñar estrategias para conocernos y respetar nuestras diferencias culturales y aprender a utilizar nuestra diversidad como un gran activo en lugar de una fuerza divisoria”,  dijo.

Dos hermanas, Raquel Dailey y Rebecca Wooley se identifican como afro-boricua; también han resentido formas de discriminación. Las hermanas dicen que cuando asisten a eventos culturales en Chicago la gente se sorprende al descubrir su herencia puertorriqueña. “Es una sorpresa para la gente, como si no hubiera puertorriqueños negros”, dijo Wooley. “También hemos recibido comentarios en línea de Latinx que no quieren que publiquemos sobre 'Blackness' en las redes sociales”. 

Han encontrado una forma diferente de expresar su identidad afrolatina. Crearon su blog de estilo de vida BoriquaChicks.com en 2012. Incluye entrevistas con varias mujeres afro-latinas del país, así como artículos con temas como “Cosas que las afro-latinas están cansadas de escuchar”. Dijo que ella y su hermana inicialmente crearon el espacio como una forma para que el público se relacionara con su historia.

Viven en Humboldt Park, donde reside la mayor población afro-latina de Chicago. Las comunidades afro-puertorriqueña y caribeña han creado organizaciones culturales como el Centro Cultural Segundo Ruiz Belvis, El centro, así como la organización sin fines de lucro AfriCaribe, que se encuentran en o cerca del Parque Humboldt, hogar del Paseo Boricua, un distrito pequeño al que muchos llaman “el pequeño Puerto Rico”.

Hoy en día los afrodominicanos que radican en Chicago, como el resto de los afrolatinos, han ido encontrando diversas vías en el campo de la cultura para superar o enfrentar situaciones de identidad y el racismo. Algunas iniciativas notables de miembros de la comunidad afrodominicana en el ámbito de la educación, que tienen como finalidad la de tener y fomentar el orgullo étnico-cultural, representan una vía efectiva para el logro de ese objetivo.

Padres de familia que viven en Chicago inculcan valores a sus hijos tendientes a fomentarles el orgullo, la confianza y la auto-identidad afrodominicana. Los padres están convencidos de que para cumplir con estos objetivos es necesario comprender lo que significa la raza para uno, “inocular” a los niños a edad temprana, y celebrar el legado de la familia.

Los niños aprenden lo que significa ser afrolatino de sus padres. Es una lección que Anyiné Galván-Rodríguez, una madre dominicana de dos hijos en Chicago, aprendió cuando sus hijos eran pequeños. Creció alisándose el cabello natural como una forma de adaptarse a un ideal de belleza eurocéntrico considerado “más aceptable” en la sociedad que el cabello grueso. No fue hasta que su propia hija, Leilani, que ahora tiene 13 años, le preguntó al respecto, que se dio cuenta de que tenía que dar el ejemplo si quería criar a una niña segura de sí misma. 

Recuerda Galván-Rodríguez que fue ese momento que la llevó a sacudir su afro con orgullo: “Debía poner su negrura completamente frente a su identidad si quería que su hijo hiciera lo mismo”. Debía “abrazar mi piel negra, mi cabello grande, natural y rizado, y los labios carnosos que heredé de mis ancestros africanos”, dice. “Solo puedo esperar que mis hijos internalicen esto mientras continúan desarrollando su identidad”. 

Más allá del hogar, se debe enseñar a los niños sobre su afrolatinidad como es el llevarlos a actividades culturales en Chicago que celebran sus raíces. “Si hay algo que sucede con los afrolatinos, mis hijos saben que iremos a eso, es parte de nuestra experiencia”, dice Galván-Rodríguez. Como educadora de una escuela pública sabe que sus hijos probablemente no están aprendiendo sobre la cultura e historia afrolatinas en el aula y que depende de ella brindar esa educación. “Quiero que sepan que sus antepasados tuvieron una gran influencia en el tejido que llamamos latinidad”, dice ella. 

