El dossier Historia urbana en el Caribe
en los siglos XIX y XX reúne siete artículos que nos acercan a conocer más
sobre el patrimonio cultural de la región a partir del estudio de algunas
ciudades, en momentos diferentes y perspectivas de análisis distintas. Entre
los temas tratados se encuentran la política urbana, el diseño de las urbes, el
uso de las imágenes de las ciudades como un elemento de auto-representación,
los procesos de modernización y de expansión urbana, y los paisajes culturales
de la región. Complementan el dossier dos textos de distinta naturaleza que
amplían el espacio geográfico. El primero ofrece un análisis de un documento
histórico: “Descripción de la Plaza y puerto de Cartagena de Indias” (1805),
realizado por Eduardo Azorín García; el último es un comentario bibliográfico
de la Dra. Lizbeth J. Chaviano Pérez a la obra colectiva Globalización y
ciudad en el Caribe (1750-1870), coordinada por Emilio Luque Azcona.
El primer artículo es obra
de Gonzalo Ramírez
Sánchez. “La lucha contra
los incendios en La Habana antes de la creación del cuerpo de bomberos:
prevención, extinción y socorro (1763-1835)” abarca un amplio período en el
asistimos a una modificación la estructura de la sociedad cubana y su
composición demográfica. La Habana, que se erige como centro de las actividades
económicas en la isla, experimentó un aumento de la población, así como una
remodelación y ampliación de sus límites urbanos. El crecimiento de la
ciudad-puerto requirió que se habilitasen nuevos servicios para una población
en aumento que se agolpaba en calles angostas por las que transitaban cada vez
más carruajes y carretas con mercancías, en ocasiones enfangadas e inundadas
por las lluvias y las aguas vertidas por lo vecinos, que junto a la basura
tirada provocaba, además de insalubridad, un fuerte hedor; una ciudad que vio
levantarse casas y barracas sin planificación con materiales de fácil
combustión, como la madera, el guano y la paja, que contrataban con los
palacetes y otros edificios oficiales majestuosos. En este marco, el autor
analiza la gestión de las autoridades para prevenir uno de los problemas que
asoló en varias ocasiones La Habana: los incendios, que en la mayoría de las
ocasiones provocaron la alteración del orden público. Gonzalo Ramírez hace un
rápido recorrido de las reales órdenes, bandos y reglamentos que ayudaron a
mantener el orden y la extinción del fuego hasta desembocar en otras más
efectivas como el Reglamento
sobre Incendios de 1823 y la creación
del Cuerpo de Honrados Obreros y Bomberos de La Habana en 1835. Otro artículo
dedicado a Cuba es obra de Eduardo Azorín García. En “Arsene Lacariere Latour:
un ingeniero francés al servicio de las obras públicas en Cuba (1819-1831)” analiza
la figura, la cartografía y los trabajos realizados por Arsène Lacarrière
Latour. Animado por la política de la monarquía española, que desde 1815
auspiciaba la llegada a Puerto Rico y Cuba de inmigrantes blancos y católicos
que contribuyeran al progreso de la agricultura y del país, Arsene Lacariere
Latour se trasladó desde Estados Unidos a La Habana. Allí, las autoridades se
valieron de su experiencia para continuar con los proyectos de habilitación,
saneamiento y mejora urbana, y le encomendaron diversas obras públicas en
distintas ciudades, como la construcción de puentes en las cercanías de La
Habana y Matanzas, la pavimentación y el alcantarillado de La Habana. El
estudio minucioso de Eduardo Azorín finaliza dando a conocer el legado cartográfico
del arquitecto francés que incluye desde mapas de La Habana a planos del puerto
y bahía del Mariel o de distribución de las aguas del río de los Güines y las
plantaciones contiguas. La presentación de varios mapas y planos enriquecen
este texto. A este trabajo le sigue el escrito por el profesor Emilio Luque
Azcona, quien nos traslada a finales del siglo XIX con “Imágenes exportadas de
la Habana a través de sus tarjetas postales”. Se trata de un artículo
interesante en el que muestra no tanto la evolución de una ciudad sino la
imagen que de ella se quería ofrecer. Lo hace a través del examen de tarjetas
postales a lo largo desde los últimos años del siglo XIX hasta 1930. En este
sentido juega con la representación como un elemento/instrumento de autodefinición,
así como de construcción de imaginarios nacionales. El análisis de los
impresores y de los monumentos y espacios reproducidos le sirven al profesor
Emilio Luque para adentrase en una historia visual en la que se combina
política, representación, y cultura, manteniendo una tensión entre el pasado
colonial español y la herencia hispana, y la nueva situación política de la
isla. En este nuevo marco es interesante detenerse en el interés en mostrar el
progreso y la modernidad que anunciaban los nuevos tiempos. En territorio
colombiano el artículo de Nayibe Gutiérrez Montoya, “Riohacha, el ocaso de la
Fénix del Caribe”, analiza la ciudad de Nuestra Señora de los Remedios de
Riohacha, capital de la provincia de Riohacha, desde su creación a mediados del
siglo XVI al siglo XX. Situada en el departamento de La Guajira, su posición
estratégica la convirtió en un nudo importante en el comercio atlántico y en el
comercio intra-regional lo que hizo que su control se lo disputasen a lo largo
de la historia distintos grupos: indígenas, comerciantes, piratas, bandos
políticos rivales, entre otros. Así mismo, fue un espacio central para el
poblamiento de la región. La ciudad fue escenario de varios enfrentamientos y
de catástrofes naturales de los que en varias ocasiones pudo recuperarse, por
lo que también fue conocida como “La Fénix del Caribe”. Las descripciones de
viajeros, los planos de la ciudad y los mapas de la provincia ayudan a
comprender el valor de la zona y del asentamiento en particular.
