Durante el año 2006 la prensa
nacional se hizo eco de un reclamo público que el municipio de Moca, de la
Provincia Espaillat, realizó sobre la pertenencia de varias comunidades rurales
limítrofes con el municipio de La Vega, pero que, desde tiempos inmemoriales
pertenecen al municipio de La Vega. Los fundamentos de dichos reclamos nunca
estarán claros, pues una provincia que surgió de la misma Vega posiblemente
tiene nexos entre familias que, por más que se extienda territorialmente,
siempre existirán de un lado y del otro. También puede ocurrir cierta cercanía
con el poblado cabecera, que haga que el destino del comercio y soluciones
burocráticas les resulten más viables en ese poblado que en su cabecera
administrativa.
Actualmente las autoridades
municipales de La Vega desconocen las raíces de esos reclamos, ni por Secretaría,
ni por Planeamiento Urbano de nuestra Honorable Alcaldía Municipal quisieron
abordar esta temática, ya que los debates de esta problemática son del nivel
congresual. Sin embargo, afectan a los vivientes dentro del municipio de La
Vega.
Cuando entren los legisladores no
hay un conocimiento histórico consciente –como es el caso de los nóveles
congresistas de estas últimas generaciones–, difícilmente se dará solución
satisfactoria a una situación conflictiva de esa índole. No es posible nunca
dejar satisfechas a todas las partes. “Lo extraño es que a estas alturas
(2023), sigan las reclamaciones limítrofes entre ambas provincias, que llevan
ya alrededor de siglo y medio, desde que Moca solicitó su separación de La
Vega, para que se le incorporase a Santiago en 1865”.[1]
Históricamente la única perdedora en
todos los conflictos limítrofes y propuestas divisorias ha sido La Vega, que
nunca ha tenido unas autoridades dispuestas a jugarse el todo por el todo para
defender su integridad territorial. Perdió más de
la mitad de su
extensión original al ser creada la Provincia Espaillat por Alejandro Woss y
Gil (Delegado de Heureaux) en 1885[2] durante su
ejercicio presidencial. Perdió, también, cuando fueron creadas las provincias
de Salcedo y Juan Sánchez Ramírez, cuando La Jagua (Hoy Villa Tapia) de La Vega
pasó a ser Municipio de Salcedo; así como La Piña de La Vega pasó a ser el
municipio de Padre Fantino de la provincia Sánchez Ramírez, y finalmente perdió
cuando Moca reclamó La Guama en el vecindario entre Las Uvas y Cayetano Germosén
(Guanábano), que fue desagregado de La Vega y anexado a Espaillat.[3] Más tarde perdería también a Mons. Nouel, pero ya esa es otra
historia.
En el caso de Salcedo, que venía
reclamando territorios hasta Bacuí, a quien se le cedió La Jagua (Villa Tapia)
con gran parte de la sección de Maguey, los habitantes de esta sección no
habían asumido su filiación salcedense, sino que como realizaban todas sus
actividades en La Vega, se asumían como veganos. Lo mismo ocurría con La
Piña, que tardaron en asumir su pertenencia a Fantino, sino que apuntaban hacia
La Vega, y nunca La Vega hizo reclamo alguno de ese hecho. Naturalmente a esta
fecha ya todo ha cambiado y las nuevas generaciones piensan y actúan con su
identidad en la jurisdicción que les corresponde.
Una parte de la población de la
sección de Las Cabuyas vota en Villa Tapia, porque en la organización de la
Junta Central Electoral determinaron eso. Esa parte también se va a perder, si
las autoridades veganas no hacen nada para recuperar su dominio sobre un
terreno y unos pobladores que son llevados hacia otra provincia. La misma
situación se da con la sección de El Mirador, y sus parajes de El Azucey, Monte
Adentro, Jababa, La Rosa y Los Cañafístolos, además de Reparadero y Bonagua,
que son limítrofes y compartidas a su vez entre los municipios de La Vega y
Moca, y que por razones administrativas están votando por los candidatos de
Moca en vez de los de La Vega, y que es una razón de mucho peso para que Moca
los reclamase como suyos. No se ha creado una jurisdicción administrativa o
circunscripción que implique la presencia de una oficina de la Junta Central
Electoral donde esos ciudadanos puedan realizar sus actos de la vida civil, y
como es natural, acuden a la más cercana, sin tomar en cuenta si es o no de su
municipio. De esta manera sólo La Vega pierde y no sólo no hay una posición
firme de las autoridades veganas para mantener dentro de sus límites lo que es
suyo, sino que sus legisladores desconocen totalmente la problemática, y ya
esto ha conducido a la pérdida de un diputado (7 en vez de 8) y en próxima
votación (2024) posiblemente se perderá un regidor por esa disminución
poblacional.
Hay una ley de división territorial
que debe respetarse mientras el Congreso no decida otra cosa, de modo que una institución
del Estado como un ayuntamiento, mucho menos un senador que se supone debe ser
un defensor de su provincia, no pueden determinar que los habitantes de una
comunidad que corresponde a otra jurisdicción voten en una jurisdicción que no
le corresponde, y debe invalidarse hasta que una disposición legal decida
definitivamente. Al crearse el Distrito Municipal Juan Rodríguez, el Senador
por La Vega, de acuerdo con el Senador de Hermanas Mirabal (Salcedo), dejaron
en el aire el paraje de Monte Plata. El Senador por Salcedo creía que les
pertenecía a ellos, contrario a lo que establece la ley.[4]
No se sabe el tipo de manejo que se
ha dado al reclamo del municipio de Moca, ni del de Salcedo, sobre grandes
porciones de territorios correspondientes a esta provincia, pero cualquier día
los veganos podrán despertar con su territorio mutilado, por la dejadez de sus
autoridades. Pues mientras las autoridades veganas duermen en el limbo, las
mocanas y salcedenses se aprestan a resolver el conflicto a su favor en las
altas instancias del Estado, especialmente en el Congreso Nacional y en el
Catastro.
Con ello no se quiere crear
animosidad alguna entre personas insensatas de una u otra provincia. Lo que se
quiere es llamar a la cordura a los tantos y largos reclamos territoriales que
van reduciendo a su mínima expresión al municipio de La Vega. Jamás puede darse
ni alentarse ningún tipo de conflicto entre La Vega contra Moca, Fantino o
Salcedo, pueblos hermanos que han vivido una historia común y que deben seguir
compartiendo sus intereses comunes sin menoscabo de la amistad tradicional
entre dichas comunidades. Sólo que de la misma manera que ellos luchan por el
bienestar de los suyos, recíprocamente las autoridades veganas deben hacerlo
por sus ciudadanos y su integridad territorial, dentro de los cánones
civilizados.
Santiago crece hacia La Vega y La
Vega no hace nada por potenciar las comunidades de El Caimito y El Yabanal,
limítrofes con la provincia de Santiago, que ha creado el municipio limítrofe
de Guayabal-Puñal. Esto afianza a Santiago sobre La Vega, en una zona
tradicionalmente abandonada por las autoridades veganas. Desde Los Peladeros,
Mocán, La Torre, El Yabanal y Caimito, la enorme cantidad de sus pobladores que
ha logrado irse a los EE. UU. no han regresado a vivir a La Vega, sino a
Santiago, donde hay urbanizaciones casi completas construidas por los veganos
de esas zonas (Vayan a censar por Villa Olga, Las Colinas, El Ensueño, y otros
sectores residenciales de Santiago, para que descubran las costosas y lujosas
residencias en ellos), sin que las autoridades veganas conozcan el por qué, ni
hagan nada por atraerlos hacia la cabecera de provincia. Cuando los habitantes
de esas comunidades dicen “Voy para el pueblo” no se refieren a La Vega, sino a
Santiago.
Entonces La Vega sólo tiene que
perder, porque la identidad de ellos es con Santiago y si se les permitiera
elegir, sería unánimemente a Santiago que elegirían y no a La Vega. Las razones
son obvias. La desatención tradicional y el abandono total de las autoridades
veganas hacia esos territorios, que pagan agua, luz y teléfono en Santiago,
porque desde allá es que se les suministra el servicio. Además, porque el
comercio de Santiago les suple todo cuanto ellos consumen, mientras la ciudad
de La Vega duerme su letargo, del que al parecer despertará con Moca, Santiago
y Salcedo en los límites urbanos de la ciudad del Camú. Aquí se les ha
propuesto al Ayuntamiento elevar a Distrito Municipal el paraje La Torre que,
en unión de la sección de La Penda y Caimito, bien podrían formar un municipio
norte que atienda las necesidades de esa vasta población desamparada, pero no
ha habido voluntad política en nuestros representantes en el Congreso Nacional
cuando se les ha presentado el proyecto, y tampoco una acción del Ayuntamiento
que se haga sentir con vigor.
