Treinta años han transcurrido desde que un selecto grupo de catedráticos del departamento de Historia y Antropología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo tuviera la iniciativa de solicitar a las autoridades universitarias la creación del Instituto de Historia en la Facultad de Humanidades. Existía en esos docentes la necesidad de motorizar un movimiento de rescate de la historia nacional desde una perspectiva crítica, analítica y sin las manipulaciones doctrinales heredadas de los 31 años de dictadura trujillista. El momento escogido era el propicio para la labor, porque nuestra alma mater contaba con prestigiosos investigadores que, aunque formados en otras áreas del conocimiento, habían abrazado el análisis histórico como el eje vertebrador de sus estudios sociales. Asistíamos a unas décadas de la historia universitaria en las que la preocupación por hacer ciencia desde la perspectiva social constituía para los intelectuales de la época una necesidad y una obligación. Superar los mitos, aclarar hechos históricos tergiversados por la historiografía oficial, hurgar en los archivos nacionales y extranjeros eran, entre muchas tareas, propósitos que se habían impuesto nuestros recordados maestros y maestras.
No obstante, la labor de creación del Instituto de Historia no se circunscribió a organizar institucionalmente esta dependencia, sino que fue más lejos. Los pioneros de este instituto entendieron que el conocimiento que no se divulga, se pierde, por lo que además se abocaron a la tarea de crear el órgano de difusión de los trabajos de investigación que iban desarrollando. Así nació la Revista Ecos, que vendría a sumarse a algunas publicaciones periódicas relacionadas a estudios sociales y económicos dominicanos publicados por otras instituciones públicas y privadas.
La revista ha experimentado transformaciones importantes a lo largo de estos años. Innovaciones como el cambio de nombre, el formato de presentación y su indexación no hubieran sido posibles sin las orientaciones de la Dra. Reina Rosario. El mantenimiento de ECOS UASD como la única revista académica indexada de la UASD, ha sido el compromiso asumido por mí y todo el equipo de apoyo que, desde la vicerrectoría de investigación y posgrado y el decanato de humanidades, entienden la necesidad no solo de darle continuidad a esta labor, sino también de que en cada número que revise el lector sea patente el compromiso de calidad que, desde los primeros números impresos, asumieron los pioneros de esta publicación periódica.
En este número ha trabajado como editor invitado el profesor titular del departamento de Historia de América de la Universidad de Sevilla, Dr. Emilio Luque Azcona a quien agradecemos la dedicación y el empeño de sacar un número dedicado al análisis de las políticas públicas seguidas en las islas del Caribe en los siglos XVIII y XIX, cuyo título es “Orden e infraestructura en el Caribe hispano de los siglos XVIII y XIX”. Esperamos contar siempre con su colaboración.
La calidad de una revista indexada está sustentada, entre otras directrices, en la evaluación por pares ciegos. En esta ocasión contamos con la colaboración de investigadores de universidades latinoamericanas y españolas: Héctor Pérez Brignoli, catedrático emérito de la Universidad de Costa Rica, Antonio Gaztambide-Geigel, de la Universidad de Puerto Rico, Adrián García Torres, de la Universidad de Alicante, José María García Redondo, de la Escuela de Estudios hispanoamericanos del CSIC. Además, asistieron como evaluadores el catedrático de la Universidad del País Vasco Juan Bosco Amores y el profesor del Departamento de Historia de América de la Universidad de Extremadura Sigfrido Vásquez Cienfuegos. También contamos con la colaboración de investigadores nacionales, entre los que podemos citar a: Wilson Enrique Genao Núñez y Antonino Vidal Ortega, ambos de la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra. Damos las gracias también a los profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, María Filomena González Canalda, Neido Novas y Juan de la Cruz, por haber participado en la tarea de leer y evaluar los trabajos presentados en este número.
Reiteramos una vez más el compromiso de calidad que, desde el primer número de la Revista Ecos puesto a circular en el año 1993, hemos tenido quienes asumimos la tarea de dirigir el Instituto de Historia y contamos con que las colaboraciones de investigadores nacionales y extranjeros sigan creciendo para ofrecerle a los lectores perspectivas y análisis novedosos de los hechos históricos nacionales, caribeños y latinoamericanos en general.