Su hija, por ejemplo, se ha encargado de correr la voz sobre el rico legado que ha heredado. Por otra parte, la orgullosa mamá, expresa: “Ella dice que lo mejor de ser afrolatina es sorprender a las personas que asumen su origen étnico”. Eso es positivo porque la autoconfianza, con el apoyo de la familia, es lo que permite a los niños creer en sí mismos en lugar de mirar a la sociedad para determinar lo que pueden y no pueden hacer, como explican especialistas en educación. 

Al haber enfrentado las adversidades étnico-culturales y raciales con determinación, los afro-dominicanos, junto con el resto de dominicanos, han encontrado la manera de cómo integrarse en Chicago, donde han hallado una variedad de oportunidades de negocios, que incluyen agencias de transferencia de dinero, tiendas de cosméticos, salones de belleza, talleres de reparación de automóviles, servicio de electrodomésticos, clubes nocturnos, restaurantes y construcción. Así como otras oportunidades de trabajo, como la de ser maestros de escuelas públicas y donde ejercer sus profesiones. Los miles de dólares que envían anualmente, junto con los de otros dominicanos que viven en otras partes de EE.UU., a familiares y amigos en su país ayudan a mantener la estabilidad política y económica de la República Dominicana.

Condición migratoria

Es muy seguro que hoy en día la población de inmigrantes de los países del Triángulo del Norte y de República Dominicana rebase los 100,000 habitantes en la zona metropolitana de Chicago y que la mayor parte radique sin haber realizado el proceso migratorio que les permita una estancia legal. Se estima que este tipo de migrantes seguirá llegando a Chicago y al estado de Illinois mientras sigan siendo santuarios para los inmigrantes.

La menor parte es ciudadana, residente51 o está autorizada a estar en EE.UU. bajo la protección de algún programa que les permita estar en la ciudad de manera legal con permisos temporales. Sin embargo, se encuentran en una situación más o menos insegura, pues dependen de la terminación o prórroga de sus permisos para continuar desarrollándose como lo han hecho hasta la fecha, acarreando importantes implicaciones negativas a la economía y al tejido social creado por ellos. Muchos inmigrantes que cruzaron la frontera buscando refugio y asilo han logrado ese estatus migratorio, pero su número es reducido comparado con el número de solicitudes, máxime que la tendencia del actual gobierno de Estados Unidos en materia migratoria está reduciendo la entrada de refugiados y asilados. Muchos de los niños que han llegado solos o que han sido separados de sus padres ya han sido colocados con un padre, pariente u otro patrocinador o se han reunificado con sus padres de los que fueron separados, aunque todavía falta colocar a un número determinado que continúa en custodia viviendo en albergues.

Cualquiera que sea la condición migratoria de los inmigrantes latinoamericanos, lo cierto es que el aumento de la población latina se ha vuelto fundamental para el futuro de la región; su presencia se ha hecho más efectiva en los procesos políticos, sociales y tejido económico de la ciudad.

Conclusiones

1.  Tanto a nivel nacional como a nivel metropolitano de Chicago, la población latina creció de forma importante durante las primeras décadas del siglo XXI hasta convertirse en la minoría étnica más grande.

2.  Las causas por las cuales los países del Triángulo del Norte se han convertido en expulsores de población hacia los EE.UU. han sido de carácter político (conflictos políticos que han causado inestabilidad, corrupción y persecuciones), la violencia desatada por la proliferación de las pandillas debido a la falta de oportunidades de empleo, pobreza como resultado de las desigualdades económicas tan agudas, narcotráfico, etc. Mientras que las de los emigrantes de la República Dominicana han sido principalmente razones económicas. En ambos casos los migrantes han encontrado ciertas seguridades económicas, sociales y políticas, y han podido continuar su estadía expresando su cultura.