La peor actuación de nuestros
legisladores ocurrió cuando la provincia de Santiago decidió crear el municipio
de Baitoa, cercenando la parte norte de La Vega y anexándola a dicho municipio,
donde ya había sido creado el Distrito Municipal de Tavera, lo que ponía los
límites municipales de La Vega a orillas del río Camú, por un lado, llevándose
parte de la zona montañosa de La Vega para Santiago, y por otro, solo dejaba
una franja mínima a partir de La Torre hacia el sureste. Esta actuación de los
legisladores veganos en el Congreso Nacional fue una deslealtad a su pueblo.
Aprobada el 6 de marzo de 2013 en el Congreso, para entrar en vigor en 2016.[5] En el Congreso Nacional, fue combatida activamente y frenada por el
Frente de Defensa Territorial de la provincia de La Vega, que se formó al
instante para resistir dicha anexión.[6]
La provincia de La Vega, al ser
creada en 184445, abarcaba la región nordeste del país: “Art. 5º. La Provincia
de la Concepción de La Vega se subdivide en cuatro comunes, a saber: La Vega
(cabeza de Provincia), Cotuí, Moca y Macorís”[7] (Colección de
Leyes, Decretos 1844). Actualmente están las provincias María Trinidad Sánchez,
común cabecera de Nagua, (Puesto Cantonal de Matanzas) y el poblado de Tres
Amarras (Cabrera); Sánchez Ramírez, con cabecera en la común de Cotuí y el
Puesto Cantonal de Cevicos; Duarte, cabecera en San Francisco de Macorís
(Distrito Pacificador) y el Puesto de San Antonio del Yuna (Villa Riva);
Salcedo, Puesto Cantonal de Juana Núñez y la sección de La Jagua (Villa Tapia);
Espaillat, común cabecera Moca y la sección de Guanábano (Cayetano Germosén).
Creada en
1885 la provincia
Espaillat ocupó gran parte de lo que era la provincia de La Vega,
quedando esta con lo que hoy son la provincia Sánchez Ramírez creada en 1952 y
Monseñor Nouel, con la sección de Piedra Blanca, su último desprendimiento,
cuya común cabecera es Bonao, hasta que en 1982 fue desprendida también.[8]
La Vega había sido un territorio muy
amplio con una débil estructura administrativa y una cabecera de provincia
pésimamente atendida por las autoridades nacionales, y peor ocurría con las
jurisdicciones bajo su dependencia. Pocas veces contó La Vega con un gobernador
que se hiciera sentir ante las autoridades nacionales para obtener el
tratamiento que correspondía a su categoría. Ha sido una cenicienta en relación
con las demás provincias, a las cuales se ha dado un mejor trato, a juzgar por
la correspondencia de los gobernadores de La Vega, que se quejaban amargamente
del tratamiento que se les daba. Pero hay que reconocer también que pese a
tener ciudadanos de gran valía, nunca se formó un grupo de presión que se
dedicara a crear los mecanismos para el engrandecimiento y desarrollo de esta
población y que pudiera a su vez atender debidamente a todas sus dependencias,
lo que ocasionó serios disgustos en ellas, que tuvieron que emprender por sí
mismas su propio camino para situarse en el lugar en que se encuentran.
Todos los funcionarios de categoría
provincial se quejaban. El gobernador porque estaba la sede de esta en una casa
de madera que se le caía encima por la acción de la carcoma, lo mismo que la
del tribunal, que definitivamente se cayó. La cárcel que estaba en el centro de
la ciudad, que no tenía ninguna seguridad y los presos andaban en las calles
como si nada, y que en una oportunidad fue quemada poco a poco la madera de
dicha cárcel, en las fogatas que hacían las tropas que la ocuparon durante una
de las tantas revoluciones.
Llovían las solicitudes de los
gobernadores para que les aumentaran los sueldos, les construyeran una cárcel
segura y un local decente acorde con la categoría de la provincia y nunca
fueron atendidos, tal y como consta en cada uno de los informes de los
gobernadores desde 1882-84 con Casimiro N. de Moya. Este continuó los reclamos
y logró hacer algunas obras como cuando contrató a Onofre de Lora para que le
hiciera los planos y cálculo de materiales de la cárcel. Doroteo Tapia en
1884-85 también construyó el cementerio cercado con mampostería. Luego cada uno
de los gobernadores (Fabián, Disla, Portalatín, Casimiro, Bobea y otros)
continuaron quejándose, y Samuel de Moya ya en 1902-03 es quien logra avanzar
en la construcción de la fortaleza que hoy ocupa el Cuerpo de Bomberos, y en la
cárcel.
Los comandantes de armas y jefes
comunales y cantonales se quejaban por la falta de pago y de racionamientos a
sus tropas. Esos mismos jefes vivían fusilando y pillando en las poblaciones y
campos bajo su mando, sin que el gobernador de La Vega brindara ninguna
protección a sus pobladores. Ocurrió en Moca, tras la salida de las tropas
españolas al restaurarse la república bajo el mando del general Manuel
Rodríguez y con la complicidad de ciertos jefes militares de Santiago. Como
ocurría en Cevicos y Bayaguana cuando se perseguía a los grupos rebeldes y a
los generales Manzueta y Gavilán. También se quejaba el ayuntamiento que a cada
rato estaba incompleto y nadie quería un cargo de regidor y los que estaban,
renunciaban cuando eran nombrados en comisión; lo mismo que se quejaba la
justicia, por la falta de sueldos, falta de materiales y mobiliarios, falta de
fiscales y de jueces, entre otras penurias. Todos estos datos están apoyados en
documentos que reposan en el Archivo General de la Nación y publicados en dos
tomos sobre la historia de La Vega intitulados La Vega 25 años de Historia
1861 a 1886, y en otros tomos que se publicaron posteriormente.[9]
Tan pronto fue creada la provincia
Espaillat surgieron reclamaciones territoriales desde Moca, con respecto a
franjas de territorio limítrofes con La Vega, lo mismo que el Puesto Cantonal
–más adelante elevado a común– de Juana Núñez, que era una sección del
municipio de La Vega y que luego sería la provincia de Salcedo. La provincia de
Espaillat, creada durante el Gobierno de Alejandro Woss y Gil, fue un hecho
inexplicable por las razones argumentadas para realizar su segregación. Se
alegaba que no había posibilidad de administrar un territorio tan vasto desde
la común cabecera de La Vega, pero se le entregó a la recién creada provincia,
todo el territorio que ocupa actualmente, más los de Salcedo (hoy Hermanas
Mirabal), María Trinidad Sánchez (Matanzas había sido erigida en puesto militar
de la común de San Francisco de Macorís, de la provincia La Vega, el 9 de mayo
de 1855.
