Eran los primeros meses del año 1959. Ignoraba, para entonces, las relaciones que el general Juan Tomás Díaz había tenido, cuando menos, en uno de las frustrados intentos por sacudir la tiranía sangrienta que ahogaba al pueblo dominicano. Así estuvo en contacto con Rafael Ellis Sánchez (Pupito) o ya con grupos de oficiales militares, como aquel que dejó comprometido a todo esfuerzo por la liquidación del déspota al héroe mártir Pedro Livio Cedeño, sobreviviente de las ansias de libertad que alimentaron, para sólo llevarlos a la tumba o al fondo del mar, a un grupo de oficiales idealistas. Pero lo cierto es que, en su connatural estado de cara seria y palabra de buen humor, iba descubriendo sus inclinaciones a la libertad.
Las referencias, según el estilo de citación de esta revista, están como notas al pie.
Derechos de autor 1999 Revista ECOS UASD
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