3.  El gobierno norteamericano implementó políticas de ayuda económica y migratorias enfocadas a superar la situación de crisis e inestabilidad política, económica, social y de violencia que aqueja a la región del Triángulo del Norte con poco éxito. Recientemente implementó una línea mucho más dura en las políticas de inmigración involucrando a México como país contenedor de flujos migratorios que han sido más exitosas en la prevención y detención del flujo migratorio centroamericano.

Los emigrantes dominicanos que llegaron a Chicago lo hicieron por razones políticas y económicas. No detectamos que sean emigrantes en busca de refugio o asilo político debido a una angustia económica, política o social, incluida la guerra, el hambre o los conflictos civiles.

Es probable que los EE.UU. continúen recibiendo flujos migratorios mixtos significativos de refugiados y solicitantes de asilo hasta que la seguridad ciudadana y las oportunidades socioeconómicas para los ciudadanos del triángulo norte mejoren sustancialmente. Será necesario introducir una nueva estrategia de participación de los EE.UU. para toda América Central para promover la prosperidad económica, fortalecer la gobernabilidad y mejorar la seguridad en la región. Así mismo, serán necesarias reformas internas sustanciales encaminadas a aumentar los ingresos, reducir la corrupción, fortalecer las instituciones y ampliar las oportunidades educativas y económicas.

4.  Independientemente de la preferencia por otras zonas metropolitanas, tanto emigrantes de los países del Triángulo del Norte como de la República Dominicana, han optado por la zona metropolitana de Chicago por representar una alternativa de vida con su oferta de trabajo, prestaciones sociales, beneficios familiares, servicios públicos eficaces y seguridad migratoria por su carácter de “ciudad santuario”, lo que la convierte en más amigable, menos hostil y racista hacia los inmigrantes.

Gracias a su carácter cosmopolita y multiétnico, y a su sólida red de servicios sociales y organizaciones comunitarias, Chicago sigue siendo un destino atractivo para los refugiados latinos y de todo el mundo.

5.  La población latina en Chicago sigue el mismo patrón de crecimiento que el general del país.

Si bien es cierto hace un siglo el número de latinos en Chicago llegó a 30,000, siendo únicamente mexicanos, hoy en día la cifra de latinos rebasa los 2 millones en el área metropolitana, constituyendo así poco más de la tercera parte de habitantes. La población originaria del Caribe (Puerto Rico, Cuba y República Dominicana) es mayor que la que emigró de los países del Triángulo del Norte.

6.  Mientras que las oleadas migratorias caribeñas comenzaron a mediados del siglo XX, las más significativas centroamericanas tienen lugar a partir de fines de la década de 1970. La primera se concentra en determinada zona de la región, mientras que la centroamericana está más dispersa. En ambos casos los latinos han encontrado fuentes de trabajo, oportunidades profesionales, condiciones para establecer negocios y han creado centros culturales donde preservan sus tradiciones y valores culturales.

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Comentario: La fuente se basa en datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos para el año 2017. Incluye la cifra total de latinos y porcentajes por nacionalidad. Los números los calculamos de ambos datos. Después de los números para el Perú, la fuente proporciona el porcentaje de 5.1% (31,873) de latinos cuyas nacionalidades son en orden de importancia República Dominicana, Argentina, Venezuela, Nicaragua, Panamá, Costa Rica, Chile, Uruguay, Bolivia y Paraguay; de acuerdo a los cerca de 4,000 dominicanos que vivían en Cook County en 2010 y los poco más de 3,000 que vivían en la ciudad de Chicago en el 2015. Consideramos que la cifra de poco más de 7,500 dominicanos reportados por el Consulado de la República Dominicana, que proporciona Rafael Núñez-Cedeño en el artículo “Dominicans”, en The Electronic Encyclopedia of Chicago, cords Janice L Reiff, Ann Durkin Keating y James R. Grossman (Chicago: Chicago Historical Society, 2005) 387; http://www.encyclopedia.chicagohistory.org/pages/387.html (consultado el 15 de enero de 2019), que vivían en el 2005 en la zona metropolitana, sea cercano al de los que vivían en el 2017. 