En el gobierno de Anexión
(1861-1865) conservó su condición de puesto militar del Gobierno Político
Militar de La Vega y Duarte, es decir que Moca quedaba siempre situada al norte
de La Vega y mucho más alejada de la capital, además, el distante puesto
cantonal de Matanzas quedaba justo en el mismo lugar, de modo que lo de la lejanía
y vastedad de la provincia en vez de solucionarse, se agravaba. (Con lo que hoy
en la provincia Duarte se creó luego el Distrito Pacificador, más adelante
provincia
Pacificador en 1907 y cambió el nombre a provincia Duarte en 1925); en ese
entonces La Vega quedó reducida a su espacio actual, más las provincias Juan
Sánchez Ramírez y Monseñor Nouel, como se expresó anteriormente.[10]
Sin embargo, la posición de los
mocanos frente a La Vega venía de muy lejos. Hay que recordar que Moca fue sede
de la Asamblea Constituyente en 1858, que le dio cierto estatus ante las demás
comunes de la región. Al concluir la guerra restauradora ya no quería seguir
formando parte de La Vega, y a partir de ahí inició un proceso, que al parecer
aún no ha terminado. Posteriormente fue interinamente sede de la Junta
Revolucionaria formada cuando el derrocamiento del presidente Espaillat, que le
daba una categoría de capital provisoria, no declarada.[11]
La correspondencia dirigida al
ministro de lo Interior y Policía hasta ahora más antigua encontrada sobre la
segregación de Moca, es la No. 47 del 4 de diciembre de 1865, pide “informe al
Ayuntamiento de La Vega sobre la solicitud que hacen los mocanos a fin de que
esta común haga parte de la provincia de Santiago, eliminándose de la de La
Vega. El presidente del Ayuntamiento. José Lora”.[12]
El entonces gobernador de La Vega,
Manuel Mejía, dejó en manos del titular de lo Interior y Policía la
determinación sobre el conflicto planteado por los mocanos frente a La Vega,
sin emitir opinión alguna. Como máxima autoridad de la provincia, debió
enviar su recomendación ante esa situación, quizás no de rebeldía, sino de
conveniencia de los mocanos, que hasta ese momento seguían los trámites por la
vía correspondiente. Además, era un asunto muy particular de la común de Moca,
representada en su Ayuntamiento. Por lo tanto, no involucraba a las poblaciones
vecinas, tal y como puede apreciarse en la siguiente correspondencia que al
ministro de lo Interior y Policía dirigió el gobernador vegano, No. 64 La Vega
7 de febrero de 1866 (...) Tengo el honor de incluir a Ud. copia certificada
del acta celebrada en sesión extraordinaria del Ayuntamiento de Moca para que
Ud. se sirva resolver sobre los particulares a que le contraen como juzgue
conveniente. El Gral. Gobernador Manuel Mejía.[13]
Sin embargo, una nota muy curiosa
del mismo gobernador Manuel Mejía dirigida al ministro de lo Interior, expresa
que “…la común de Moca que se juzga independiente de esta Provincia, pues según
noticia extrajudicial he sabido que se condenan individuos a muerte y se
ejecutan…” Si las autoridades mocanas irrespetaban a las de La Vega y tomaban
sus decisiones sin manifestarlo a la autoridad correspondiente, él estaba
facultado por la ley a intervenir, pero al preferir la actuación del ministro,
su actitud evidentemente fortalecía las pretensiones de los mocanos.[14]
Además, la falta de atención a las
dependencias desde la sede de la cabecera de provincia no dependía de ella,
sino del gobierno central. Todo había que tramitarlo por ante el Ministerio de
lo Interior, el cual nunca respondía a las necesidades ni de la cabecera de
provincia ni mucho menos, a las de sus comunes. El gobernador de turno era
incapaz de enfrentar la dejadez y abandono del poder central –el mismo que
ahora hacía los alegatos–, y paradójicamente, se la pasaban abusando de los
infelices ciudadanos sometidos bajo su mando. Es verdad que, cuando los
saqueos, fusilamientos y pillajes cometidos, todas las tropas y las del general
Manuel Rodríguez (Chivo) contra la comunidad mocana tras la salida de las
tropas españolas, tampoco la Gobernación de La Vega hizo nada, o se hizo de la
vista gorda, por
sus fallas en los
racionamientos.
Dentro de la jurisdicción de un
gobernador no se hacía nada sin que este estuviese enterado. Además, la
situación del general Rodríguez fue más instigada y agravada por su archirrival
y de conducta peor que él, el general Juan Antonio Salcedo, su hermano Pedro,
el general Eusebio Subí y otros tantos, que acostumbraban a hacer lo mismo que
Rodríguez y nunca fueron juzgados ni castigados. Fue en 1867 cuando se le
instruyó sumaria a dicho general, en momentos en que el país estaba gobernado
por un bando contrario al suyo, de tal modo que fue fusilado por el gobernador
vegano Miguel Custodio Abreu, antes de que concluyera el proceso judicial, por
puras conveniencias políticas del momento.[15]
Ante otra solicitud de los mocanos
en 1867, el gobernador titular Miguel C. Abreu también se limitó a
tramitar el acta levantada en el Ayuntamiento de Moca. Posteriormente, en 1872,
los comerciantes mocanos enviaron al Ministerio de lo Interior, en un hecho
insólito, violentando los procedimientos administrativos y de autoridad
normales, solicitando “sea cambiada a la Administración de Hacienda de Samaná,
la dotación de los fondos que la provincia de La Vega recibía por vía de la
Administración de Hacienda de Puerto Plata”. Esto, de manera unilateral, sin
consultar a los demás comerciantes y autoridades ni de la común cabecera, ni de
los demás comunes dependientes de la provincia.[16] Esto
evidenció la falta de visión tanto del gobernador de La Vega como de sus
comerciantes, carentes de emprendedurismo. Desde Moca se veía mejor el
panorama local y se solicitó lo que creían convenía a La Vega,
cuyo distrito marítimo natural era Samaná y no Puerto Plata. La firmaban
“Andrés Guzmán, A. de J. Guzmán, Manuel A. Viñas, Juan Onofre Veras, Antonio
Guzmán, H. J. Riobé, Julio Fondeur, C. Ma. de Rojas, M.
Cabrera, Raffin
Michel, Macario G. Guzmán, E.
Morel, U. Córdova”.[17]
Ante tantos reclamos el Ayuntamiento
de La Vega hizo delimitación del área que corresponde al Municipio: “…han
conocido siempre ser del dominio público los terrenos que se encuentran entre
los límites siguientes: Por el Este hasta el lugar llamado El Corosito, por el
camino real a Macorís siguiendo en línea recta hasta adonde llaman La Madre
Vieja, de ahí sigue hasta el paso llamado de La Guardia, o sea a Santiago, río
arriba hasta El Coco, de ahí hasta los lagos Cierra y sigue hasta Hatillo
Palma, de aquí sigue la orilla de la maya de Dionisio Díaz hasta el camino de
Pontón y de aquí abarcando la estancia de Pedro Viloria y coge en el punto de
donde partió”.[18]
En la Gaceta Oficial de julio
de 1880, apareció el siguiente comentario:
“Varios
ciudadanos de la Villa de Moca han elevado, por conducto del municipio de
aquella común, una solicitud al Congreso pidiendo la segregación de dicho común
de la provincia de La Vega y su anexión a la de Santiago. “La Voz de Santiago”
del 4 de julio inserta también una manifestación pública, firmada por
respetable número de individuos prestando apoyo a la instancia aludida. Se
aplazó conocerlo en el Congreso ya que otra comisión de mocanos solicitaba su
continuación con La Vega”.[19]
El Congreso elevó a Juana Núñez de
Sección a Puesto Cantonal en noviembre de 1880:
“Quedó
elevada la sección de Juana Núñez a Puesto Cantonal desde la publicación de
este Decreto. Sus límites serán los mismos que hoy tiene demarcados. A los dos
días del mes de noviembre de 1880, año 37 de la Independencia y 18 de la
Restauración. El presidente de la República, Fernando Arturo de Meriño”.[20]
También a Puerto Plata le fue cedido
territorio vegano. En la sesión del Congreso Nacional del 1º de abril de 1881
se solicitó: “Procediese a discutir la resolución acerca de la separación de
las secciones de Rincón de Yásica, Jamao y Batey, de la común de Moca,
provincia de La Vega, para ser anexadas al Distrito Marítimo de Puerto Plata”.[21]
Todavía en 1883 los jefes comunales
y cantonales de la provincia de La Vega eran:
“Común
de Moca, general Telésforo Hernández; común de Macorís, Julián Estrada; común
de Cotuí, Miguel Jáquez; Común de Matanzas, Carlos Céspedes; Común de Almacén,
Olegario Tenares; común de Jarabacoa, Manuel Tiburcio; Puesto Cantonal de Juana
Núñez, coronel Salvador del Rosario; La Vega, Francisco de la Cruz Guzmán;
Bonao, Gral. Martín Robles: Puesto Cantonal de Cevicos, coronel Celestino
Gavilán”.[22]
Doroteo A. Tapia reclamó territorios
a La Vega en 1884 casi al iniciar su mandato como gobernador de esta provincia.
En noviembre 3 de 1884 alegaba que: “los límites que aprobó el Congreso para
Juana Núñez fueron los antiguos aprobados y estos siempre han tenido desde
Cenoví a Bacuí”.[23] Tan seguro estaba Tapia que el 19 de noviembre expresaba estar de
acuerdo respecto a los límites de Juana Núñez, pues entendía que lo demandado
por vía del Congreso, los antiguos límites serían aprobados. [24] O sea que el propio gobernador de La Vega estaba totalmente en
contra de la provincia que gobernaba. Él era oriundo de Santiago y se había
establecido como propietario agrícola en Juana Méndez. Los veganos nunca han
entendido por qué el Poder Ejecutivo le ha nombrado sistemáticamente
gobernadores procedentes de otras provincias.
La Sociedad Patriótica La
Restauradora, “acordó el 22 de marzo de 1885, se que nombrara una comisión con
el objeto de informar sobre las ventajas e inconvenientes que resultarían de la
erección de la nueva provincia que solicitan Moca y otras comunes”. Esta fue
presidida por Federico García Godoy y el secretario: Manuel U. Gómez.[25]
Al respecto la Sociedad Patriótica
vegana hizo una consulta pública a diversas personalidades. Las respuestas
fueron dadas al conocimiento del público en el periódico La República de
Santiago.
Las mismas fueron:
–“Santiago, abril 4 de 1885. A la
Comisión Especial de La Restauradora: La Vega. Eugenio Deschamps: “En dos
bandos hanse divididos esos ilustrados compañeros: el uno que acepta la
descentralización, y el otro que la rechaza.