El dossier contiene dos artículos
dedicados a la expansión de Santo Domingo en el siglo XX. El primero es el de
Marcos Prados Martín. Su trabajo, “Capital y dictadura: aproximación preliminar
al estudio de Santo Domingo desde la Historia Urbana (1930-1961)”, lo enmarca
en los estudios de historia urbana, ofreciendo un marco de análisis a partir
del cual examina el crecimiento de la capital durante la dictadura de Rafael
Leónidas Trujillo. Según el autor, Santo Domingo es un caso de estudio que
brinda la oportunidad para reflexionar sobre los fundamentos con los que la
historiografía urbana ha acometido el análisis las ciudades latinoamericanas.
Como es conocido, los años del trujillismo fueron clave en la historia del país
por varios factores. El que aquí nos concierne es el gran crecimiento
demográfico y económico que experimentó la renombrada como Ciudad Trujillo.
Enriquece el texto un rico aparato visual a la vez que le sirve de apoyo en su
análisis de las prácticas y la gestión urbana del gobierno para transformar la
capital, sin que ello
signifique que existiera
un plan urbanístico formal. Durante este período la ciudad se convirtió no solo
en la sede del poder político, sino también en un gran polo industrial que,
entre otras consecuencias, atrajo migrantes de otras zonas del país, amplió la
ciudad y transformó el paisaje. El texto del profesor Cristian Girault en su
estudio de la capital dominicana avanza en el tiempo hasta llegar a 2022.
“Santo Domingo. La trayectoria del desarrollo urbano y la expansión
metropolitana (1970-2022)” analiza los cambios demográficos de la República
Dominicana tras el asesinato de Leónidas Trujillo en 1961 hasta las dos
primeras décadas del siglo XXI. El autor analiza la expansión urbana de grandes
dimensiones de la capital dominicana a partir del examen de varios factores
demográficos factores económicos y políticos. Entre los primeros detalla los
cambios demográficos como consecuencia de las altas tasas de natalidad, el
descenso de la mortalidad, la llegada de trabajadores desde otras ciudades y
pueblos de la isla y desde otros países-. Entre los factores económicos y
políticos, que han contribuido al crecimiento económico y transformación
urbana, señala la estabilidad política, la cooperación económica y técnica internacional
y las políticas implementadas para modernizar el país que contribuyeron al
crecimiento económico, entre otras la puesta en marcha de proyectos
dinamizadores de varios sectores, principalmente del turismo, minería,
transportes, y telecomunicaciones. Esta política mantenida, e incrementada en
los últimos años del siglo XX, ha generado una expansión espectacular que en
opinión del autor está derivando en una metropolización de Santo Domingo, es
decir, la ciudad se está transformando en una capital cosmopolita en la que las
desigualdades sociales persisten y contrastan con el desarrollo.
El último estudio corresponde al profesor
Manuel Gámez Casado. “Conviviendo con fortificaciones. Sobre paisajes
culturales en el Caribe” reflexiona sobre el lugar que tienen las
fortificaciones en el imaginario histórico de las ciudades caribeñas e invita a
pensar en las políticas que deberán implementarse en los lugares patrimoniales
para su conservación. En el texto entrelaza patrimonio urbanístico y
arquitectónico con la gestión de su conservación. En su estudio se detiene en
Cartagena de Indias y Portobelo, ciudades en las que no sólo hay que tener en
cuenta su valor patrimonial, que las convirtieron en Patrimonio de la
Humanidad, sino también su patrimonio natural e inmaterial (bienes culturales).
Manuel Gámez llama la atención del desafío para desarrollar programas que
preserven su patrimonio (arquitectónico- material, natural e inmaterial) y
mantengan una de sus fuentes de divisas a través de un turismo sostenible.
En definitiva, estamos ante un dossier
interesante, original y novedoso en el que desde distintos planteamientos los
autores acercan al lector al campo de la historia urbana, una disciplina
atravesada por la demografía, la arquitectura, la cultura, la política y la
economía.