El informe de la Pew Research Center, “Hispanic Population and Origin in Select U.S. Metropolitan Areas, 2014”, Pew Research Center Hispanic Trends, (septiembre 5, 2016). http://www.pewhispanic.org/interactives/hispanic-population-in-selectu-s-metropolitan-areas/ (consultada el 15 de julio de 2019) refuerza los porcentajes para mexicanos, puertorriqueños y guatemaltecos; y los datos para 2010. Ver: fuente de Tabla 3.

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Notas

  1. La presente investigación fue posible gracias a la beca otorgada por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la UNAM a través de su Programa de Apoyos para la Superación del Personal Académico durante una estancia sabática en el 2019 participando en el Latin American and Latinx Program de la Loyola University of Chicago, en Estados Unidos.
  2. “Hispanos” es la denominación inventada y utilizada por el Censo de los Estados Unidos que incluye a latinos y descendientes de latinoamericanos.
  3. Para cifras totales por año de hispanos o latinos en EU hasta 2017 ver: U.S. Census Bureau. American Fact Finder. “Hispanic or Latino origin universe: total population. 2017 American Community Survey 1-Year 
  4. Estimates”  
  5. Insight Crime. Investigation and Analysis of Organized Crime, “2017 Homicide Rates for Latin America and the Caribbean”, Insight Crime, 14 de marzo de 2019. https://www.insightcrime.org/indepth/homicides/ (consultada el 12 de abril de 2019).
  6. A veces llamada Plan Mérida, es un tratado internacional de seguridad establecido por los Estados Unidos en acuerdo con México y los países de Centroamérica para combatir el narcotráfico y el crimen organizado. El acuerdo fue aceptado por el Congreso de los Estados Unidos y activado el 30 de junio del 2008.
  7. Es un programa detallado e integrado por lo cual Estados Unidos colabora con América Central para mejorar la seguridad ciudadana. CARSI complementa las estrategias y programas de los países Centroamericanos. Estados Unidos alinea su ayuda con la estrategia de seguridad regional del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y también recurre a la pericia y al trabajo de otros países, instituciones financieras internacionales, el sector privado y de la sociedad civil.
  8. Rocío Cara Labrador y Danielle Renwick. “Central America’s Violent Northern Triangle”, Council of Foreign Relations. (junio 2018). https:// www.cfr.org/backgrounder/central-americas-violent-northern-triangle (consultada 10 a 12 de julio de 2019).
  9. Reuters (Tijuana), “En riesgo 13 mil infantes que piden asilo a Washington”, La Jornada, 12 octubre 2019, sección Política.
  10. David Brooks, “Cada vez más lejos el riesgo de confrontación: Ebrad. México rinde a EU cuentas en materia migratoria y pide frenar flujo de armas”, La Jornada, 11 septiembre 2019, Sección Política.
  11. Rafael Núñez-Cedeño, “Dominicans”, en The Electronic Encyclopedia of Chicago, cords Janice L. Reiff, Ann Durkin Keating y James R. Grossman (Chicago: Chicago Historical Society, 2005) 387 http://www.encyclopedia.chicagohistory.org/pages/387.html (consultada el 15 de enero de 2019).
  12. Juan Montero Sánchez, “II. La emigración dominicana: cifras y tendencias”, en Estado de las migraciones que atañen a la República Dominicana 2017, Observación Migratoria y el Desarrollo Social en el Caribe (OBMICA). (Santo Domingo: Editora Búho, 2018) 102.