Al hablar con franqueza, estoy
decidido a afiliarme al último de esos bandos. Justas, nobilísimas son las
aspiraciones de Moca, perla que brilla dulcemente en la resplandeciente Joya
del Cibao.
Añade: Que Moca no está
cumplidamente atendida por su metrópoli, dando lugar así a que su progreso no
tome el vuelo necesario (…)
En primer lugar, el tamaño limitado
de la ciudad que pretende la cabecera; después, la posición topográfica de
Moca, que, encajonada entre Santiago y La Vega, no podrá desarrollarse sino a
costa de estas dos ciudades, que no consentirán el desarrollo; la
desmembración, y esto es más importante de lo que se supone, la desmembración
del territorio cibaeño. ¡La desmembración! Fantasma que detenidamente
contemplado es capaz de infundir temor al corazón más animado.
La desmembración traerá la división
y la debilidad, cuando el pueblo dominicano necesita en estas épocas de torpe
caudillaje y de perspectivas sombrías en occidente dibujadas, paz, unión
y fuerza (…) Mejor,
mucho mejor aceptara yo, si fuera tal cosa aceptable, que Moca pretendiera la
cabecera de la vegana provincia (…) Os saluda,
Eugenio Deschamps.[26] (La Restauradora)
Respuesta de la consulta hecha a
Pedro Francisco Bonó:
“Mi
opinión es en todo conforme al criterio sobre este asunto formulado por la
Sociedad La Amiga del Pueblo de esta villa, en su sesión del 17 del corriente y
cuya copia adjunto a la presente. Podría también aducir aún más razones
concluyentes a las por ella expuestas en contra de la pretensión de esta villa
y la de Moca; pero son tan sólidas e inconcusas las expuestas por la Sociedad,
que las que guardo en nada las robustecerían para tan patriótico y abnegado
propósito. Y hablo así, porque no es poco ya, que un grupo de ciudadanos
rechace una grandeza local en aras del amor patrio, cuando en nuestros tiempos
tan pocas muestras vemos de alcance político o administrativo. Acepten Uds. El
testimonio de mi consideración la más distinguida. B. S. M. P. Fco. Bonó”.[27]
Todos los consultados coincidieron
en puntos tales como:
- La situación de Moca entre Santiago y La Vega, como limitante para
su desarrollo.
- La carga económica sobre el Estado, ya que en vez de una provincia
serían dos.
- La falta de personal administrativo para atender las necesidades
burocráticas de la nueva provincia.
- La falta de personal idóneo para el ejercicio del tren judicial.
Todas son consideraciones válidas,
pero que en la forma como funcionaba la administración pública en aquel
entonces, el personal de ninguna institución tenía que ser local, ya que La
Vega tuvo mucho personal magisterial llegado desde Cuba y Puerto Rico, y por
igual a Moca y Macorís como dependencias de La Vega. El ejercicio de la
gobernación y las milicias, los ayuntamientos, los tribunales, todos estaban
funcionando con personal de Santiago y Santo Domingo. Mocanos y macorisanos
ejercían en La Vega, especialmente en el área del derecho. Por ejemplo, en La Vega
gobernaron Ramón Guzmán quien era de Moca; Doroteo Tapia, de Santiago y residía
en Juana Núñez. Juan Gómez, de una sección rural de Santiago Rodríguez; Juan
Esteban Ariza, de San Fco. de Macorís; Arístides Patiño, de Santiago, aunque
vegano por adopción, solo para poner algunos ejemplos.
Lo cuestionable era que, si el
gobierno y sus ministros no estaban en capacidad de atender mínimamente las
necesidades de las provincias existentes, el hecho de dividir y la forma como
se hizo, creando una nueva provincia en el mismo dilatado territorio, de todas
formas, iba a acarrear mayores problemas de abastecimiento, y de trámites
burocráticos, si eran esos los reales alegatos. Pues se supone que dentro de
sus funciones cabía mejor fortalecer la provincia existente cubriéndole todas
sus demandas en vez de crear otro nuevo foco que al fin y al cabo tuvo los
mismos problemas que los anteriores existentes. Quizás se hubiera justificado
crear la provincia con su cabecera en Nagua o Samaná, pues eso sí hubiera
eficientizado los servicios estatales en esa distante zona nordestana. Moca
está distante apenas a veintidós kilómetros de La Vega. Los alegatos de la
comisión de la Sociedad La Restauradora concluyen que:
“Por esas razones y por las
externadas en las publicaciones como El Teléfono, El Propagandista,
El Porvenir, El Centinela & La Restauradora, la
comisión se dirigió al congreso: “os demanda respetuosamente rechacéis la
solicitud de la erección
de la nueva
provincia, conservando tal cual se encuentra la histórica provincia de La Vega
para honra y bien de la República. Os saluda con respetuosa consideración, El
presidente: F. A. Gómez y Moya; El secretario Manuel U. Gómez.
Miembros activos de la sociedad:
Cristino Zeno, E. Espaillat, A. de Moya, Ramón E. Espínola, Manuel de J. Gómez,
Rafael D. de Moya, Samuel de Moya, Julio Acosta, Manuel de Moya, J. A. Álvarez,
Justo Álvarez, P. de la Mota hijo, Francisco de la Mota, S. Guzmán, J. A.
Espínola, P. Ramos, E. de Córdova, A. Zeno, C. J. Gómez, Antonio M. Martínez,
R. E. Concepción, D. Concepción, E. Tapia, J. de C. Ariza, A. Cueto, E. Rojas,
E. Grateró, R. Portes, F. G. y Godoy, T. A. Calderón, F. Rodríguez, M.
Estrella, J. T. Medrano, C. Saviñón, P. M. Archambault, E. Peralta, J. A.
Esquea, Antonio Jiménez, N. Pereyra y Jiménez, Santiago Jiménez, C. Sánchez, P.
A. Casimiro, J. R. Sánchez, D. Sánchez, G. García, A. de Lora, J. Ortiz, A.
Delgado”.[28]
Ciudadano hace aclaración, aunque
luego se decidió por la parte adversa a La Vega. Aclaración. “Pongo en
conocimiento del púbico que soy enteramente neutral en el asunto relativo a la
erección de la nueva provincia. Así lo he manifestado en Moca y a “La
Trinitaria” de La Vega, Sociedad a la que tengo la honra de pertenecer. Adriano
Cueto. La Vega, 22 de I885”.29
El Congreso Nacional creó en mayo de
1885 la provincia Espaillat mediante un Decreto, mutilando definitivamente la
provincia de La Vega, sin tomar en cuenta ningún tipo de consideraciones de las
expuestas por las personalidades consultadas:
El Congreso Nacional, en nombre de
la República, dictó un Decreto el día 29 de mayo de 1885, año 42º. de la
Independencia y 22º. de la Restauración, atendiendo las solicitudes de los
habitantes de Moca, San Francisco de Macorís, San Antonio del Yuna, Matanzas y
Juana Núñez, pidiendo se forme una nueva provincia. Entre las razones alegadas
dice “que siendo tan extensa la provincia de La Vega, la acción administrativa
no se puede ejercer en ella de modo que produzca los resultados beneficiosos
que tiene derecho a esperar toda comunidad”. (Decreto) Y señalaba las
conveniencias de dicha división, en lo lento e inacción en el vasto territorio,
como si con crear una nueva provincia se fuera a resolver, pues los asuntos,
estaba harto demostrado que eran del ministerio de lo Interior y Policía y demás
ministerios que no reaccionaban a las peticiones de los gobernadores de La
Vega.
Sin ninguna consideración de
trascendencia fue decretado que dichos municipios constituirían la: “Provincia
Espaillat en memoria del ilustre patricio Ulises Francisco Espaillat, cuya
cabecera, Capital de la Provincia será la Villa de Moca”, y así mismo daba una
serie de articulados reglamentando su funcionamiento con respecto a la de La
Vega y también establecía que: “Los límites de la nueva provincia serán los
mismos que tienen de las comunes que la componen”.[29]
En agosto de 1885, habitantes de
Juana Núñez presentaron una delimitación territorial a las autoridades de La
Vega donde incluyeron territorios inalienables para esta comunidad vegana. Después
de una serie de entrevistas a ciudadanos notables de la comunidad de Juana
Núñez concluyeron en lo siguiente:
“Se circunscribieron a los
limitados; al paso del río Bacuí por el camino del Azucey y de allí continuando
al Este el camino hasta el paso del río Palmar, siguiendo al oriente por el
referido camino del Azucey hasta llegar al paso del río Cenoví: Agenda que
divide allí con la común de Macorís; del paso de Cenoví al norte aguada arriba
hasta la cordillera de montañas que denominan La Cumbre, esa cabecea buscando
el oeste hasta enlazar al río Bacuí aguada abajo hasta volver al lugar donde
empezó esto; esto es al Paso del río Bacuí por el camino del Azucey. Hecho y
pasado en nuestra Sala de Justicia, calle y casa No. en el mismo día mes y año
arriba expresados.