  13. Para una visión detallada de ciudades y poblados de la actual zona metropolitana de Chicago, que comprende los condados que circundan al de Cook, el sur de Wisconsin y el noroeste de Indiana, ver: Newberry Library, “Metropolitan Chicago Reference Map”, en The Electronic Encyclopedia of Chicago, cords Janice L Reiff, Ann Durkin Keating y James R. Grossman (Chicago: Chicago Historical Society, 2005) 1776 (http://www. encyclopedia.chicagohistory.org/pages/1776.html . (consultada el 20 de enero de 2019).
  14. Chicago Metropolitan Agency for Planning (CMAP). “Industry clusters in the Chicago metropolitan region”. Chicago (septiembre 25, 2015). https://www.cmap.illinois.gov/updates/all//asset_publisher/UIMfSLnFfMB6/content/industry-clusters-in-the-chicago-metropolitanregion. (consultado el 30 de marzo de 2019.
  15. Para una relación de ciudades y estados que ofrecen santuario a inmigrantes se puede consultar la lista publicada por la organización de abogados de Los Ángeles Paniotto Law, “Cuáles son las ciudades santuario para inmigrantes indocumentados en Estados Unidos”; https://paniottolaw. com/Ciudades-Santuario-Indocumentados-Estados-Unidos. (consultado el 10 de febrero de 2019).
  16. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos es una agencia de aplicación de la ley del gobierno federal encargada de hacer cumplir las leyes de inmigración de los Estados Unidos e investigar la actividad criminal y terrorista de ciudadanos extranjeros que residen en los Estados Unidos.
  17. Kori Rumore, “Chicago's history as a sanctuary city”. Chicago Tribune archives, city of Chicago, Cook County; https://www.chicagotribune.com/news/ct-chicago-sanctuary-history-htmlstory.html (consultado en febrero y marzo de 2019).
  18. La medida también se propuso crear “zonas seguras” donde los agentes de ICE no pudieran ingresar, como escuelas, iglesias y hospitales, a menos que presenten una orden judicial de arresto. Asimismo, que ningún departamento policial de Illinois deberá colaborar con ICE en tareas de inmigración a través de los polémicos programas Comunidades Seguras y 287(g), revividos por la Administración Trump. Igualmente prohibir los registros de extranjeros basados en nacionalidades o religiones, como el propuesto por el presidente para los musulmanes, y prohibir el uso de prisiones privadas para recluir a indocumentados a la espera de ser deportados.
  19. José Miguel Acosta-Córdova, The Latino Neighborhoods Report: Issues and Prospects for Chicago. (Chicago: Institute for Research on Race and Public Policy, Great Cities Institute, University of Illinois at Chicago, 2017), 7.
  20. Gina M. Pérez, “Puerto Ricans”, en The Electronic Encyclopedia of Chicago, cords. Janice L. Reiff, Ann Durkin Keating y James R. Grossman (Chicago: Chicago Historical Society, 2005), 1027 (http://www.encyclopedia.chicagohistory.org/pages/1027.htm); Mirza L González, “Cubans”, en The Electronic Encyclopedia of Chicago, cords. Janice L Reiff, Ann Durkin Keating y James R. Grossman (Chicago: Chicago Historical Society, 2005), 356 (http://www.encyclopedia.chicagohistory.org/pages/356.html) 25 Núñez-Cedeño. “Dominicans”, 387.
  21. Acosta-Córdova, The Latino Neighborhoods Report, 8.
  22. Kate Kaldwell, “Salvadorans”, en The Electronic Encyclopedia of Chicago, cords. Janice L. Reiff, Ann Durkin Keating y James R. Grossman (Chicago: Chicago Historical Society, 2005), 112. (http://www.encyclopedia.chicagohistory.org/pages/1112.html)
  23. Kaldwell, “Salvadorans”, en The Electronic Encyclopedia of Chicago, 112.
  24. Andrea Darlas, “Salvadorans in Chicago may face deportation after immigration protections end” en WGN Canal 9, 8 de enero, 2018; https://wgntv.com/2018/01/08/thousands-of-salvadorans-in-chicago-may-face-deportation-after-status-change/