Eugenio López, José Vicente Garrido,
Francisco J. Charlemagne, Salvador del Rosario, General Santana, Claudino
Acosta.
Sixto Álvarez, Juan Gómez, Francisco
Javier Gómez, Eusebio Vélez, Clemente Paulino, José María Pérez, Quintito
Valerio, Manuel Abreu, Máximo Familia, Emilio A. Cabral, J. Francisco Pérez,
Lorenzo P. Garrido, J. J. Brito a ruego de Esmeraldo Corcino, a ruego de
Gabriel Paulino, José Liriano, Felipe H. Ramírez, Justo Paulino, Gabriel
Almánzar, Sabino Polanco, Buenaventura Almánzar, Juan A. Tejada, Felipe Almánzar,
Martín Frías, Dimas Santana, Ramón Almánzar Cuiscania”.[30]
Ulises Heureaux, posible gestor de
la división de La Vega, fue el Delegado del Gobierno en la instalación de la
provincia, donde 14 años después caería abatido a tiros. En esos momentos
fungía como delegado especial del Gobierno en las provincias del Cibao y en esa
virtud representó en el acto de instalación al Gobierno Dominicano y tomó
juramento a todos los nombrados funcionarios locales en la recién creada
provincia.
El Escribano Público, Antonio de
Molina, y los testigos nombrados al efecto, Juan O. Viñas y Fernando de Lara, a
requerimiento de Ulises Heureaux, general de división y Delegado Especial del
gobierno en las provincias y distritos del Cibao; se trasladaron al local de la
Sociedad “Juventud Mocana”, se procedió a tomarle juramento a todos los
funcionarios provinciales nombrados, en presencia de delegados de varios
ayuntamientos de la región, incluyendo el de La Vega. Y contrario a lo que
alegaban los opositores a la creación de dicha provincia, todos eran
distinguidos munícipes mocanos, muchos de ellos con experiencia administrativa,
tanto en el ayuntamiento como en la oficialía y otras dependencias. Lo cual
puede comprobarse entre los más abajo firmantes:
(Firmados) U. Heureaux, Carlos M. de
Rojas, Eugenio Lapeyretta, Pedro E. Guerrero, B. de la Maza, José Castellanos,
Elías Brache, A. R., J. R. Paulino, Romualdo Mingues, Luis Pichardo y Brache,
José D. Pichardo, Juan Antonio de Lora, Luis Almonte, Tomás I. Glass, José A.
Pérez, B. Ventura Almánzar, Adriano Cueto, B. Ventura de Vargas; M. de J.
Jiménez, S. S. Ramón I. Escoboza, Juan Gómez, Isaías Pacheco, José Vicente
Garrido abogado, Francisco Pacheco, Max Almonte, Vicente Garrido hijo,
Francisco Michel, M. Morillo, Luciano Martínez, José L. Rojas, Julio Viñas, M.
de J. Pichardo, Pedro M. Ruiz, Juan Luis Polanco, Juan E. Martínez y Manuel
Caba (Testigos) Juan O. Viñas, Fernando de Lara, Antonio R. D. Molina,
Escribano Público. Registrado en Moca el día 7 de julio de 1885 bajo el No. 1º,
folio 1º Libro C de actos, por derecho fijo, un peso a se debe (sic). El
director del Registro, Onofre Viñas. Visto Bueno, bajo el número 24. El
Tesorero Municipal, M.
Cabrera.
Y finalmente levanta y certifica el
acta que firman Antonio R. D. Molina, Escribano público. U. Heureaux, Carlos M.
Rojas, Telésforo Hernández, E. Lapeiretta, B. de la Maza, José Castellanos,
Elías Brache, J. B. Paulino, R. R.[31]
Dado como un hecho irreversible la
creación de la provincia Espaillat, abrió una especie de “caja de pandora” por
la inconformidad de las comunes de Moca y Juana Núñez, con su extensión
territorial. Sin duda alguna, el Congreso Nacional estuvo parcializado en cada
momento en que fueron debatidos estos temas territoriales, haciendo a Moca y a
Juana Núñez beneficiarios de su extensión territorial a expensas del municipio
de La Vega, sin que se tomaran en cuenta las opiniones de los ciudadanos más
preponderantes de esta ciudad, como el caso del Lic. Manuel Ubaldo Gómez, quien
insistió en demostrar los límites históricos reales demarcados desde su
creación y que tuvo siempre este municipio, pero nada de eso importó.
En 1887, cuando se discutieron los
alegatos de la común de Juana Núñez (Salcedo), La Vega tenía excelentes
representantes en el Congreso, desde el punto de vista social, pero
medianamente versado en derecho solo estaba el notario Lorenzo R. Gómez, y el
otro era Sergio Arturo de Moya, pero no trazaron una estrategia común para
manejar el asunto, por lo cual La Vega perdió ante las reclamaciones de Juana
Núñez. En cambio, Francisco Leonte Vásquez (mocano), miembro de la
comisión del Congreso, estuvo trazando las mejores estrategias, ganando el
apoyo de los demás legisladores y fueron rebatiendo punto por punto los
alegatos de los representantes locales.
El diputado Vásquez, luego de una
serie de argumentaciones, agregó que “Juana Núñez cuyos habitantes son muy
trabajadores, requiere y necesita más espacio donde extender sus labranzas y es
justo que se le conceda lo que en un tiempo le perteneció y de lo que fue
desposeída”.
El diputado Moya realizó también una
serie de argumentaciones lógicas y pidió se rectificara la delimitación hecha
por la comisión:
“Que estando el poblado fundado
donde principia la sección, o sea en su límite occidental, es natural que se
encuentre a una distancia muy corta de la común de La Vega o sea una milla poco
más o menos de la línea limítrofe; pero la compensación se encuentra en la
parte opuesta por la que se extiende en una gran extensión que va hasta
confinar con la sección de Jobar, Macorís y la común de Matanzas. Concluyó el
diputado Moya por que se declare que los límites serían los que tiene en la
actualidad”.
El diputado Vásquez razonó
largamente. Sostuvo el informe y los derechos de Juana Núñez a la extensión de
sus límites, leyendo una serie de documentos. La discusión fue aplazada por un
mes.[32]
El 13 de abril, en sesión
ordinaria, la Cámara volvió a reunirse para reabrir la discusión sobre la
temática aplazada el pasado 14 de marzo. De nuevo surgieron propuestas y
contrapropuestas para aplazar su conocimiento, y así se acordó.[33]
La temática en cuestión se volvió a
discutir en el Congreso en la sesión del 15 de abril, y después de los
protocolos iniciales se pasó a la correspondencia:
2º Solicitud suscrita por un gran
número de habitantes de las secciones de Cenoví, Conuco, La Ceiba, La Jagua,
Rancho al Medio, Palmar y San José, todas pertenecientes a la común de La Vega,
pidiendo al Congreso resuelva su segregación de la común a que corresponden y
las declare comprendidas entre los límites jurisdiccionales del Puesto Cantonal
de Juana Núñez. Se dispuso pasaran estas piezas al expediente relativo a la
cuestión límites de Juana Núñez.
El diputado Vázquez solicitó la
debida autorización para publicar todas las piezas que forman el expediente a
que se ha hecho referencia. Fue acordada la autorización.
Acto seguido el presidente invitó a
las comisiones a presentar sus trabajos”.[34]
Los ataques contra La Vega no
cesaban, era un concierto armónico de todos los sectores sociales de la nueva
provincia Espaillat y su cabecera, la común de Moca. Se argumentaba y siempre
se argumentaba lo mismo. Ellos eran las víctimas y pintaban a La Vega como la
victimaria, cuando en realidad, si algún desliz hubo en el asunto de los
límites fue el de quienes diseñaron la nueva provincia. En el periódico
semanario mocano Eco del Pueblo del 22-29 de junio de 1889 se planteó el
conflicto sobre los límites de la Provincia Espaillat y La Vega, por el
territorio de Juana Núñez.[35] Y lo hacían por cualquier medio a su alcance, como lo era la Gaceta
Oficial.
Gaceta Oficial No. 781 del 10 de agosto de 1889, Año XVI; se hacen constar las
protestas del Ayuntamiento de La Vega, un grupo de vecinos de esta ciudad, la
Sociedad La Progresista y el diputado Federico García Godoy, ante los
planteamientos de Moca que cercenarían la común de La Vega.[36] Y así mismo en la Gaceta oficial de 1891 el gobernador de la
provincia Espaillat insistía en la estrechez de Juana Núñez, en su informe
anual al ministro de lo Interior y Policía: “Esta naciente población va
progresando bastante. Lástima es, ciudadano ministro, que se encuentre en tan
reducida extensión, pues la provincia Espaillat en esa parte se encuentra
partida por una extensión de terreno de la provincia de La Vega, que nace cerca
de un caserío en la parte Este hasta tocar con la común de San Francisco de
Macorís de esta jurisdicción”.[37]
En 1897 continuaba la lluvia de
reclamos, pues Moca seguía reclamando unos límites sobre la base de medias
verdades según sus intereses, y así lo publica la Gaceta Oficial, puesto que
Guanábano podía estar a unos 20 a 25 minutos de Moca, de La Vega no estaría
sino a unos 25-30 minutos en aquel entonces, pero nunca a dos horas, como
exageradamente alegaban los mocanos, ya que la carretera desde Jeremías en La
Vega estaba en buenas condiciones pasando por las comunidades de Jamo, Cruce de
Barranca, Las Yerbas y Bacuí, vecindarios naturales de Guanábano. La única
comunidad vegana a la cual se llegaba entre una y media a dos horas desde La
Vega, era Constanza. Pero sin importar a qué distancia estuviera, ellos estaban
aspirando a que les anexaran varias secciones del municipio de La Vega, que
nunca habían formado parte de ninguna otra provincia, era territorio
tradicionalmente vegano. Querían La Guama, La Rosa, Jábaba, Las Uvas y Bacuí
arriba.[38]
Sin embargo, el Art. 3º. del Decreto
que creó la provincia Espaillat a que pertenece Guanábano dice que “Los límites
de la nueva provincia serán los mismos que tienen de las comunes que la
componen, según se vio anteriormente. Además, está situada equidistante tanto
de La Vega, como de
Moca”.[39]
Con Salcedo hubo un problema tan
grave en 1906, que en las Memorias al Congreso Nacional de 1907 el presidente
Cáceres tuvo que incluirlo en su informe. En el mismo dice que “ambas
provincias aceptaron la propuesta de acogerse a los límites señalados en el
mapa de don Casimiro Nemesio de Moya”, lo que en apariencia daba por terminado
el conflicto. Pero Salcedo ha seguido reclamando, y de manera irregular ha
ocupado recientemente el paraje vegano de Monte Plata, el cual había sido
dejado en Stand By por acuerdo ilegítimo entre el Senador de La Vega y el de
Salcedo, tras los asuntos relativos al sacudimiento cuando el Frente de Defensa
del Municipio hizo resolver el caso de Baitoa, ya tratado. Monte Plata es un
paraje perteneciente al Distrito Municipal Juan Rodríguez del municipio de La
Vega. Y lo ha hecho de manera tal, promoviendo el traslado de diversas casas
comerciales y estimulando la urbanización mediante la venta de solares
ensanchando así su municipio de Villa Tapia, que otrora fuera la sección vegana
de La Jagua, la cual le fue otorgada al crearse la provincia de Salcedo en
1952.[40]
Pero Salcedo permanentemente ha
tenido conflictos, tanto con Moca como con La Vega. El 26 de junio de 1907
demostraron que no estaba en disposición de acogerse a lo que se había acordado
respecto al mapa de Casimiro Nemesio de Moya, como le había comunicado al
presidente Cáceres, lo que resulta grave pues un compromiso acordado ante la
figura presidencial se supone debió por lo menos guardar las apariencias y
menos de seis meses después del informe del presidente de la república, dando
por terminado el conflicto, el gobernador vegano Jesús M. Céspedes comunicó al
Ministerio de lo Interior las dificultades encontradas al querer establecer los
límites entre Espaillat (Moca y Juana Núñez) y Salcedo, al igual que entre ésta
y La Vega, sugiriendo que se nombre una “Comisión técnica que se informe con
los vecinos sin que haya ninguna autoridad que intervenga a no ser los
ayuntamientos de ambas comunes”.[41]
El Ministro de lo Interior, Ml.
Lamarche García, informó al gobernador de La Vega sobre los límites de
Salcedo el 9 de julio de 1907, en respuesta al oficio de fecha 26 de
junio p.p., “que si a la llegada a Moca y a La Vega de los respectivos diputados
no quedan solucionadas las dificultades con que se ha tropezado en el
establecimiento de los nuevos límites entre La Vega y Salcedo, este despacho
propondrá en consejo al Poder Ejecutivo que sea nombrada una comisión técnica
que deje zanjados los inconvenientes”.[42] Por primera
vez se recibió una respuesta puntual de dicho funcionario, sin embargo, o no
llegaba nunca la comisión o no funcionaba, dado que el problema se mantenía
latente, pues en Salcedo había una agitación popular en torno a dicho problema,
manteniendo vivo el reclamo. Entonces La Vega estaba atrapada en tres frentes
simultáneos, cada vez más y más persistentes:
1. El reclamo de Salcedo para su ensanchamiento.
2. El
reclamo de Moca para que le otorgasen tierra vegana si creaba un distrito municipal
en la acera de Guanábano que legalmente le pertenecía, pero aspiraba a formarlo
con varias secciones rurales veganas.
3. El
justo reclamo de los habitantes de Guanábano de que elevaran esa sección al
rango de Distrito Municipal.
En 1925 estalló la crisis que venía
padeciendo Guanábano frente a las autoridades de La Vega, según se recoge en el
periódico El Progreso. Sucedió que, el Ayuntamiento de La Vega en
su inexplicable afán de mantener a Guanábano con el estatus de sección, convocó
a una Revista a sus habitantes supuestamente con la finalidad de escuchar las
opiniones favorables y adversas en torno al establecimiento del Distrito
Municipal de Guanábano. O sea, que nunca escuchó sus reclamos y ahora pretendía
maniobrar dándole larga a un asunto ya ampliamente debatido. La
gente no asistió. Se calcula que de casi dos mil personas que debieron asistir,
solo estuvieron presentes entre treinta y cuarenta personas, que temían ser
mul-
tadas si no asistían
según se les había amenazado. Los habitantes de Guanábano sabían que con el
ayuntamiento vigente no tendrían respuestas positivas y esperaban que fuera
cambiado para negociar con los nuevos ediles. Se amparaban en que don Doroteo
Rodríguez y Gumersindo Belliard (4.01.1955 Gumersindo Belliard fue síndico interino
de La Vega), autoridades mocanas, jamás los desampararían. Eran veganos de pura
cepa, pero estaban abiertos a la oferta de Moca, ante la negativa vegana.[43]
El lunes 2 de marzo de 1925 El
Progreso publicó el siguiente titular: “Se nos va Guanábano”. En el
caso de los guanabanenses, hicieron lo que todo poblador consciente tiene que
hacer cuando se cometen injusticias contra ellos. Independientemente del
sonsacamiento y las pretensiones mocanas, las autoridades municipales de La
Vega fueron las que precipitaron, con su falta de sentido común, la rebeldía de
los pobladores de Guanábano. Todas las personas sensatas de La Vega estaban al
tanto de la testarudez de las autoridades municipales, desconocedoras al
parecer de las responsabilidades que asumían, no podían prever las
consecuencias negativas de su actitud, de tal modo que posiblemente preferían
ver a Guanábano administrado por Moca, en vez de otorgarle a sus habitantes lo
que con justicia solicitaban. En este caso hay que reconocer que el fallo fue de
las autoridades veganas. La crítica del periódico estaba bien documentada sobre
la problemática de aquellos pobladores.[44]
Al día siguiente, el 3 de marzo, El
Progreso publicó este otro titular: “Algo más sobre Guanábano”. En
este momento se refería a una exposición al Congreso Nacional de los ciudadanos
residentes en Guanábano, que con sobradísimas razones solicitaban la
incorporación de esa zona a la provincia de Espaillat, municipio de Moca, ante
el obstáculo que representaban para su progreso las autoridades veganas, con
una actuación que dejaba mucho que desear.[45]
El periódico El Progreso fue
un testigo de La Vega de su época y se convirtió en parte de la conciencia
vegana, en un auténtico defensor de los intereses de su pueblo. Consideraba que
la indolencia del ayuntamiento era la que había creado y agravado el problema.
Efectivamente, Guanábano se habría quedado en La Vega si no hubiera sido por la
incapacidad de los ediles veganos de entender que Moca interpretaba mejor el
sentir de aquellos ciudadanos y que estaba dispuesta a luchar hasta el final
por lograr el objetivo de anexarse dicho territorio. No entender esa realidad
le salió muy caro a La Vega al perder una zona rica, altamente productiva
debido a la fertilidad de su suelo y a la gran laboriosidad de sus ciudadanos.