  25. Kate Kaldwell, “Hondurans”, en The Electronic Encyclopedia of Chicago, cords. Janice L Reiff, Ann Durkin Keating y James R. Grossman (Chicago: Chicago Historical Society, 2005), 600. http://www.encyclopedia.chicagohistory.org/pages/600.html
  26. Kate Kaldwell, “Salvadorans”, en The Electronic Encyclopedia of Chicago, 600.
  27. Heather McClure and José L. Oliva, “Guatemalans” en The Electronic Encyclopedia of Chicago, cords. Janice L. Reiff, Ann Durkin Keating y James R. Grossman (Chicago: Chicago Historical Society, 2005) 556; http://www.encyclopedia.chicagohistory.org/pages/556.html
  28. McClure and Oliva, “Guatemalans” en The Electronic Encyclopedia of Chicago, 556;
  29. Se refiere al barrio de Humboldt Park, donde en el año 2000, los latinos eran 31,607, el 48 por ciento de la población, y la mitad eran de origen mexicano. A partir de entonces la población negra ha aumentado constantemente para igualar el tamaño de la población latina. Más recientemente se ha incrementado la llegada de inmigrantes dominicanos a esta sección noroeste de la ciudad, haciendo de la misma la de mayor número de inmigrantes dominicanos en Chicago. Ver: David A. Badillo, “Humboldt Park”, en The Electronic Encyclopedia of Chicago, cords. Janice L. Reiff, Ann Durkin Keating y James R. Grossman (Chicago: Chicago Historical Society, 2005), 617. (http://www.encyclopedia.chicagohistory.org/pages/617.html)
  30. Núñez-Cedeño, “Dominicans”, 387.
  31. Gustavo López y Ana González Barrera, “Afro-Latino: A deeply rooted identity among U.S, Hispanics,” Pew Research Center (marzo 1, 2016). https://www.pewresearch.org/fact-tank/2016/03/01/afro-latino-a-deeplyrooted-identity-among-u-s-hispanics/ (consultado agosto 2019).
  32. Saleah Blancaflor. “In Chicago, Afro-Latinos carve a space to express their identity”, NBC News, 25 de febrero de 2019 https://www.nbcnews.com/news/latino/chicago-afro-latinos-carve-space-express-their-identity-n971051  (consultado en agosto de 2019)
  33. Blancaflor. “In Chicago, Afro-Latinos carve a space to express their identity”.
  34. Alexandra Bandon, Dominican Americans (Parsippany, N. J.: New Discovery Books, 1995); 59; citado en Silvio Torres Saillant y Ramona Hernández, The Dominican Americans (Westport, Conneticut, London: Greengood Press, 1998) 145.
  35. Laura Rodríguez y Samantha Cook, “Significativa presencia afrolatina en Chicago,” Hoy. [versión en español del] Chicago Tribune, 7 de mayo de 2018 https://www.chicagotribune.com/hoy/chicago/ct-afrolatinos-en-chicago20180507-story.html (consultado el 30 de julio del 2019).
  36. Rodríguez y Cook, “Significativa presencia afrolatina en Chicago,” Hoy.
  37. Rodríguez y Cook, “Significativa presencia afrolatina en Chicago,” Hoy.
  38. Estos y otros testimonios se pueden leer en: People’s World, “New group affirms African-Latino identity,”. People’s World. Continuing the Daily Worker, 12 de octubre de 2007 https://www.peoplesworld.org/article/new-group-affirms-african-latino-identity/ (consultado el 18 de septiembre de 2019).
  39. Se puede consultar el sitio de esta organización en: https://www.afrolatinohistory.org/about-us
  40. People’s World, “New group affirms African-Latino”.
  41. Laura Rodríguez y Samantha Cook, “Significativa presencia afrolatina en Chicago.”
  42. Leslie Casimir, “How to rise a proud Afro-Latino Kid,” Parents Latina Magazine (versión electrónica), 2019. https://www.parents.com/parents-latina-magazine/

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