Esta situación replicaba en cierto modo la situación de la gran provincia que
fuera dividida en 1885, cuando su vastedad impedía administrar debidamente esos
territorios ante la situación de los gobiernos que tampoco atendían a la provincia
cabecera. Pero en este caso, un terreno cercano, una población que asumía a La
Vega como su pueblo, se dio cuenta de que quienes debían ser sus representantes
en el cabildo local, se constituyeron a propósito en una retranca para su
progreso. Y ponían por demás la ecuanimidad del gobernador Teófilo Cordero, que
al parecer no pudo tampoco convencer a los ediles de su craso error.
Empecinados como estaban los ediles
veganos de no ceder frente a Moca, ni de cara a los residentes del poblado de
Guanábano, una vez más recurrieron al Lic. M. Ubaldo Gómez Moya para que
repitiera lo mismo, pero que en este caso carecería de valor cuanto pudiera
repetir el distinguido jurisconsulto. Ya la cuestión no era un reclamo
limítrofe en sí, sino una aspiración de los habitantes de aquel lugar, que, de
haberse complacido, nunca se hubiera disminuido el territorio del municipio.
Tenían el problema en las manos, y se fueron a escarbar a la luna. En el caso
de Guanábano, hoy Cayetano Germosén, la habilidad de los mocanos se impuso
sobre la tozudez de los concejales veganos y perdió La Vega, porque si bien su
planificación fue con territorio de La Vega, en ningún momento alegaron les
perteneciera, sino que debía de resolverse el asunto de que de ambos lados de
la carretera había autoridades similares y que debía de resolverse dicho
problema a su favor aunque con otras secciones pertenecientes a La Vega, porque
ellos se consideraban muy estrechos y veían hacia lo externo buscando su
ensanchamiento. Pero todo ocurrió por la falta de visión de las autoridades
veganas. Lastimosamente, esto se repite hasta la actualidad.
“El informe de la Comisión puede
verse en la G. O. No. 1833, de fecha 23 de octubre de 1907.
El Honorable Ayuntamiento con estos
datos históricos apoyados en documentos, puede argumentar mucho en derecho,
para defender la integridad territorial de la Común.
Atentamente. M. Ubaldo Gómez. La
Vega, marzo 8 de 1935”.[46] Pero estaban total y radicalmente equivocados, debido a que ese no
era el camino a seguir, ya que se trataba de un asunto de índole diferente.
El
periódico mocano Ecos, del 31 de enero 1936, desmiente al Lic. Gómez
Moya y presenta su propia versión tomada de testimonios de ciudadanos
consultados por ellos.
No solo desmintieron al
jurisconsulto vegano, sino que alegan que su versión pasó tres kilómetros más
arriba de los límites antiguos que favorecían a Moca, y ahora por primera vez
aparece o asoma un reclamo territorial sobre las secciones veganas de El
Mirador, La Guama, hasta el arroyo Reparadero, en línea recta hasta la Sabana
de los Jiménez (Bacuí Arriba), pero es una aseveración totalmente falsa. Esta
falsedad está clarificada porque en la genealogía de la familia Hernández, el
señor “Juan José Hernández hijo de Domingo Hernández y Carmen De Los Santos
casó con Felipa Gil hija de Manuel Gil y Carmen Susana el 9 de febrero 1880 en
Bacuí, La Vega, República Dominicana”.[47] O sea, cinco
años antes de la creación de la provincia Espaillat, ese territorio era
indiscutiblemente vegano, nunca fue mocano. Las propiedades suyas estaban
establecidas justo en el cruce de la carretera de Las Uvas, que es Bacuí al
Medio, con la de Bacuí Arriba, que se llamada Sabana de los Jiménez. Lo que da
un mentís total a esos alegatos vertidos por el periódico Ecos.
Cuando se ejecutó la mensura
catastral del lugar, cada agrimensor midió lo que la gente viviente allí les
señaló, por lo que supuestamente se hizo una delimitación transitoria en lo que
el Congreso decidía. En definitiva, lo que planteaba Ecos era que
Guanábano satisfaría mejor sus necesidades perteneciendo a Moca.[48]
El Poder Ejecutivo ha designado una
comisión, ya muy tardía, cuando el problema ya tenía agotado su espacio de
negociación. Estuvo integrada por los senadores Lic. Porfirio Herrera y José
Fermín Pérez, y los diputados Horacio A. A. Febles y Abelardo Nanita para
estudiar la delimitación de las comunes entre las provincias de Moca y La Vega.
Los referidos legisladores, a
quienes el Poder Ejecutivo dispensa esa confianza plena, también demoraron el
asunto que requería de una decisión tajante, en preparar un proyecto de ley, en
virtud del cual el Congreso Nacional determinaría tan importante asunto. Sin
embargo, la gente de Guanábano ya decidida a romper con La Vega y aceptar la
oferta mocana, contribuyó a manipular toda información, capitalizó las
atenciones de dicha comisión, para inclinar la balanza, sugiriéndoles que
tomaran en cuenta la familiaridad entre las personas de uno y otro bando y el
hecho de que los propietarios de fincas del lado vegano eran mocanos.[49] En este aspecto, ante esta Comisión, La Vega quedó huérfana de
cabildeos.
Sin embargo, para sorpresa del
autor, aunque Guanábano y Las Guamas fueron cedidos a Moca, Las Uvas continuó
en La Vega, pero en la escuela de Las Uvas (Bacuí al medio) y otras aledañas,
todavía en 1997, se ponía la fecha en la pizarra como “Las Uvas, Cayetano
Germosén”, que es el nombre que definitivamente tiene el poblado de Guanábano,
ahora municipio de la provincia Espaillat. Peor aún, pues en 2007 una joven
residente allí confirmó que esa es la forma como escriben su dirección de
correos y que la compañía telefónica donde le da área local es en Moca y no en
La Vega, por lo cual se han quejado en Indotel, ya que sus actividades básicas
las realizan en La Vega. Todos estos son factores que conspiran contra la
unidad de la comunidad vegana.
Un cuarto frente se abrió sobre La
Vega. Otro viejo reclamo de una sección vegana, que languidecía por falta de
atenciones de su sede municipal y provincial. Y en este caso se dirigen
directamente al presidente Trujillo.
Los habitantes de Monseñor Meriño
elevaron al presidente Trujillo sus demandas; que el Ayuntamiento de La Vega no
escuchó. (La Jagua, hoy Villa Tapia, fue cedida a Salcedo al crearse
dicha provincia en 1952).
“Monseñor Meriño, junio 12, 1937.
Nadie se explica la razón por la cual el Ayuntamiento vegano ha olvidado por
completo a esta población, digna de mejor suerte, con lo que parece demostrar
que no pertenecemos al Ayuntamiento de La Vega, al no escuchar ninguna de
nuestras súplicas, a pesar de que no pueden ser más justas y humanas”.[50]
Las autoridades veganas, incapaces
de entender la terrible problemática de sus dependencias, no podían siquiera
asomarse a una posible solución. Los problemas podían estar en su patio trasero
y su miopía les impedía verlos. Al parecer sus intereses eran otros, totalmente
divorciados de las necesidades perentorias del pueblo que pretendían
representar. La ausencia de bacheos de calles, disecación de pantanos,
construcciones de zanjas para desagües y drenajes en general, demostraban su
incompetencia. Muchas veces los comerciantes veganos realizaban los trabajos,
unos les pasaban las cuentas, otros no, porque para cobrar se gastaba más
tiempo y dinero.
Exposición de
Hoepelman
“El 3 de enero del 1940 le fue
remitido al señor generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo Molina, Benefactor de la
patria, Jefe Supremo y Director del Partido Dominicano”.[51] En su larga
perorata abunda sobre los alegatos de Moca para crear en Guanábano con las
secciones de Hato Viejo, Zafarraya y La Rosa, de la Común de Moca y las de
Bacuí, La Guama, Las Uvas, La Rosa y El Mirador, desprendiendo estas de La
Vega, elevando dicho poblado a la categoría de Distrito Municipal, dependiente
o adscrito a la jurisdicción de la provincia Espaillat. Así, ni corto ni
perezoso, anexaba a su comunicación el proyecto de ley que debía someterse al
congreso para consumar el despojo que las autoridades veganas no quisieron
evitar cuando tuvieron la oportunidad.
Tramitan solicitud de Hoepelman.
Interior y Policía solicita aprobación Gobernador de La Vega. “No. 82 La
Vega, R. D. el 16 de enero de 1940 en el tercer endoso enviado por el
gobernador de La Vega al señor secretario de Estado de lo Interior y Policía,
sobre la erección de Villa Trinitaria en Distrito Municipal, les da una
respuesta contundente, pero de nada valió. Retornado el expediente tramitado a
esta Gobernación sobre el “asunto”.[52]
Dicha correspondencia generó una
respuesta puntual del gobernador de la provincia de La Vega, Elías Brache
Viñas. Esta respuesta del gobernador Brache Viñas era la respuesta y el
argumento contundente que los defensores de La Vega debieron argüir en sus
respectivos espacios en defensa de la integridad territorial de la provincia,
pero llegó muy tarde, cuando ya todo estaba consumado. En cierto modo
ratificaba la posición que sobre los límites había ya previamente informado el
jurisconsulto Manuel Ubaldo Gómez Moya. Pero ya nada de eso valía.
El diputado Hoopelman, quien tiró a
un lado las cuestiones limítrofes y se basó en explotar la posición que
manifestaban los habitantes de Guanábano, que con mucha razón estaban heridos
por la posición del Consejo Municipal de La Vega, instancia que les negaba
todos los derechos que Moca siempre estuvo dispuesta a otorgarles. Este
diputado retorció toda la información para beneficiar a Moca, en detrimento de
los territorios veganos, que nunca formaron parte de la provincia Espaillat ni
antes ni después de su creación, pese a las alegadas mediciones catastrales que
según los mocanos les favorecían y que no había tomado en cuenta el Lic. Gómez
Moya. El propio diputado caía en contradicciones en su discurso, pero se sabía
manejar muy bien confundiendo y haciendo afirmaciones muy atrevidas, con tal de
lograr beneficios para Moca en las funciones que se les habían encargado. En
los límites con Santiago y La Vega había entonces importantes casas comerciales
de uno y otro lado e interactuaban sin pretender una, asumir la otra. Incluso,
Santiago creó el municipio Guayabal Puñal y no intentó para nada tomar
territorios de La Vega, estando separados uno y otro territorios también por
una carretera y el propio río Puñal. Pero para los mocanos ese fue un argumento
mortal contra La Vega, y los únicos que tenían razón eran ellos. Lástima que cuando
todo esto sucedía con fuerza avasallante contra La Vega no había un vegano en
la Gobernación. Veamos: desde 1925 hasta 1933 el gobernador lo fue el
santiagués Gral. Teófilo Cordero Bidó y le siguieron el sureño Gral. Antonio
González, el puertoplateño Mayor Joaquín Cocco hijo en 1935, el banilejo Hernán
Cabral en 1936, los capitaleños Tancredo Saviñón en 1937 y el Gral. Domingo A.
Peguero en 1938, por breve tiempo cuando tomó posesión el vegano Elías Brache,
en junio de 1938 y duró hasta 1940.
Brache Viñas era hijo nada más y
nada menos que del licenciado Elías Brache hijo. Bastante cercanos a Trujillo
toda su familia, y dirigentes locales del Partido Dominicano. No temían en
decir la verdad, no disfrazó nada, dijo claramente lo que había que decir muchos
años atrás cuando se incubaba el despojo de dicho poblado. Y lo mejor que puede
señalarse es que era de origen mocano, pues su padre se había establecido en La
Vega, procedente de Moca, en el último tercio del siglo XIX y que su abuelo fue
de los firmantes y funcionarios de la inaugurada provincia Espaillat en 1885.
Nacido y criado en la actividad política en La Vega, al igual que sus demás
hermanos, demostró una objetividad poco común.
Expresó claramente cómo estas
decisiones habían despojado a La Vega de sus terrenos más fértiles y ricos,
pese a que nunca pertenecieron a ninguna otra jurisdicción que no fuera La
Vega. Y rebatió punto por punto cada argumento de los ideólogos del proyecto de
Ley que se le había enviado, y que no aprobó. Pero eso no importaba, la
decisión en las alturas ya estaba tomada de antemano. Quizás su respuesta
influyó para que solo La Guama como sección pasase al nuevo distrito íntegra,
pues fueron dejadas fuera los territorios de las comunidades de Bacuí (Arriba,
Al Medio y Abajo) y El Mirador, pero fueron fraccionadas La Rosa y Jábaba,
quedando divididas entre los dos municipios. Y desde luego, Moca ha continuado
sus reclamos sobre esas otras comunidades.
Tras esta cachetada a La Vega, se
aplicó el refrán de “a quien le dan una cachetada en público todos los demás se
aprovechan y le dan la suya”.[53]
Así que además de Espaillat (Moca),
Santiago (usurpó la sección de San José), S. Fco. de Macorís (apropió terrenos
veganos por Sabana Rey y Cenoví), Sánchez Ramírez (Fantino y ahora quiere Jima
arriba y San Bartolo, correspondientes al pequeño municipio vegano de Jima
Abajo para Fantino crear un distrito municipal), Salcedo (Villa Tapia y ahora
Monte Plata), todos se han expandido a merced de territorios veganos.
En correspondencia enviada a
Trujillo desde Moca el 22 de noviembre de 1960 le informaban de una
manifestación política que realizarían los pobladores de Guanábano para
agradecerle “la feliz incorporación de dicho Distrito al municipio de Moca”. En
definitiva, lo que trataban era adular a Trujillo, estimular su megalomanía,
quizás pensando en nuevos éxitos ante futuras reclamaciones. Habían tenido
éxito en una batalla que no sería la última. Ante las actuales generaciones el
texto de dicha correspondencia debía provocarles asco.
El lenguaje utilizado era el propio
del Partido Dominicano, al que pertenecían los organizadores, quienes actuaban
como activistas de dicha agrupación, partido único en el país de membresía
obligatoria. Y como siempre su programación incluía resaltar su petición de ser
declarado Benefactor de la Iglesia, en cuya demanda se encontraba enfrascado.
Según el programa esbozado, iniciarían con una salve en la iglesia de allí “por
la conservación y ventura personal de Su Excelencia”, pero resulta que en medio
del conflicto generado por la Carta Pastoral del 25 de enero de ese mismo año
los sacerdotes tenían prohibido efectuar ese tipo de actividades. Conocida la
respuesta del cura, lo acusaron de “ingrato y desleal”, pese a que no era su
postura personal como sacerdote, sino una disposición emanada del Obispado de
La Vega, al cual pertenecía dicha parroquia. La correspondencia enviada a
Trujillo está firmada por quien en ese momento era el gobernador provincial de
Espaillat, el Sr. Luis
Taveras Guzmán.[54]
Así como los arácnidos devoran a su
progenitora, en un festín que les permite crecer y llegar a la madurez para
adquirir por sí mismas sus alimentos, La Vega ha sido devorada por sus hijas.
Sin embargo, no era un asunto de sobrevivencia, sino de posesión y hasta de grandeza,
lo que las había animado.
Todas sus hijas pudieron captar lo
desvalida de la madre que apenas podía sostenerse a sí misma, aunque altiva y
orgullosa exhibe un aire de nobleza. Pero, lamentablemente, la nobleza es cosa
de los tiempos medievales y sus últimos reductos desaparecieron con los
principios de la Revolución Francesa, hay que situarse en nuestros tiempos y
pelear fuerte, sin esperar privilegios de ninguna clase, pero sí justicia,
yendo de manos con la verdad. El país es una república y constitucionalmente se
ha establecido que no puede ser una monarquía. Por lo tanto, las pretensiones
de “nobleza vegana” son solo poses incómodas, o lo fueron mientras existieron
los clubes exclusivos de los grupos “de primera”. Y se parece mucho a las lágrimas
derramadas por el último rey de Granada, cuando su madre lo increpó por
entender que “lloraba como mujer, lo que no supo defender como hombre”. Pero en
nuestros días hay que poner los pies sobre la realidad y ser pragmáticos. Las
autoridades debían ya ser autoridades verdaderas, no titulares gomígrafas.
Muchas veces las madres deben aprender de sus hijas y ponerse a tono con la
realidad. La Vega actual debe exhibir el orgullo de su integridad inviolada. No
dejar que los demás decidan sobre su territorio, sino decidir ella ser quien es
y mantenerse unida e incólume, ante sus vecinas e hijas, guardando con ellas
las más cordiales relaciones, pues lo cortés no quita lo valiente.
Autoridades
veganas:
Su misión de todos los tiempos es
defender con todos los recursos de la ley, la tradición y la unidad de los
veganos y de todas las comunidades limítrofes, aunque para ello haya que
recurrir al arbitraje del más alto tribunal de la nación y si aún éste se
parcializare, mantener la posición de indivisibilidad del actual territorio,
hasta las últimas consecuencias.
¡Hay que ganarse el favor de la
historia, y no sólo pasar por ella!
La Vega, 15 de marzo de 2007,
actualizado 29 de mayo de 2023.